AURIGA MARIS
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La Crónica de Auriga Maris

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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty Las Vísperas Napolitanas (Pars Secvnda: Noche de sangre y fuego)

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:45 pm










[...]

La noche que fuimos atacados acabó por convertirse en un baño de fuego y muerte, dolor y sangre para muchos en Nápoles.

Interrogamos a nuestros prisioneros y estudiamos el anillo mágico que había sido usado para que el tipo que se identificó como Edward Spencer se hiciese pasar por Gordakus. El tal Edward, marinero alemán de Frankfut del Main de padres ingleses había llegado semanas atrás en un navío llamado El Vetusto que había abandonado por problemas con su capitán. Luego, anduvo buscándose la vida hasta que un tipo de aspecto depauperado y esquelético le había pagado para que se hiciese pasar por Gordakus y vendiese y comprase mercancías en el puerto de Nápoles, pero especialmente, para descargar la caja que estábamos transportando desde la alianza de Val de l’Orde hacia el Tribunal de Levante y llevarla a un almacén. El anillo, hecho de cobre, en sí resultó tener la capacidad de cambiar de imagen a voluntad del portador, pero no era de naturaleza hermética ni feérica, por lo que no tenemos claro su origen.

El otro prisionero era un napolitano, llamado Giorgio Benniti. Éste resultó ser un maleante de poca monta perteneciente a una banda de delincuentes que controlan un barrio de bajos fondos de la ciudad. El líder de esta banda se llama Peter McGregor, un alemán de Stuttgart de padre escocés. Le persuadimos para que hablase, pero no obtuvimos demasiada información pese a ser lo suficientemente insistentes como para acabar lleno de sangre, sin embargo, supimos que la banda de McGregor tenía en su poder a Gordakus. Anwynn ideó un plan, para simular que el tal McGregor rescataba a nuestro prisionero y preparamos su huida, mientras Anwynn, Pèrle y yo, esperábamos invisibles en una chalupa atada al barco. Mientras esperábamos, se hizo un agujero en la chalupa que casi nos hunde. Los sonidos que proferíamos Anwynn y yo estaban silenciados por la magia de nuestro disfraz, por lo que Pèrle y yo no supimos que, el motivo del agujero había sido que, en un intento por aligerar su peso en la barca, el hechizo del merinita había salido muy mal y se había hundido en la bahía. Pero nosotros, al no poder verle ni comunicarnos, no lo supimos y el Maestro Anwynn se ha enojado mucho con este asunto pues cree que le negamos nuestra ayuda.

Samael, con el aspecto de McGregor liberó a Benniti y le llevó a la orilla y pagó a un tipo para que le llevase a la guarida, con la orden de que condujesen a Gordakus, luego, Samael regresó al Odín, supuestamente a saquearlo. Nosotros, seguimos al tipo, que se quedó en el rellano de una casa, donde el otro le dejó y se marchó. De la casa salió un hombre y hablaron para, pocos instantes después, irse del lugar. Seguimos a éste que anduvo hasta otra casa, donde habló con una mujer, la cual, fue a curar al bandolero herido mientras el otro se marchaba a una taberna. El maestro Pèrle y yo nos habíamos separados hasta que nos encontramos de nuevo en la casa en cuyo rellano se había quedado el herido, que ahora se lo había llevado la mujer. El otro tipo regresó y, pensando que allí podría estar Gordakus, entramos y matamos a los dos hombres que allí había. Aunque registramos el lugar, no encontramos pistas de Gordakus. Para disimular el crimen, quemamos la casa y permanecimos expectantes a los curiosos con la buena fortuna de que, uno con aspecto sospechoso, nos condujo a otra casa, esta mucho más grande.



Aquí entramos y también dimos cuenta de los bandoleros de su interior, que eran muchos más, alrededor de la veintena, los cuales fueron rápida yterriblemente vencidos por los poderosos ataques del Maestro Pèrle mientras yo aguardaba con la ventura de encontrar a Gordakus o al jefe de la banda. Entre los últimos en salir estaba el propio Peter McGregor a quien yo reduje hiriéndole en la pierna. Ahora amanecía, volviendo nuestras imágenes. McGregor nos reconoció y se decidió a colaborar después de ver que un hombre con aspecto delicado y un celta semidesnudo cubierto de sangre con una espada en la mano habían masacrado a sus hombres. Nos dijo donde estaba retenido Gordakus y el Maestro Pèrle fue allí, pero no estaba nuestro comerciante, por lo que decidimos llevarnos a McGregor a nuestro barco con la intención de interrogarle después de quemar también esta casa y aquella en la que había estado Gordakus.

De vuelta al Odín supimos que el maestro Anwynn había corrido grave riesgo al hundirse con gran peso en el fondo de la bahía (lo que había causado el agujero en nuestra barca) por un fallo en su impredecible magia feérica pero que había conseguido salir del problema y que Ofelia le había intentado ayudar. El merinita había acudido al lugar donde tenía que encontrarse el supuesto Gordakus con su contacto y, aunque albergábamos la esperanza de que éste fuese el individuo que estaba detrás de todo aquel asunto, fue una mujer contratada la que contactó con él. También la retuvimos e interrogamos. Su nombre es Lucrecia y ha hecho trabajos diversos para el clero y los nobles de la zona.

A ésta fue un hombre grueso quien la había contratado, mientras que a McGregor le había pagado un joven apuesto para que nos mandase el mensaje y nos tendiese una emboscada. Nos estaba quedando claro que el tipo en cuestión era un experto en cambiar su imagen. Al final, no conseguimos localizar al individuo, dado que, supuestamente, era esta mujer quien debería pagar a Spencer y a McGregor por sus trabajos.



McGregor siguió siendo razonable y colaborador. Habló y nos contó cuanto sabía, así como la ubicación exacta del almacén donde, supuestamente, estaba nuestra caja que nos había sido robada. Fuimos allí con una escolta mientras Ofelia y Samael se acercaban a Capri para conseguir obtener información del anillo sin ojos curiosos. Como había demasiada gente en el puerto y no nos convenía llamar la atención, regresamos al almacén con McGregor, quien nos dio acceso al almacén. Allí estaba Gordakus, sano y salvo pero hambriento pero no nuestra caja. Los hombres de McGregor nada sabían de la caja y no estaba allí cuando ellos habían llegado con Gordakus.

Dada la actitud de McGregor y, con la intención de evitar más muertes, le ofrecimos que se uniese a nuestra alianza. Rehusó, pero conseguimos establecer una alianza con él, a modo de trato de negocios. Y nuestro primer encargo fue localizar la caja así como seguir y vigilar a la mujer llamada Lucrecia a la que decidimos también liberar. McGregor juró guardar nuestro secreto y le dejamos claro que, si nos delataba, no tendríamos de nuevo piedad de él.

Enviamos a nuestros barcos al sur, a Salerno, con la intención de disimular nuestra marcha, y por la noche, Anwynn cambió el aspecto del Wulfzee, donde nos quedamos.. Gordakus se recuperó del disgusto lo suficiente como para descubrir que los tratos comerciales que el impostor había hecho habían causado grave daño a nuestras cuentas. Y no era eso todo, sino que al hacer el recuento de la marinería, descubrimos que nos faltaba un hombre de la tripulación del Odín, el cual nos avisaron que se había comportado de manera muy extraña desde que habíamos partido de Barcelona. No nos costó deducir que, el marinero desaparecido era el propio tipo que nos estaba causando tantos problemas y que con tanta facilidad cambiaba de aspecto.

Gracias a los maestros Anwynn, Ofelia y Samael sabíamos que el hombre cuya conexión arcana era el anillo, se dirigía hacia el norte de Nápoles, a buen paso a caballo y, McGregor nos trajo nueva información Por lo visto, los hombres de un comerciante local llamado Florenzo Rovere habían sacado la caja del almacén donde habíamos encontrado a Gordakus. Fuimos a hablar con él Samael, Pèrle y yo, mientras Anwynn y Ofelia vigilaban nuestro bajel con nuestro prisionero. El comerciante nos pareció honesto y colaboró con nosotros rápidamente, contándonos que él había comprado la caja a otro mercader napolitano llamado Gino D’Averagine por el equivalente a veinte libras inglesas de plata y el contenido de la caja era el de una armadura antigua y que él la había vendido a un mercader de objetos antiguos llamado Lorenzo D’Asforza. Nos acompañó a hablar con D’Averagine, quien tenía claro que había hecho algo fraudulento pero, como buen mercader, pretendía sacar sólo beneficios sin preocuparse por las leyes, y era sabedor de que el propio almacén era usado por una banda de bandidos y ladrones local. Había adquirido la caja a un hombre de aspecto oriental y de tez oscura quien le cambió la armadura por un caballo. Fuimos entonces a buscar a D’Asforza, pero éste era un mercader de Capua, por lo que se había marchado.



Tras deliberar, nos pusimos en marcha con el Wulfzee hacia la ciudad de Capua, algunas leguas al norte de Nápoles otra de las muchas ciudades que tiene Italia, llena de palacios, ruinas romanas y mucha actividad de mercaderes y comerciantes. En Capua tuvimos una mala noticia, que fue que la caravana del “signore” D’Asforza había sido asaltada por bandidos y masacrados. Como supimos gracias a la magia de Anwynn y Ofelia que el hombre se estaba marchando hacía el este, decidimos separarnos para unos buscar la caja y, otros, tomar unos caballos y partir en busca del indivíduo prestamente. Los maestros Pèrle, Anwynn y Ofelia con unos custi por un lado y Samel y yo con el resto de la turba por el otro. El grupo que de la persecución, los tres maestros conditori le alcanzó en la ciudad de Benevento, otra ciudad italiana con muchas ruinas romanas. Pero aunque encontraonla montura, había huido de la taberna, quizás ante nuestras propias narices, aunque intentaron descubrir si, por azar, alguno de los que estaba en el local tenía puesta alguna ilusión pero lo único que encontraron fue un tenue rastro de magia en el lugar. Intentaron de nuevo localizarle en los alrededores pero el esfuerzo de Ofelia le causó un desmayo. Llevaban muchos días sin dormir ni descansar apropiadamente, especialmente ella (y Samael), así que Anwynn y Pèrle la dejaron descansar unas horas dado que habían perdido a la presa una vez más. Al amanecer, tuvieron más suerte, pues la magia de Ofelia consiguió ver al individuo, que había acampado en algún lugar en las cercanías del río y pudo observarle justo cuando, en el orto, su imagen se desvanecía, dejando ver su verdadero aspecto y no el disfraz ilusorio. Se los describió como una figura encapuchada con una túnica de amplias mangas que no dejaban ver sus manos y que, justo después, volvió a cambiar su aspecto.

Estaban cerca, muy cerca. Si le capturaban a él, resolveríamos los misterios que nos estaban asaltando y podríamos recuperar la caja probablemente así como descubrir el por qué de toda aquella retorcida conspiración contra nosotros. Pero aún no estaba en su poder.

(CONTINVABIT...)
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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty Las Vísperas Napolitanas (Pars Tertia et vltima) Persecuciones en la Campania

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:45 pm




[...]


Mientras tanto, Samael y yo nos quedamos en Capua, con la intención de encontrar la caja con la armadura.


Para eso, nos informamos y fuimos a ver al alguacil de la ciudad. Nos costó hablar con él, y sólo con sobornos pudimos entrevistarnos. Nos hicimos pasar por “El Conde de Pembroke, sobrino del Rey de Inglaterra y su séquito”. Le explicamos que nos había sido robada una propiedad que estaba siendo transportada por el difunto comerciante D’Asforza. Tuvimos que recurrir de nuevo al soborno para obtener la información y nos contó que sabía de una banda de bandidos cuya base estaba cerca de Teano y que, probablemente, ellos habían sido los asaltantes de la caravana.


Con una fuerte escolta armada nos fuimos a Teano, en busca de esa banda. En Teano Samael intentó contactar con la banda por una parte y buscó información en la comunidad judía local por otra. El rabino de la ciudad le dio un nombre y fue a hablar con esta persona. De nombre Marco Antonio, un anciano decrépito pero que parecía estar muy al tanto de las actividades del jefe bandido hasta el extremo de negociar en su nombre la venta de la caja que, nos confirmó, tenía en su poder. Por supuesto, nuestra plata era una ilusión mágica, por lo que les iba a salir el negocio muy caro. Nos dijo donde recoger la mercancía, en un pueblo cercano y fuimos para allí.


Por su lado, los magi conditori seguían su persecución del tipo quien, de alguna manera volvía a tener una montura y se alejaba veloz de ellos. La pista era poderosa, gracias a la magia del maestro Anwynn que se transformó en perro y rastreó el camino, pero, finalmente, le perdieron en una ciudad, entre la multitud del mercado.


Nosotros, Samael y yo, salimos de Teano hacia el pueblo donde esperábamos poder encontrar efectivamente nuestra caja con la armadura. Antes, emboscamos a un hombre que nos había perseguido desde Capua, que resultó ser un espía del alguacil, que esperaba que le pagásemos lo acordado. Por supuesto, este espía no regresó.


En el pueblo que nos dijeron, fuimos al lugar acordado, una taberna y dimos la prenda que se esperaba de nosotros en nuestro trato con el viejo Marco Antonio. Así pues, nos entregó nuestra caja, que contenía, en efecto, una vieja armadura franca de bronce. Ahora en nuestro poder y escoltada por nosotros y nuestra turba, regresamos al Wulfzee con nuestra misión cumplida.


En Capua ya se nos unieron los maestros conditori, ellos sin su presa. El resbaladizo individuo había conseguido escapar, quedando nosotros ante la duda de su identidad y motivaciones. Ya sin nada más que hacer allí, volvimos a Nápoles.


En Nápoles contratamos a la mujer llamada Lucrecia para que se uniese a nuestra alianza, cosa que hizo de buen grado. Por otro lado, tuvimos que tomar una decisión sobre McGregor. Todos pensábamos que era un aliado útil, pero también un enemigo peligroso. Sabía demasiado sobre nosotros y nuestras naturalezas mágicas y nuestra flota. Ante la duda, y dado que no deseaba unirse a nuestra alianza, no tuvimos más elección que eliminarles. Le hicimos reunir lo que quedaba de su banda a los que adormecimos con vino para, luego, ocuparnos de ellos. Fue rápido e incruento y lanzamos sus cuerpos en alta mar, de camino a Salerno, donde nos reunimos con Gordakus para poner rumbo a Tierra Santa y el Tribunal de Levante.


Aunque eliminamos la mayor parte de testigos y ajustamos cuentas, habíamos perdido a dos miembros de la tripulación, así como un inmenso gasto en plata y daños a nuestros negocios comerciales. Además, un mago fue herido por saeta y, todos, corrimos un gran peligro. Toda Auriga Maris estaba muy disgustada. Nuestra tripulación estaba inquieta. Por suerte, el maestro Samael nos puso al tanto, y los magi conditori convinieron dar una recompensa, en forma de paga y brandy de uva.


La armadura misteriosa y con poder feérico estaba de nuevo en nuestro poder, pero el conspirador había escapado. Seguimos sin saber el porqué de todas estas tribulaciones en Nápoles y las otras ciudades cercanas





Dewydd ab Glydwr ex Miscelanea
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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty En Tierra Santa (Pars Prima: La Alianza de Tiberíades)

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:46 pm


5 de Octubre de 1221AD, 1360 AA.





El viaje hasta Levante transcurrió en calma, ahora recuperada después de los hechos en Italia. No obstante, la tensión se podía respirar todavía, dado los problemas que habíamos tenido y las acciones que nos habíamos visto obligados a llevar a cabo. El verano en el Mediterráneo estaba siendo más suave que el del año anterior, incluyendo alguna tormenta estival suave. Así que, finalmente, llegamos a la ciudad de Acre.



San Juan de Acre es la actual capital del Reino de Jerusalén, un reino de cristianos latinos establecido después de la Primera Cruzada. Los Santos Lugares de los cristianos habían sido recuperados de las garras de los infieles musulmanes por la vía de la fuerza, manu militari, y muchos de los cruzados, mayoritariamente francos, se habían instalado allí, creando feudos y reordenando las ciudades. Es un país de rico comercio, cruce de caminos entre Europa, Asia y África y tiene muchos núcleos urbanos, algunos de miles de años, según se dice, anteriores a romanos y a griegos, así como un lugar de milagros y hechos divinos del Dios del Libro. El Puerto de Acre es hermoso, como la ciudad, que está muy protegida por murallas, torres y fosos, así como fortalezas. Una parte del puerto es de uso exclusivo, creo que para venecianos, y está defendido por una cadena que cruza la ensenada. Hay muchos navíos aquí, incluyendo innumerables galeras venecianas, genovesas, pisanas, catalanas o sicilianas. También hay cocas y otros bajeles, pero pocos tan grandes como los nuestros.

La ciudad está hecha con casas de techo plano o abovedado, de paredes encaladas y es hermosa. Tiene torres y campanarios, y varias fortalezas que exhiben las banderas de las Órdenes de Caballería. Templarios, teutónicos, hospitalarios... sus estandartes se mezclan con los del reino y con los de las muchas naciones presentes, sobretodo por la actual Quinta Cruzada. Sabemos que ha concluido, que el ejército está regresando, lentamente y que los éxitos militares han sido pocos y breves y más los fracasos y derrotas.




Aquí gobierna Juan de Brienne, regente y padre de la Reina Isabel, de sólo diez años. Los infieles tiene prohibido su presencia en Acre y hay siempre, de noche y de día, mucha gente y chusma en la calle. Juan está con el ejército cruzado, así como los maestres de las órdenes, que son los capitanes de estas. Acre había sido reconquistada por Ricardo I Plantagenet, el Corazón de León, hermano de Juan Sin Tierra y tío del actual Rey de los Ingleses, y la convirtió en la base de su ejército en la Tercera Cruzada.

Nuestra llegada a aquel lugar, con sus innumerables iglesias, hizo que el Maestro Anwynn se encontrase mal la mayor parte del tiempo, al menos, hasta que nos alejamos. Contratamos a un guía local para que los llevase a Galilea, a la Alianza de Tabariyyah, cerca del mar de Tiberíades. Con dos carros, una escolta de nuestra turba de veinte hombres, nuestros custi y la caja que traíamos desde Val de L'Orde, nos pusimos en camino cruzando la tierra llamada Galilea. Según me han contado, fue aquí y en otras tierras cercanas donde Jesús, al que llaman el Cresto, hizo milagros y, también, es lugar sagrado tanto para judíos, como musulmanes y cristianos que es el motivo de tantas guerras y tribulaciones.

Poco antes de llegar a Nazaret, vimos una polvareda al sur. Podría ser tanto una tropa como un rebaño grande, no lo sabíamos, pero pese a ello, acampamos a las afueras de la ciudad, para evitar que Anwynn se sintiese mal por el aura local, que parecía afectarle mucho.

Continuamos al día siguiente. Ahora la polvareda nos había adelantado, aunque no habíamos tenido ningún problema y llegamos al sitio que llaman Tiberías, en la ribera del lago de Tiberíades, una zona fresca y fértil, lejos de las calusorsa y polvorientas colinas de Galilea. Luego, remontamos la ribera hacia el norte hasta que encontramos un campamento de tiendas que aquí llaman "haimas" de bonitos colores. Tres guardias nos dieron el alto y Pèrñe les saludó en latín. Uno de ellos reconoció nuestro saludo y nos llevó hacia el campamento, que era, como se nos había dicho, el lugar de la alianza.

La alianza de Tabariyyah está compuesta enteramente por estas tiendas, dispuestas sin ningún orden que fuese evidente. Por lo visto viven del comercio, especialmente de una fruta de unas palmeras que se llaman "dátiles" y que es casi tan dulce como la miel de las abejas. Allí nos recibió una mujer, de aspecto muy similar al de Amor ex Merinita de Val de L'Orde pero mucho más morena. Su nombre era Amor ex Merinita, y era filia de la misma mater que Odio.


Odio nos dio la bienvenida y, aunque su comportamiento era extraño, aceptó la caja con su contenido. Nos reunimos con los otros dos miembros presentes de la alianza, un hombre muy serio y de aspecto sereno llamado Arsenicus ex Merinita y una criamon, llamada Lillium filia Gied, que parecía ser capaz de remontar su linaje hasta el fundador de la Casa Criamon. Supimos que la armadura iba a ser estudiada por Lillium y por Amor, pero ambas parecían extrañas, tanto en su personalidad como en su comportamiento. Negaron conocer los motivos por los que fuimos atacados en Nápoles y pero era evidente que tenían muchos problemas con la Casa Mercere. Se hicieron varias conversaciones a varios niveles, aunque no se llegó a mucha cosa concreta. Habiendo cumplido nuestra misión, regresamos a San Juan de Acre sin, por fortuna, tener ningún conflicto... hasta que regresamos a la ciudad salvo Samael, que tenía pensado quedarse un tiempo en aquellas tierras y reencontrarse con nosotros en el norte varios meses en adelante.



Los hechos que ahora relato, no los puedo contar por lo que vi, sino por lo que me fue contado dado que yo no recuerdo nada así que, querido lector, hablaré de mí en estos temas en tercera persona, para evitarte confusión.

En Acre y cuando los barcos se disponían a levar anclas, Aeron, el custus de Dewydd avisó de que su amo, el galés ex Miscelanea, no se encontraba a bordo. Por lo visto, mientras cruzaban la ciudad y a la altura del mercado, Dewydd había ordenado a su custo que prosiguiese, mientras él se perdía en la multitud. Ahora Dewydd estaba desaparecido.

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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty En Tierra Santa (Pars secvnda et vltima: el misterio de las palomas)

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:46 pm















Enfadado por la desaparición de Dewydd, el Maestro Pèrle, con Gordakus y Lucrecia y una escolta, fueron en su búsqueda al mercado, pero no le encontraron. En su lugar tropezaron con una muchacha muy joven, una niña de ricos ropajes que resultó ser la Reina Isabel de Jerusalén. La reina se había escapado de su comitiva, que no tardó en alcanzarla. Pèrle, Gordakus y Lucrecia hablaron entonces con Juan de Ibelín, Rey de Chipre, señor de Beirut e Ibelín y uno de los nobles más poderosos de este lado del mundo. Al saber que eran comerciantes y poseían barcos, le pidió que fuesen a verle al palacio, para encargarles un trabajo. Luego se fue, con la comitiva y los miembros de la alianza pidieron más gente para seguir buscando a Dewydd.

Poco después, uno de los marineros se encontró con Pèrle, Gordakus y Lucrecia y les contó que le había encontrado, pero que estaba muerto, en un callejón del Montmusart. El Montmusart parece ser el barrio de gentes bajas y pobres de la ciudad. Pèrle y los demás encontraron al alguacil, Hugo de Haifa y su ayudante inspeccionando el que, en efecto, era el cadáver de Dewydd, cuyas posesiones habían desaparecido y presentaba una herida en el pecho, a la altura del corazón. El Flambeau, enfadado, exigió que se encontrase al culpable y, luego, se hicieron cargo del cuerpo, que llevaron hasta el Odin. Ya en el barco, reunieron a sus sodales y llamaron al médico, Jean de París, quien inspeccionó el cuerpo. Dijo que la puñalada había sido asestada después de muerto y que no era la causa de la muerte, la cual no pudo determinar. Usando la magia y los objetos mágicos que tiene la alianza, descubrieron que el cuerpo no parecía ser el de Dewydd realmente, sino que había sido hecho con magia.


También consiguieron establecer una conexión arcana usando el propio cuerpo, y Ofelia vio a una mujer en una cueva. De alguna manera, aquella mujer notó que era observada y veló el hechizo, destruyendo a su vez, el cuerpo del supuesto Dewydd que se hundió en el puerto de Acre.



Al día siguiente, visitaron al rey de Chipre, Juan de Ibelín, en el castillo real de Acre. Allí éste les pidió que llevasen una carta al rey de Inglaterra, dado que sabía que tenían grandes barcos y provenían del Norte de Europa. Accedieron, pero en lugar de aceptar pago en forma de plata, le rogaron que les ayudase en su investigación sobre el asesinato de su compañero, Dewydd. Por supuesto, no dijeron en ningún momento que eran magos y que sabían que el cuerpo del asesinado era falso y que sabían que no era en verdad éste y el rey accedió. Pocas horas después, un emisario de Juan de Ibelín se presentó en el barco. Su nombre era Godofredo de Trípoli y les dijo que los contactos del rey en la ciudad le habían informado de que el alguacil no estaba investigando las más de tres decenas de asesinatos acaecidos en los últimos meses en el Montmusart. También que iba con frecuencia a una taberna llamada La Estrella de Ishtar, en el propio Montmusart, normalmente de noche y que, según aquellos contactos (o sea, espías del rey), pensaban que había alguna amante del alguacil allí porque se habían hecho algunas fiestas con muchas prostitutas.



Con esta información, intentaron los magi obtener más pistas en la propia taberna, primero enviando a Gordakus de Hamburgo y luego, a Lucrecia. Sin embargo, en ningún caso fueron buenos los resultados. Con Gordakus el tabernero, negó que se hiciesen fiestas y no quiso aceptar soborno del mercader, con Lucrecia, el tabernero le impidió la entrada y se mostró muy desconfiado ante el hecho de que ella mencionase en nombre de Hugo de Haifa, el alguacil, pero no mostró extrañeza ante el nombre en sí.


Mientras, en el barco, de nuevo con la ayuda de Ofelia y la asistencia de Anwynn, lanzaron una vez más el hechizo, esta vez usando una prenda de vestir del ex Miscelanea desaparecido que estaba dentro de su sancta. Ahora, Ofelia vio de nuevo una cueva, pero vio al propio Dewydd, con sólo un taparrabos y rodeado por gente que picaba en la cueva, laborando un túnel que él ayudaba a sostener con enredaderas y plantas fuertes. El propio Dewydd estaba vivo, pero en extremo de aspecto fatigado y pálido y, muchos de los que le rodeaban no parecían estar vivos, sino medio descompuestos, con la carne ya consumida y en putrefacción, pero activos y trabajando.



Llegó la noche, así que todos tuvieron confirmación de que Dewydd vivía, comenzaron a vigilar la taberna. Primero fue Anwynn, quien, invisible, estuvo atento al lugar y vio como varios hombres llegaban, con aspecto y actitud sospechosa a la Estrella de Ishtar, entre ellos, el alguacil, Hugo de Haifa. Avisó a los magi y allí se reunieron, aunque, para entrar hicieron venir a la guardia de la ciudad, usando su magia para simular que algo pasaba dentro. La guardia, aunque entró por la fuerza, no encontró a nadie en la posada y, al reconocerla como la Estrella de Ishtar, propiedad de Pedro de Sidón, se limitaron a marcharse. Per los magi continuaron sus investigaciones allí.


Encontraron una escalera que iba al sótano, muy por debajo en el suelo de tierra. Allí, entre un montón de ropas, armas y otras pertenencias entre las cuales había gran cantidad de un tejido que llaman papel y que se parece al papiro, estaban las posesiones y ropas de Dewydd. Y, junto a este lugar, una puerta de la que se oían voces y se perfilaba luz por debajo. Entonces, sin dudarlo, los magi y su escolta allí entraron encontrando a media docena de hombres además del tabernero, Pedro de Sidón y al alguacil, Hugo de Haifa. La habitación tenía columnas de mármol, así como una fuente de agua fresca, un altar con una estatua de una extraña divinidad femenina y muchas alfombras y almohadones por los suelos.



Ahora, con los hombres detenidos y usando una mezcla de magia y amenaza física, los magi de Auriga Maris sacaron la información a los hombres. Por lo visto era un culto de adoradores de un ser al que llamaban Ajarishtar y que era una servidora de una diosa antigua llamada Astarté pero que había sido abandonada en aquel sótano de un viejo templo fenicio hacía muchos siglos. Ajarishtar, según ellos, se disponía a establecer un nuevo orden en la ciudad, destruyendo clérigos y cruzados por igual elevando a los cultistas al rango de príncipes. Además obtuvieron respuestas concretas, como que Dewydd había sido capturado usando un objeto mágico que potenciaba la magia de Ajarishtar y que ésta le había transportado a un lugar de Judea llamado Maresha, donde, según ella les había contado, había una poderosa fuente de magia que usaría para elevarse sobre la ciudad y dominarla. Para dominar a los hombres, los sometía sexualmente, apareándose con ellos tras secuestrarlos con su mirada por la ciudad y, luego, creaba un cuerpo idéntico con el que eliminar sospechas de misteriosas desapariciones de modo que aquello era lo que había pasado con Dewydd.


Una vez con todas las respuestas, los magi ejecutaron a los cultistas y hablaron con el Rey de Chipre, quien ya había descubierto por su lado que Hugo pertenecía a un culto herético.


La flota de Auriga Maris partió entonces para Jaffa, para dirigirse desde allí a Maresha. Alquilaron un guía y un carro y, con una ligera escolta, marcharon hacia el este, a las colinas de Judea con la mala fortuna de cruzarse con el grueso del ejército cruzado que iba hacia el norte. El rey de Jerusalén, Juan de Brienne, al pasar cerca del carro, golpeó en la cara a Pèrle al que llamó descarado por no inclinarse a su paso, quien tuvo que contenerse para evitar un gran combate entre los magi y el gran ejército. Por suerte, los cruzados que iban con el rey y que parecían grandes caballeros, hicieron que Juan de Brienne cesase en su actitud y pudieron proseguir la marcha en la que sólo se cruzaron con dos monjes que inquietaron mucho a Anwynn, uno de los cuales se llamaba Francisco y era de la ciudad italiana de Asís.


Una vez en el valle de Maresha encontraron una aldea vacía, con varias tumbas recientes y una vieja ciudad greco-romana en ruinas. Con la magia de Ofelia y, gracias a un palomo que había traído desde Acre y que perece ser que se ha encariñado con ella, descubrieron que había muchas palomas cerca, saliendo de agujeros en unas rocas de las colinas cercanas. Allí encontraron unas escaleras de piedra que se adentraban en el monte de roca caliza, en unas cavernas que parecían, en gran medida, hechas por la mano del hombre. Bajaron y encontraron las palomas que Ofelia había visto usando su magia desde Acre, puesto que aquí parecían vivir en inmensos columbarios excavados en la propia roca y decorados.


Mientras avanzaban, fueron atacados por algunos muertos vivientes, que fueron rápida y fácilmente vencidos por los magi. Así que, después de un rato de caminar por los laberínticos túneles, encontraron una gran caverna, donde estaba la criatura que se hacía llamar Ajarishtar, que era una bellísima mujer de vaporosos ropajes; con una multitud de esclavos, vivos y, en su mayoría, no muertos. Dewydd, ausente y distante, como si su mente estuviese totalmente velada, estaba entre ellos.


La mujer y los magos no intercambiaron muchas palabras y, ella, tomó una forma demoníaca, mitad ave de presa, mitad mujer con una espada de bronce. Combatieron con ella y la vencieron con facilidad dado que, por algún azar de su naturaleza infernal no parecía poder afectar ni a Ofelia ni a Pèrle, aunque sí al Maestro Anwynn a quien parecía poder aturdir con su mirada.


Una vez vencida, los muertos vivientes cayeron al suelo, aunque los pocos vivos, incluyendo Dewydd, seguían aturdidos y sin responder a estímulos. Ella les tentó con compartir su poder y les contó su plan, que consistía en usar la magia de un viejo templo de Afrodita de aquella ciudad para crear una titánica tormenta de arena que sepultase Acre con todos sus habitantes. Se negó a dejar libres a los esclavos, por lo que Ofelia la mató transformándose en una orca gigante justo encima de ella hasta aplastarla En cuanto el demonio murió, tanto Dewydd como los otros esclavos supervivientes parecieron recobrar la libertad de sus mentes. Aunque extremadamente cansado y muy aturdido, Dewydd parecía estar bien y no recordaba nada.

Los magos, ahora con su compañero recuperado y libre, encontraron que, a poca distancia de allí, había, en efecto, el sótano de un templo de la diosa Afrodita, donde había una fuente de Auram manando justo detrás de una estatua de esta diosa en una grieta de la pared cuyo vispodía ser recogido en una ánfora de bronce. Si Ajarishtar hubiese llegado a alcanzar aquella fuente de vis, con toda seguridad habría desencadenado una terrible y abominable catástrofe sobre las cabezas de los miles de habitantes de Acre. Los esclavos, incluido Dewydd, no recordaban en absoluto nada de lo que les había pasado y fueron prontamente atendidos por los liberadores.

Sin más dilación, los magos se dirigieron a la alianza de Domus Pacis, donde reclamaron la fuente de vis y contaron los hechos de la destrucción de aquel súcubo malévolo y cruel que a tantos había secuestrado y obligados a trabajar hasta la muerte e, incluso, más allá de ésta.



Sin duda, mi querido lector, ese habría sido mi aciago final si mis sodales y amigos no hubiesen acudido en mi busca y rescate, incluso a peligro de sus propias vidas y almas para arrebatarme de las garras de aquella mujer. Per estos hechos, es justo rendirles homenaje en esta crónica, tanto a magi como a los mundanos de Auriga Maris que tan leal, valiente y honorablemente actuaron. Queden ellos bien y nosotros también.



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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty El buen troll.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:48 pm










9 de Octubre de 1221AD 1360 AA

Extraña y misteriosa es la magia, querido lector. Y más misteriosos son los reinos de los elfos y otra Buena Gente, cuyo nombre no pronunciamos para no atraer sus peligrosas miradas.


Hemos podido experimentar los milagros de unos de estos lugares en una isla del Egeo, al norte de la antigua isla de Creta. Yo ya me recuperaba gracias a los cuidados del médico del Odín de la terrible y peligrosa aventura de Tierra Santa de la que había sido rescatado por mis sodales cuando una tormenta poderosa azotó las normalmente amables aguas del Mediterráneo. Nuestros barcos se separaron y muy cerca de perderles estuvimos. Por fortuna, la tormenta se fue tan pronto como vino, pero la calma nos trajo la noticia de que el Njord y el Wulfzee (al que los magi llamamos el “Goofy”) habían separádose de nosotros hacia el norte. Intentamos encontrarles y tuvimos la fortuna de dar con el “Goofy”, ligeramente dañado. El Njord, por su parte, estaba al otro lado de la isla, pero le perdimos de vista en el cabo y, cuando fuimos allí, ya no estaba, pero el Maestro Anwynn vio que aquello era un regio feérico.


Decidimos explorar el regio el Maestro Merinita y yo, mientras el resto se ocupaba de las reparaciones de nuestras naves. Skady el Sucio vino con algunos de sus hombres a acompañarnos. La isla era bella y tenía un riachuelo ancho que descendía desde el otro punto de la isla, dado que ésta era un talud. Remontamos el río, y vimos que había cabrillas y Anwyyn nos fue avisando que estábamos cruzando varios regios. Incluso consiguió ver a un duende ordeñando a una de las citadas cabras donde nosotros nada veíamos.

Así bien, a medida que subíamos y atravesábamos regios percibíamos que la vegetación era cada vez más grande y oscura y que, el sendero que al principio nos había parecido una senda de animales, ahora era una amplísima vía. Los árboles se extendían al cielo, con gesto amenazador y todo era muy inquietante. A ello no ayudaba que Skady, un bruto hombre del norte se portase como un salvaje. Incluso tuvimos que avisarle de que no atacase ni matase nada sin nuestra orden expresa, para no causar la ira de la Buena Gente a menos que no nos quedase otra que defendernos.


De repente, un ruido nos alertó y nos escondimos en la espesura cuando, del otro lado del camino, salió un dracontópodo, que es parecido a un dragón, pero de menor hechura y más bestial, sin la aguda inteligencia de estas míticas criaturas. Sin previo aviso y contradiciendo nuestras órdenes expresas, Skady el Sucio se lanzó contra la bestia, la cual, lejos de ser agresiva, sólo intentaba huir. La hirieron y Anwynn y yo tuvimos que unirnos para evitar un desastre, aunque conseguimos que no se la matase. Fue entonces cuando Anwynn se dio cuenta de que, ni era tal el dracontópodo ni aquel era un bosque gigantesco, sino que, nosotros, habíamos disminuido de tamaño, probablemente a medida que íbamos cruzando los regios y que la bestia aquella no era más que una pequeña lagartija que, asustada y herida, pretendía escapar sin más por lo que la dejamos ir.


Continuamos el avance, pero escuchamos que algo grande y monstruoso se acercaba. Aunque intentamos escondernos, el linde del camino parecía demasiado lejano y, en ese momento, un hombre nos hizo señales desde la espesura, indicándonos que nos escondiésemos en lo que parecía la madriguera de un conejo. No era momento de preguntas, así que entramos, y el hombre tapó con una rudimentaria protección la entrada y se fue a, por lo que pensamos, vigilar. Pero los pasos, cada vez más fuertes se acercaban y yo vi por debajo de aquella cobertura que una inmensa criatura con el aspecto de un troll se acercaba y llevaba al individuo en sus manos, el cual parecía comunicarse con él. El gigantesco troll (pues éste medía más de treinta pasos de altura) claramente avisado por el hombre, nos hizo salir. Anwynn y yo convinimos que nos interesaba saber qué estaba pasando allí, así que le seguimos el juego y nos llevó en un saco monte arriba, dando una voltereta al cruzar el riachuelo. Luego nos dejó salir en una isla pequeña en la que había algunas casas y donde estaba también nuestro barco desaparecido, el Njord. El gigantesco troll dijo llamarse Grenkii y nos avisó que éramos sus juguetes. Se denominó rey de los trolls y los titanes y que iba a buscar algo con lo que iba a jugar con nosotros y marchose a una cueva.


De las casas salieron muchas personas, casi todas vistiendo rudimentarias ropas hechas con hojas y los miembros del Njord parecían estar bien, aunque el barco había sido maltratado por la tormenta y el inmenso troll (inmenso en comparación a nosotros, claro, dado que, para ser un troll, debía ser más bien pequeño). Grenkii no parecía malvado, sino más bien, infantil, como si le faltasen las agua de muchos mayos en su gruesa y fea cabeza. Por otro lado no era más feo que el propio Skady.


De entre las gentes que salieron de las casas cual fue nuestra sorpresa, querido lector, cuando vimos a Eudoxia de Guernicus, la quaesitor cuyos pechos cuelgan como brevas secas y cuyo trasero es de un grosor propio de una yegua. Por supuesto, no fue un encuentro agradable y se jactó ante nosotros y nos criticó acusándonos de mil y una maldades que no habíamos cometido. Pero, por nuestra parte supimos guardar las formas y la compostura donde otro le habría atravesado las costillas con la espada. Cuando se cansó de su actitud nos explicó que había caído prisionera de este tal Grenkii y que la isla estaba guardada por carpas las cuales, por nuestro tamaño, eran muy peligrosas. Ya habíamos comprobado esto a raíz de que Skady, una vez más contra nuestras órdenes y contra el sentido común, había intentado atacarle y casi le devora un pez.


Entonces llegó de nuevo Grenkii y tuvimos que representar un remero de batalla naval para su entretenimiento entre supuestos vikingos y griegos. Tanto el Maestro Anwynn, quien es muy sabio en asuntos feéricos como yo, habíamos concluido que, lo más juicioso, era observar a Grenkii y buscar una salida que no implicase matarle, dado que no parecía haber maldad en él, sino, simplemente, el ser natural de un troll enano, bueno y aburrido en su soledad.


Cuando nos dejó para ir a preparar otro juego puesto que le habíamos propuesto que preparase un barco de Monjas de Oro para escenificar una batalla entre vikingos y Monjas de Oro. Mientras, nosotros, nos fuimos de la isla, creando una barca y esquivando a las gigantescas carpas en busca de la manera de recuperar nuestro tamaño. Y la solución nos llegó de la mano de una cabra.


Mientras descendíamos el riachuelo encontramos una cabra, la cual, a nuestro tamaño, era grande cual caballo. Y después de que el Maestro Anwynn se comunicase con escaso éxito con ella proseguimos nuestro camino, sin ningún éxito. Pero he aquí que, al regresar, vimos que había un cartel en unos caracteres que Anwynn identificó como de un lenguaje feérico y leyó lo que era un mensaje para que no molestásemos a las cabras (pero la cabra ya no estaba). Seguimos el rastro y encontramos de nuevo a la cabra y le pedimos su ayuda, pero ella nos pidió que ayudásemos a su pareja (pues era macho) que estaba intentando dar a luz con problemas. Fuimos y estuvimos observándola, si bien nuestra magia no alcanzaba para ayudarla, Anwynn decidió entrar en la cabra para ayudar al cabritillo a salir. Por suerte no tuvo que entrar por la parte donde la espalda pierde su casto nombre, dado que estas cabras feéricas conciben por el oido y dan a luz por la boca, de modo que, aprovechando su tamaño, se introdujo garganta abajo y ayudó a salir al cabritillo. En agradecimiento, el macho que era la cabra con la que Anwynn había hablado, nos condujo hasta donde vivía su dueño, el cual dormía y resultó ser un duende llamado Spintinklinffinn. Después de mucho negociar con él y sufrir su magia, llegamos a un acuerdo. Nos contó que, para recuperar nuestro tamaño, debíamos dar una voltereta en los pasos del arroyo cada vez que cambiábamos de regio mientras pronunciábamos la palabra “oso”. A cambio, Anwynn se comprometió a traerle antes de cinco años un toro y una vaca, feéricos, y al toro tenía que llamarle Doris. No comprendo la manera de razonar de la Buena Gente…



Pues bien, fue que esto hicimos y fue así que recuperamos casi toda nuestra estatura para regresar luego a la cumbre donde nos encaramos con el troll, quien se asustó. Pronto le convencimos de que era más juicioso dejar ir a nuestros amigos y demás prisioneros así como nuestro barco. A cambio, le llevaríamos en nuestro barco hasta Creta, donde le compraríamos regalos. Finalmente, accedió, y nos dio también regalos, lo que incluía peones de vis y un tambor mágico que el troll había hecho y un barco a escala, de oro, que iba a usar en uno de los juegos.


Fue de esta manera, querido lector, como liberamos al Njord, a sus marineros, soldados y otros prisioneros y volvimos a nuestros tamaños. Regresamos con nuestra flota y llevamos a Grenkii hasta Creta, donde le compramos regalos y regresamos a dejarle a su isla, donde le prometimos que vendríamos a verle cuando pasásemos por allí.


Eudoxia ex Guernicus nos acompañó a Creta, donde la desembarcamos sin más mediación y le recordamos su promesa: que a cambio de colaborar con ella y liberarla de su prisión, dejaría de hostigarnos. Dudo que esta mujer sepa de honor, pues ya demostró anteriormente ser ladina y falaz. Pero como magi, nuestro deber era no abandonarla. De todas maneras, nos dio dos peones de vis Intellego como muestra de agradecimiento.



De entre los prisioneros, un hombre se ha unido a la alianza. Es un irlandés, de nombre Neasán O’Doorne, bardo de profesión que nos ofreció su música y su conocimiento sobre leyendas y cuentos a cambio de cama y comida. Y también se nos unió otro hombre, de nombre, Tomeu, que dice ser un doctor feérico, esto es, un hombre que media entre mundanos y Buena Gente y era el hombre que había estado hablando con Grenkii y que, por lo visto, había hecho que este pequeño troll se volviese vegetariano y tratase bien a sus prisioneros. Se les aceptó a ambos y creo que es de buen juicio haberlo hecho.


Fue un buen botín para la Alianza: diecises peones de vis Herbam, dos de Intellego, dos de Muto (la placenta de la cabra) y el tambor Gölga.



De modo que, así estando las cosas, regresamos a nuestra ruta, impelidos por la prisa, con la intención de seguir buscando pistas en el Tribunal de Tebas sobre el terrible y diabólico encierro de William ex Bonisagus.


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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty La Alianza de Verdomo.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:49 pm









15 Octubre de 1221 AD, 1360 AA


Continuamos nuestro viaje en el otoño de 1221 por el Egeo y remontamos la costa occidental del Tribunal de Tebas hasta una ciudad del Bajo Epiro cerca de Corfú. Allí desembarcamos y nos pusimos en marcha para encontrar la alianza de Verdomo. Recordarás, querido lector, que veníamos a este lugar en busca de información sobre Félix ex Bjornaer, puesto que fue en esta alianza donde se adiestró y donde se encontraba su páter.

Por este motivo nos pusimos a entrar en la montañosa tierra de los griegos atravesando los valles con un carro con destino a la aldea de Kaleidos con la ayuda de un guía local. Aquí nos vino muy bien el hecho de que el Maestro Pèrle sea griego de nacimiento, por lo que hablaba con soltura con los indígenas. Estas son gentes de piel olivácea, sencillos pastores y agricultores de pequeños pueblos en valles fértiles. Algunas ruinas de la Antigüedad aparecían de vez en cuando, viejos templos a olvidados dioses como nuestro patrón, Hermes. Además de los Maestros Anwynn, Pèrle y yo, iba con nosotros Lucrecia, cuyas dotes femeninas ya se nos han rebelados como útiles más de una ocasión.

Cuando nos acercábamos a Kaleidos nos pareció ver una sombra de una edificación, pero nos esperamos a la mañana siguiente para buscar la ubicación de la alianza para no perdernos en la noche. Kaleidos resultó ser una humilde aldea de seis casas muy sencillas de pequeños campesinos y pastores. Pasamos la noche allí y buscamos por la mañana, pero no encontramos nada donde pensábamos haber visto algo, salvo un extraño círculo entre los árboles, de evidente origen mágico pero que el Maestro Anwynn atribuyó a hadas.

Tras un rato largo de estar buscando bosque a través entre las empinadas colinas, decidimos volver a Kaleidos y preguntar. Cuando pronunciamos el nombre de Verdomo, los lugaremos nos dijeron que era uno de los pastores, de modo que me enviaron a buscarlo en los pastizales. Verdomo, en efecto, era un pastor, cuyo brazo derecho tenía unos sencillos tatuajes, algo frecuente en mi tierra y raro aquí. Resultó hablar latín y le anuncié quienes éramos y qué queríamos y me dijo que él nos pondría en contacto con la Alianza.

Así pues, a la mañana siguiente nos condujo por un sendero hasta una piedra plana y elevada, casi como una mesa pétrea donde colocó una moneda y, acto seguido se fue. Al rato, vino otro hombre. Se presentó como Alexandros y dijo ser el autócrata de Verdomo (la Alianza, no el pastor) y nos condujo a la propia alianza, que se nos apareció justo detrás de unos arbolitos, evidentemente escondida por magia, pues una edificación de aquel tamaño se habría visto con caridad desde mucha distancia.



Verdomo (la alianza) es un castillo cuadrado con torres en sus esquinas y una gran torre del homenaje en su interior, que es donde viven los magi. Nos recibió un mago de avanzada edad y túnica azul, llamado Gied ex Criamon, a la sazón, pater de Lilium a la que conocimos en la alianza del Tiberiades. Gied nos recibió con hospitalidad pero sin dar detalles sobre la naturaleza y número de magos de la alianza. Para nuestra fortuna, pudimos saber que el pater de Félix, seguía vivo, así que pedimos una audiencia con él. Y de esa manera, accedimos a la sancta de Palombus ex Bjornaer.

Palombus es tan anciano que parece haber visto más primaveras que todos los magos de Auriga Maris juntos. Ahora ya en el invierno de su vida, el viejo mago no puede valerse por sí mismo y permanece en su sancta, donde fuimos recibidos por una hermosa joven de livianos ropajes llamada Sophie y que nos contó que era concubina. Todos corríamos un gran riesgo al entrar en el sancta de un mago puesto que, como todo mago sabe, no puedes ni protestar ni responder a un ataque que te realice el mago que sea propietario del sancta.

Así pues, pudimos ver las habitaciones del mago, en la segunda planta, después de pasar por la puerta de otro sancta cuyo símbolo identificamos como de la Casa Tytalus. La amplias cámaras de Palombus tenían un recibidor, un laboratorio en el que contamos hasta ocho libros y un dormitorio, así como otra cámara que no llegamos a ver. En la cama del dormitorio estaba el mago Palombus, tremendamente anciano y delgado. Sophie esperó fuera y, nosotros, entramos a hablar con él.



Palombus escuchó nuestra historia y los hechos que relacionaban a su filius con el espejo que mantiene encerrado a William ex Bonisagus. El viejo mago nos contó que su filius estuvo, desde muy joven, obsesionado con el Límite del Alma. Este es un Límite Natural de la Magia Hermética, que nos impide en nuestras capacidades, afectar a las almas de los humanos. Habían mantenido una larga correspondencia en la que él le explicaba como estaba intentando romper ese Límite. Sin duda el espejo tenía capacidades similares a un hechizo de intercambio de mentes y, sin duda, de más que eso. Con semejante obsesión, no sería de extrañar que Félix hubiese sido capaz de llegar al diabolismo. Palombus nos confesó que sospechaba que Félix ya estaría muerto y que, para sacar a William del espejo, seguramente habría que activar el objeto desde el propio interior.

Aquí fue que tuvimos un pequeño percance con Palombus cuando el Maestro Pèrle le sugirió que nos diese algún libro suyo. Palombus, con un gesto de la mano, transformó a nuestro sodalis en una paloma. Por un segundo temimos que nos atacase a los demás, pero se limitó a aquello. Le pedí disculpas a Palombus y clemencia para nuestro sodalis, a cual le devolvió la voz, pero no la forma, que se recuperaría en el ocaso. Por si acaso, guardé a nuestro, ahora columbiforme, Flambeau personalmente para evitarle algún desastre aún mayor. Luego le rogué a Palombus que, si sabía o pensaba en algo que pudiese ayudarnos a sacar a William de su prisión, que nos lo hiciese saber. Entonces hizo llamar a Sophie, quien entró y escuchó una orden secreta y, sin duda, mental, que Palombus le dio. Luego, nos despedimos y agradecimos al mago su ayuda y nos retiramos. Sophie, una vez fuera, buscó un documento entre un legajo inmenso de pergaminos y explicó que Palombus le había dicho que, si esperábamos a la mañana siguiente, nos tuviese preparada una copia. Por supuesto, accedimos.

Pero, por la noche, el Maestro Pèrle no retomó su forma.

¿Qué contendrá la carta cuya copia recibiremos? ¿Saldremos con alguna pista de Verdomo para liberar a William? ¿Sabrán algo en esta alianza de mi pater y su viaje a este Tribunal? ¿Podrá recuperar su forma el Maestro Pèrle?



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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty La Alianza de Verdomo (Et Duo)

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:49 pm

















18 Octubre de 1221 AD, 1360 AA



Aquella noche nos reunimos de nuevo con Gied ex Criamon. Este mago, que parece ser el que se ocupa de relacionarse con los magos visitantes, acudió a nuestra llamada. Le contamos el problema que implicaba que el Maestro Pèrle siguiese siendo una paloma y le pedimos que intercidiese por él ante Palombus. El riesgo era elevado, dado que la vida de un animal pequeño como una paloma es frágil y no hubiese sido difícil que Pèrle sufriese un parcance irreversible. También le pregunté por mi maestro, de quien sabíamos que había venido a Tebas, pero nada sabía de él. Después, Anwynn y él siguieron hablando mientras yo iba a descansar. Pero antes de eso, llegó la muchacha que hacía las veces de concubina de Palombus con la copia de la carta de Félix. También a ella le pedimos que hablase con Palombus, pidiendo que Pèrle recuperase la forma.



La carta parecía una misiva normal hasta que, de repente, el texto era absurdo y de ningún sentido. Estaba claro que aquella parte estaba en clave, aunque no sabíamos qué quería decir. Por su parte, Lucrecia, se dedico con más bien poca suerte a sacar información sobre los magos de Verdomo, los grogs de los cuales no parecían muy espabilados. Le contaron historias sobre un miembro de la Alianza que había matado un ave de fuego, un dragón una sirena y un unicornio gordo. Y que, de hecho, se les acababa de escapar un dragón del castillo. También descubrió que había una capilla cristiana latina e, incluso, un sacerdote.



A la mañana siguiente, cuando nos disponíamos a llamar de nuevo a Gied ex Criamon para que nos asistiese en el asunto de la carta, un hombre que en un principio parecía un simple guardia, se nos ofreció para responder nuestras preguntas, pero resultó ser un miebro de la alianza, un magus llamado Carbert ex Tytalus y nos propuso un desafío a cada uno. Si ganábamos ese desafío, podríamos hacerle una pregunta. Si perdíamos, podríamos preguntarle a él. Por suerte, y dado que habían hablado con Palombus, traía un objeto, una vara mágica con la que desencantó al Maestro Pèrle, devolviéndole su forma.

Aceptamos el desafío y acordamos las pruebas. Lucrecia fue la primera de nuestro grupo que participó en un intercambio de mentiras y verdades que ambos se fueron diciendo. Ella ganó la prueba, y pudimos saber que había cinco magos en la Alianza. A tres ya les conocíamos: Gied ex Criamon, Palombus ex Bjornaer y Carbert ex Tytalus. Ahora sabíamos de dos más, Silver ex Flambeau y Ionulus ex Bonisagus.



El siguiente reto fue el mío. Fue un duelo a espada. Ambos luchamos, sin armadura, yo a pecho descubierto y él con una espada de uno de los grogs. Era un veterano en el uso de la espada y, después de varios intercambios de golpes, consiguió tocarme el brazo, con lo que se dio por finalizado el reto con mi derrota. Le tocó a él preguntarme a mí.



Luego pasamos a la prueba de Pèrle. Dado que el Maestro Pèrle es avezado con la puntería, decidieron que el reto constaría de una manzana lanzada con una flecha a la que ambos deberían impactarle. Pèrle falló, por muy poco, mientras que el Tytalus le dio de pleno. De nuevo le tocaba a él preguntar.

No teníamos suficiente información y, con una pregunta más no podríamos obtener lo que queríamos saber sobre la Alianza. Pese a todo, continuamos con la última prueba, del Maestro Anwynn. Era una prueba de concentración en la que se desafiaron a ver quien aguantaba mejor la mirada del otro. Fue sorprendente el efecto de los ojos de Anwynn sobre el Tytalus, que retiró presto la mirada. Entonces discutimos entre nosotros qué pregunta podríamos hacerle, pero al no tener claro el qué, él se ofreció a que, en pago de ciertos favores, el Bonisagus Ionulus nos dedicase diez minutos de su tiempo.



Así pues, vimos a Ionolus ex Bonisagus a quien le mostramos la carta. Nos dedicó más tiempo del estipulado, incluso deteniendo la clapsidra para leer y para que pudiésemos explicarle nuestro problema con el encierro de William. Nos dijo que, por lo que se leía allí, aquello contenía instrucciones,s eguramente para activar efectos en aquel espejo. Y también nos explicó varias cosas sobre el hecho de la captura del alma de un hombre, lo que sobrepasa los límites de la magia hermética, entrando en el diabolismo. Nos contó que aquellos símbolos no eran de este lado del mundo, sino del oriente, más allá de las arenas de los turcos y los infieles.

Acto seguido, y conforme a lo que se nos había avisado en relación al reto, debíamos abandonar la alianza. Nos fuimos y dejamos un aviso para solicitar la ayuda de Gied en la resolución de aquella nota, pero no acudió, por lo que regresamos a nuestros barcos.

¿Conseguiremos encontrar una respuesta al enigma de la carta y estarán las instrucciones para sacar al aprisionado William?



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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty La Niebla y el Eclipse.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:50 pm
















25 de Noviembre de 1221AD, 1360AA


Nuestro viaje de regreso vino favorecido por buenos vientos y cruzamos el Estrecho sin novedad, ahora ya hacia el norte. Teníamos muchas visitas por hacer antes de regresar a nuestra gélida base del Báltico.

Primero pasamos por Lisboa, donde iniciaron una investigación Anwynn y Ofelia con la ayuda de Gordakus para saber si había tenido alguna consecuencia el incidente que provocó Ingvar. Mientras, Pèrle y yo paseamos por la ciudad. El resultado de la investigación fue positivo, puesto que nadie nos asociaba con los sucesos del incendio de la casa del preboste.


Luego seguimos hacia el norte. En el golfo de Vizcaya nuestra flota se cruzó con una pequeña coca que estaba siendo atacada por un bajel real inglés. El “Goofy” condujo nuestras naves al asalto del barco inglés que no tardó mucho en ser derrotado por la superioridad de nuestros hombres en número y en armas. El barco que estaba siendo atacado era una sencilla nave comerciante que iba de Burdeos en Aquitania a Brest en Bretaña. Sólo una persona a bordo era diestra en las armas, y el resto, pasajeros desarmados, de los cuales, varios fueron heridos y muertos por el ataque inglés. El hombre de armas era un cruzado llamado Arturo de Nantes quien, al saber que nos dirigíamos a Londres, pidió que se le permitiese viajar en el Goofy hasta allí, a lo que, Knut al que llaman el Almirante, accedió. Pèrle se mostró molesto, puesto que los magos no querían intervenir en aquel incidente, pero Knut se había hecho el tonto y nos había involucrado. Gordakus y Lucrecia hablaron con el capitán de la nave civil, la cual se llama “La Estrella de Orleans”. El hombre ignoraba el motivo del ataque y el capitán de la nave real les dijo que tenía orden del Rey de abordar aquel bajel y matar a todo el mundo a bordo, peor no sabía el motivo. Nos lo llevamos como prisionero. Anwynn convenció al capitán de La Estrella de Orleans de que, si el rey de Inglaterra había enviado un barco para hundirles, sin duda mandarían más, y que no podía seguir en aquellas aguas, así que consiguieron convencerle para que se uniera a neustra flota, así como varios de los pasajeros. El resto lo desembarcamos en Brest, con la promesa de que no contarían lo que había pasado ni hablarían a nadie de nosotros.



Sin embargo, algo horrible sucedió mientras nuestros barcos aún estaban solucionando aquel asunto. El cielo se oscureció y el sol se volvió negro como piel de cabra. Un eclipse, pero un eclipse extraño, pues el disco solar se volvió rojo como la sangre antes de volver a su forma natural. Anwynn se preocupó mucho, y dijo que algo terrible se había desencadenado. Sin duda era un mal presagio pero quedaba saber en qué se concretaría.

Llegamos a Londres, aunque enviamos a esperarnos a La Estrella de Orleans por delante, con uno de nuestros pilotos, hasta la isla que es nuestra base. En Londres, Gordakus y Lucrecia portaron la carta del Rey de Chipre hasta el Palacio de Westminster, que es donde vive el rey de los ingleses. Allí conocieron a Humbert de Burgh, Juez Supremo y Canciller de Inglaterra y e entregaron la carta, cuyo contenido ya conocíamos, puesto que era una oferta de matrimonio entre la Reina Isabel de Jerusalén y el rey Enrique Plantagenet. Lucrecia debió caerle en gracia al Canciller, pues la invitó a la Corte los días que estuvimos en la ciudad.



Partimos ya, primero a Cambridge, donde hablamos brevemente con los magos de Schola Pythagoranis y, luego, a la Alianza de Newloth, en Pambrokeshire, el condado más importante de la Marca Galesa.


Encontramos que la ciudad de Mildford Haven había sido incendiada la primavera pasada por los galeses y un soldado nos pidió que no nos arriesgásemos a campo abierto, puesto que había una amplia partida de galeses en la región, asolando mansiones y alquerías. Cual fue nuestra sorpresa, querido lector, cuando vimos que una amplia tropa de hombres asediaba la alianza a la que nos dirigíamos. Ésta se encontraba en una colina empinada, en el interior de un valle a los pies de una sierra montañosa y parecía una fortaleza de muchas torres. Observamos largamente y decidimos enviar un mensaje con nuestra magia, escribiendo nuestro ofrecimiento de ayuda y lanzándolo al interior con nuestros poderes.


Recibimos una respuesta después de un rato, cuando un mago se nos apareció escupido por la propia tierra. Su pelo blanco, sus orejas puntiagudas y ojos de un color verde profundo lo que le daba cierto parecido con el Maestro Anwynn. Pero a diferencia de nuestro Merinita, este hombre vestía una amplia túnica negra de plateadas runas y sostenía un bastón que acababa rematado por un grueso diamante. Se nos presentó como Salem de Gwynneth, de la Casa Ex Miscelanea y nos dijo que habían recibido nuestro mensaje y venía en respuesta. A través de profundos y enrevesados senderos, este Mago nos condujo al interior de Newloth, aunque, en un momento dado, nos cruzamos con otro mago que permanecía en un agujero de la propia tierra como si fuese tejón y nos lo presentó como Aplos ex Criamon.


Finalmente llegamos a la fortaleza, que estaba bastante dañada por detrás, según se nos dijo, por un terremoto que había pasado algunos días atrás, antes de la llegada de aquella tropa. En el interior fuimos recibidos por el resto de los magos de Newloth. El que se nos presentó como praeco de la alianza fue un Flambeau, de poblada barba y largo cabello pese a no ser un anciano. Tenía una espada y se nos presentó como Mithrando ex Flambeau y nos condujo a una sala donde nos dieron comida y bebida mientras departíamos con los magi. Allí estaba también un mago tímido y nervioso llamado Marcus ex Miscelanea y otro, muy serio, cuyo nombre era Angus ex Miscelanea.



Los magos nos contaron que aquel ejército había llegado dos días antes y que estaba al mando de un dragón que podía aparecer como hombre y de un muchacho que parecía controlar a los líderes de la tropa y a los propios soldados. No habían justificado su ataque, sino que habían arrasado la alquería al pie de la colina y se habían lanzado con escaso éxito contra los muros de Newloth. Después, dado que no habían tenido éxito en su primer asalto, se contentaron con sitiarles por el lado que daba al valle. Los magos no parecían nada preocupados por la situación, quizás porque ya tenían un plan en mente. Luego hablamos de varios temas. Por lo visto, el terremoto tuvo lugar poco después del eclipse que habíamos visto y a ellos también les preocupaba, aunque éste se había originado al norte de Gales según Salem. Este mago, según me dijeron, tiene fama de diabolista y fue el filius de un conocido Merinita que había hecho pactos diabólicos. Luego, Mithrando le contó al Maestro Pèrle que en el Tribunal de Iberia se había desatado un gran conflicto contra unos Flambeaus diabolistas, a los que denominaban los “Flambeau Sombríos” y que tenían su origen en una alianza llamada Jaferiya. Según explicó, muchos magos estaban viajando allí para dar caza a aquel grupo de traidores infames.


Finalmente, cuando se puso el sol, los magos de Newloth reunieron su turba, al mando de un caballero de noble porte y salieron. Pese a que nos pidieron que no nos arriesgásemos por algo que, al fin y al cabo, no nos implicaba, nosotros nos ofrecimos a ayudarles, salvo la Maestra Ofelia, que permaneció en una de las almenas observando.


Cuando salimos, los grogs formaron frente a nosotros y los sitiadores lanzaron un primer ataque, que fue recibido por el fuego de los arqueros y nuestra magia. Cuando faltaban pocos pasos para que nos alcanzasen, la tierra se abrió bajo sus pies repetidas veces mientras les caían bolas de fuego, sus armaduras se convertían en hojas secas, las plantas les atacaban, caían en la sima cegados y unos se volvían contra los otros. En ese momento, el dragón hizo su aparición con el resto del ejército. Era una bestia enorme, similar a una salamandra con cuernos y dos colas. Anwynn, después, nos dijo que era una bestia feérica, proveniente del Annwn que es un lugar infernal allende los reinos de la Buena Gente. El monstruo avanzó hacia nosotros mientras las huestes intentaban flanquear las grietas pero se hundió en el suelo cuando Anwynn lanzó un hechizo aprisonándole. Entonces, Salem ex Miscelanea desapareció tragado por la tierra después de dar un golpe en el suelo con su bastón.



Las bolas de fuego de Mithrando no parecían afectar la piel de la bestia, pero Pèrle, lanzó un poderoso rayo de luz que atravesó el cráneo del monstruo inmovilizado, el cual, se desplomó muerto. Unos instantes después, los atacantes cesaron en su asalto, confundidos y alelados. Recogieron a sus heridos y se marcharon prestos. No les perseguimos, puesto que la oscuridad habría sido un lugar perfecto para caer en una emboscada. Salem regresó de la misma manera que se había ido, pero portando a un crío. Llevamos dentro de la alianza al dragón que fue estudiado con atención por los dos Flambeau, Lady Ofelia y Anwynn. Luego, tras agradecernos la ayuda, nos ofrecieron una rica cena en nuestro honor y por la victoria.


Al día siguiente regresamos a nuestros barcos para continuar camino hacia el norte, pues íbamos a visitar la Alianza de Snowdonia en relación a la fuente de Vis que nos habían ofrecido en intercambio por la que tenemos en las islas del Mar del Norte. Sin embargo, para nuestra sorpresa, la ladera de la montaña donde estaba situada la alianza parecía haberse venido abajo, arrasando el lugar por completo. No encontramos rastro de sus habitantes, salvo algunas ovejas sueltas y, con suerte, uno de los grogs que había llegado herido a una aldea cercana.



Este grog dijo que la noche del terremoto que había arrasado la alianza un hombre había aparecido saliendo de la niebla y que se había hecho anunciar a los magos con el nombre de Llywellyn. Se reunió con los magos y salió varias horas después, solo. Y, justo entonces, acaeció el terremoto. Los magi de Auriga Maris encontraron importante este hecho, por lo que llevamos a este hombre hasta NewLoth, donde intentamos ver en la mente del grog al hombre que había visto. Sin embargo, sucedió algo terrible y maravilloso, pues ante nosotros se apareció un hombre, de aspecto extraño, con túnica y mirada cruel. Este hombre nos miró a nosotros, como si en efecto pudiese vernos y, luego, dijo unas palabras que no pudimos oír, rió en silencio y desapareció. El grog nos confirmó que era el hombre que había ido a Snowdonia y los magos de Auriga Maris y los de Newloth parecieron muy preocupados dado que hubo hace muchos años un mago con ese nombre que causó mucho daño a la Orden y que desapareció antes e ser derrotado por completo prometiendo regresar con venganza. De modo que se decidió enviar a este hombre con una escolta hasta una alianza importante de Stonehege llamada Blackthorn. Después de aquello, seguimos nuestro viaje, esta vez hacia La Val de l’Orde.


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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty William el Afable.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:50 pm









30 de Marzo de 1222AD, 1361AA


Del Tribunal de Stonehege, partimos al sur, con rumbo a la Alianza de la Val de l'Orde, donde íbamos a protestar por los daños causados en la misión que nos habían encargado.

Sin embargo, la reclamación fue muy complicada, dado que la maga que trataba con nosotros, Odio ex Merinita, era una mujer de extraño intelecto. Decidió que debía interpretar el contrato de manera literal. Como debían reparar los daños causados en nuestra alianza con el doble de lo dañado, insistió en que hiriésemos a seis magos de su alianza y matásemos a cuatro grogs. Nos pagó una pesada bolsa de gemas en razón a nuestras pérdidas económicas, se responsabilizaron de las posibles consecuencias herméticas de nuestras acciones en relación con la misión. La cosa se complicó más cuando el Maestro Pèrle dijo que habíamos perdido cada uno una estación de trabajo por culpa de sucedido, pero ella supo que era mentira. Hubo un largo tira y afloja y ella amenazó con llevarnos al tribunal, pero le dijimos que le responderíamos en nuestro siguiente viaje. Si bien la idea es buena, para compensarnos de los quebrantos que sufrimos, no hubo manera de que se lo creyese, de modo que se antoja difícil que nos den una respuesta positiva.



Sin más, nos fuimos hasta Crintera, después de detenernos en Hamburgo y Lübeck para recoger comidas y materiales para el invierno. En Londres habíamos secuestrado a un hombre joven, con la intención de usarlo para colocarle frente del Espejo de Féliz y poder sacar así a William ex Bonisagus. De modo que llegamos a Crintera listos para sacar ya a nuestro sodalis de allí.

Atamos al hombre (que resultó ser francés o normando) en una silla y le obligamos a mirar con magia mientras le explicamos a William lo que tenía que hacer para salir. Y así sacamos a William ex Bonisagus de su prisión. Aunque había pasado casi dos años de encierro, para él sólo habían pasado dos días. Sus facciones, ahora distintas a las que habíamos llegado a ver en el interior del espejo iban fueron acomodándose poco a poco recuperando el aspecto que había tenido en su anterior cuerpo. Los magos de Crintera decidieron poner el Espejo a buen recaudo y partimos. Por desgracia, a los dos días siguientes, William comenzó a gritar en francés y descubrimos que, de nuevo, las almas de ambos habían sido intercambiadas, de modo que regresamos a Crintera, para volverlo a hacer. William, en efecto, estaba de nuevo encerrado. Apenados, repetimos las tareas y William volvió a articular el espejo para poder salir. De nuevo funcionó, pero esta vez teníamos dudas.


Como no estábamos seguros de lo que podía pasar, así que, en vez de ir hacia el norte, me llevaron a mí a Danzig, una ciudad de Prusia para que pudiese ir a la fuente de vis de Novgorod para efectuar nuestra visita y así saber cuanta vis había acumulada en este año.

Poco antes de llegar a Danzig, volvió a pasar lo mismo sólo que, esta vez, el francés murió. Capturaron un hombre en Danzig y volvieron a Crintera, por enésima vez. William parecía cansado, en su encierro. Habló con los magos de Auriga Maris y les pidió que, si no funcionaba, no volviesen a intentarlo. William de Chelmsford, cristiano romano, estaba muy preocupado por la relación con el diabolismo que pudiese tener aquello y no quería que más gente muriese o que sus almas corriesen peligro, así como la de sus sodales de Auriga Maris. He de decir que, lo poco que hablé con William, era un hombre docto y afable para ser inglés y me enseñó cosas sobre como escribir esta Crónica, cosas que aplicaré a partir de la siguiente narración, querido lector.



Así pues, Anwynn, Ofelia y Pèrle procedieron a atar al hombre frente al espejo y William activó el intercambio. Pero no se produjo. El hombre murió de inmediato y, los magos de Crintera descubrieron que su alma estaba aprisionada dentro del espejo. Cumpliendo con lo acordado, rompieron el espejo, dando por perdida la vida de William de Chelmsford.

Por mi parte, y sin saber nada de esto, seguí mi camino desde Gdanzc hasta la fuente de Vis con una escolta de diez grogs. Pasamos por las tribus bálticas: samogitios, lituanos, selonianos, latgalianos... en una de las aldeas cogimos una joven lituana como guía y nos ayudó a encontrar mejores caminos. Luego atravesamos la República de Novgorod no sin encontrarnos con fuertes nevadas. Pero, gracias a mi magia, no pasamos frío, que es lo más importante. Tardamos más de dos semanas para llegar hasta la Fuente de Vis y más o menos lo mismo para nuestro regreso. Daina, pues así se llamaba nuestra guía, nos fue muy útil. Chapurreaba algo de latín, pero hablaba bien el idioma de los rusos y tenía buena mano con los caminos (dijo ser hija bastarda de un caballero livonio), además de ser hermosa. Los caballeros Livonios de la Espada descansan en invierno de sus cruzadas de cristianización en los veranos en sus fortalezas, lo que nos ahorró muchos problemas.



Finalmente volvimos hasta la ciudad de Gdanzc, donde nos instalamos en una posada con Daina, quien se quedó con nosotros para pasar el invierno. Y, con la llegada de la primavera, los barcos de Auriga Maris nos recogieron de nuevo.

En la isla, este invierno no hubo problemas de consideración. Se ha comenzado a cambiar los barcos, dado que los magi han decidido que dividiremos la flota para diferentes misiones pero aún queda mucho trabajo por hacer y no sabemos cuando acabarán los cambios.


Esta es, querido lector, la historia de los magos de Auriga Maris y su búsqueda para rescatar a uno de sus compañeros, William de Chelmsford ex Bonisagus, llamado el Afable, de un malévolo encierro. Malvados y crueles son los demonios y estúpidos los que juegan con sus negras artes, pues siempre saldrán dañados. Por muy poderosos y sabios que seamos, jamás debemos subestimar la maldad y las astucias de esos seres corruptos y más nos vale a todos, como dice el Código, negarnos a tener tratos con ellos, por el bien de nuestras almas.


El Maestro Anwynn se niega a aceptar este final e insiste en que hay que encontrar una solución y a la propia alma de William, si es que sigue en alguna parte. Creo que le afecta en especial, pues es el que hace más tiempo que le conocía, desde antes de fundar Auriga Maris. No es el final que se merece un mago ni un buen hombre. Pero muchas veces nosotros no elegimos nuestros finales. Este es el adiós a William, doctor en Lógica y profesor en Cambridge; que su próxima vida sea más larga, venturosa y feliz.




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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty El año de la Calma.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:51 pm








19 de Marzo de 1223AD, 1362AA



Este año de Mil doscientos veintidós ha sido un año tranquilo, en los que no ha habido grandes aventuras y los magi de Auriga Maris ha podido dedicar su tiempo al estudio en viajes menos arriesgados.


La flota completa pasó por la ciudad de Gdanzc para recoger a Dewydd ex Miscelanea, quien había estado pasando allí el invierno después de ir a buscar los frutos de la Fuente de Vis del Lago Onega, propiedad de la Alianza de Fudarus. Allí subió a bordo también la que sería su prometida, Daina, una mujer joven de una de las tribus bálticas. Así, de nuevo reunidos los magi, incluyendo a Ingvar, partieron hacia Crintera.



En Crintera, fueron recibidos por los magos Bjornaer, dado que había un trato pendiente entre ambas alianzas. Para resucitar el cuerpo del gato de Félix, la maga Bjornaer que había lanzado el hechizo puso una condición. Dado que se estaba haciendo mayor y se acercaba el momento en que tomaría su Poción de Longevidad y, al hacerlo, perdería su fertilidad, deseaba concebir un hijo. Los magos de Auriga Maris aceptaron que uno de ellos conociese carnalmente a la maga para proporcionarle un hijo. Ingvar se presentó voluntario y pasaron varios días juntos en la zona privada de los Bjornaer con esta maga cuya Forma Interior es el de una perra y fornicaron varios días. De Crintera, marcharon a la ciudad de Lübeck.



Lübeck, ciudad de la costa germana, pertenece actualmente al Reino de Dinamarca y es una ciudad muy poderosa en comercio y mercaderes. Además de visitar la Alianza de Occulus Septentrionalis donde avisaron de que el chiquillo con el Don ya había sido vendido e interesarse por el estado del mago que había entrado en crepúsculo (sólo cuatro días), los magi dejaron en esta ciudad dos de los barcos: el Týr y el Njord. La idea era remodelarlos, para que pudiesen contener las nuevas sanctae, laboratorios y redistribución para los futuros planes que la Alianza había decidido en su Concilio Desgeliensis justo antes de partir. De modo que, ahora sólo el Odín y el Estrella de Orleans continuaron juntos, puesto que el Wulfzee, con Ofelia a bordo, marchó raudo hacia Barcelona, donde tenía que recoger a Samael ex Miscelanea, ir a Tierra Santa a recoger la vis de la fuente de Auram de Judea y regresar antes del Invierno.


El Odín y la Estrella de Orleans siguieron camino comerciando por los puertos del norte. Malmö, Skanor, Christiania, Tonsberg, Hamburgo y Bremen hasta llegar a Frisia, donde los magi visitaron de nuevo la Alianza de La Val de l’Orde. Aquí hablaron con Odio ex Merinita, y le dijeron que, tras calcular correctamente las estaciones perdidas, no había habido pérdidas para Auriga Maris, con lo que el trato entre ambas alianzas quedó cerrado. Luego les mostraron al chiquillo que ellos habían vendido a un mago de esta alianza, diciendo que estaba ya haciendo buenos progresos.



De la alianza de la Val de l’Orde la flota siguió su trayecto hacia Brujas y, de allí, a Gales. El Gales, en Pembrokeshire visitaron la alianza de Newloth de nuevo. Los magos de Newloth les explicaron que habían avisado a los magos de Blackthorn de lo que había pasado con la Alianza de Snowdonia y el hombre que decía haber visto a alguien llamado Llywellyn. Blackthorn respondió que serían necesarias pruebas antes de extender la alarma para confirmar si, en efecto, Llywellyn el Maldito, había regresado y estaba atacando alianzas. Por desgracia, el testigo enviado desapareció sin rastro en la niebla, camino de Blackthorn.


En los bosques que rodean Newloth, se celebró la boda entre Dewydd ex Miscelanea y Daina. El Maestro Anwynn ex Merinita celebró la ceremonia en los modos de la Antigua Tradición y hubo fiesta y celebración. Y hubo flores y música y comieron viandas y aves y garbanzos y cabra y fruta y pan y vino y cerveza y perdices y ciervo y caza mayor y menor y cantaron y bailaron y a alguien le dio la risa. Ingvar les regaló una talla de dos cuervos enfrentados, Pèrle unos bellos calzados a la novia.



Desde Newloth, los barcos siguieron su ruta, primero a Dublín, y de allí, por las salvajes costas del poniente escocés y remontaron el Mar del Norte hasta las islas Feroe, donde compraron arenques y bacalao y recogieron los peones de la fuente de vis de allí. Ya se acercaba el otoño, de modo que los barcos fueron al sur, pasando por King’s Lynn y por Londres, donde recogieron a Mithrando ex Flambeau de Newloth para acompañarle hasta Fudarus, dado que allí el Maestro Pèrle había oido que había un famoso mago especialista en dragones que había llegado a cambiarse el nombre por Matadraconnis ex Tytalus. Sin embargo, Matadraconnis no estaba, pues viajaba lejos largas temporadas.



Una vez en París, fueron a Fudarus, los magi de Auriga Maris entregaron los resultados de su misión de investigar la fuente de vis del lago Onega y los de Fudarus aceptaron los resultados. Aunque se negoció arduamente con la intención de adquirir esta fuente, los magos de Fudarus no aceptaron llegar a un trato.


Los barcos retornaron Sena abajo, abandonando París, contiuaron hacia Deventer, Kampen, Hamburgo y recogieron al Týr y al Njord ya remodelados en los astilleros de Lübeck y siguieron por las ciudades de Wismar, Rostock, Stettin y ya atravesaron el Báltico con rumbo a su base, donde se reunieron con lady Ofelia y Samael, que ya habían llegado. En su regreso, lady Ofelia había localizado una fuente de vis Rego en las costas de Dinamarca. Tambié cambió las gemas que había ido reuniendo la Alianza en la ciudad de Génova a cambio de plata con la que pagar las deudas de la alianza.



Ese invierno se remodeló en la isla el Odín, para dar cabida a más mercancías. Ahora la flota se dividiría en tres partes con distintas misiones. El Odín y la Estrella de Orleans con su escolta del Wulfzee irían con Samael y Gordakus de Hamburgo a comerciar y sacar beneficios económicos y recursos mundanos para Auriga Maris. El Týr con el Maestro Pèrle y Dewydd se dedicarían a mejorar las relaciones políticas de la alianza y conseguir pactos y beneficios herméticos para la alianza. Por su parte, los Maestros Ingvar, Anwynn y lady Ofelia tomarían el Njord para explorar misterios, encontrar nuevas fuentes de vis y buscar pistas que estuviesen relacionadas con los extraños sucesos de la Alianza de Snowdonia y así, confirmar o denegar, la posibilidad del retorno de Llywellyn el Maldito.


Así pues, esto es lo que le sucedió a Auriga Maris a lo largo del año de 1222. Queden ellos bien y nosotros también.



Dewydd ab Glydwr ex Miscelanea. Cronista.
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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty La Balada de Anwynn y los Espinos Negros.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:51 pm







Tres magos iban en el barco
Una se quedó visitando
a su viejo maestro,
otro se quedó a bordo mareado,
el tercero fue a buscar
vacas de los duendes.

A un pueblo llegó
Con sus acompañantes
El mago se llamaba Anwynn
Y era de Gales la celta.
Con él iba Taumeoo del sur
Y Neasán, el del arpa.

En el pueblo le dijeron
Que al norte un bosque había
De duendes, dijeron,
tierra hechizada.
Pocos se atrevían a ir
Ninguno volvía.

El mago no se asustó
Y con valor esto dijo:
- No temo a la Buena Gente
Su sangre es la mía
Sé de hechizos y conjuros
No hay miedo en mis ojos.

Caminaron con un guía
De la lejana Hungría venía
Y conocía aquellas tierras
Como la palma de la mano
De alguien que fuese su hermano
Pues fácil se perdía.

Al bosque llegaron,
Pero Neasán fuera quedó.
- No es sabio arriesgarse
Con lo que uno no comprende
Yo soy bardo y sé de cantar
No de duendes ni de hechizar.

De este modo, los otros,
Con magia y palos
Al bosque entraron
Con sus guardias que
Cuatro eran, no cinco
Ni tampoco tres.


Caminaron hasta la noche
Entra zarzas y rosales
Las plantas pinchaban
Y sus manos arañaban
Y cuando más de noche
Más dentro estaban.

Fuera, el bardo cantaba
Y los duendes, al oírle
A verle fueron.
Le rodearon en un círculo
Y Neasán hacia el bosque
A los duendes siguió.

Se encontraron, el bardo
Y el grupo del mago
En un claro, siguiendo luces
A los duendes había perdido
En los oscuros zarzales
Sus pasos habían desaparecido.

Más gente encontraron
Llevaban allí encerrados
Desde tiempo de romanos
Antes incluso, con gigantes
Cuando el mundo era joven
Algunos habitaron.

Era un sitio hechizado
Anwynn estaba preocupado.
Sus pasos fuera no les llevaban
No se sabía de los duendes
Y lo que era más importante
Vacas no encontraba.

Siguieron buscando
La manera de salir
Cuando un caballero les habló
Inglés era, de nombre, Edwardo.
-Luchad conmigo! Sed valientes
A luchar y morir os reto!

Caso omiso hicieron y
Su búsqueda continuaron
Con escaso éxito
Y tantas vacas
Lloraba el mago,
Como llevaban al entrar.

Una bruja encontraron
Astuta como el viento
Vieja como raíz
Fea como muerto.
Anwynn no se alarma
Pues más grande es su magia.

-Cuéntanos, bruja,
Qué hechizos este bosque
Entre sus árboles encierra.
- Mil años hace
Que en el bosque vivo
Tantos como moscas he comido.

Del bosque no se puede salir
A los duendes no podrás ver
Vivirás aquí pasa siempre
O morirás de pena
Pero de tus amigos de fuera
Jamás volverás a saber.

Los seguidores del mago
Muy alarmados
Salida al destino aciago
Tristes y asustados,
Al bosque maldito
Sentido no fue hallado.

- Una respuesta hay.
La bruja dijo al mago
Creen algunos
Como Edwardo el caballero
Que si mueres encuentras
La salida al encierro.

Mucho esto lo pensaron
Miedo mucho sintieron
Frío acero portaban
Pero eran sus cuellos
Para que sus cabezas
En su sitio se aguantaran.

- Una mujer – la bruja dijo
Caras de muertos vio
El día que el bosque entró
Que era del más viejo de todos
El que en tiempos antiguos
En el bosque se perdió.

-Que no es esto real
El bardo con clara voz cantó
Sueños el bosque es de duendes
Pactos de serpientes donde antes
Las zarzas envenenadas
En helechos se convierten.

El reto del inglés aceptaron
El de Hungría con espada
Se batió en combate
Pero, o el hungaro
No entendía su lengua
O algo no funcionó

Edwardo muerto estaba
Y ellos encerrados seguían
Buscando sentido a aquello
Taumeoo visión buscaba
Y con su magia vio
Que el inglés los ojos abría.

- Que esa es la salida
Que no es ésta otra
Que quedarnos toda la vida
O la muerte sacarnos
Del bosque encantado
Aunque sea en tumba fría.

La espada del bardo tomó
Con la punta hacia el pecho
Sobre ella se lanzó
Muerto estaba
El que del sur venía
Estaban seguros de ese hecho.

Anwynn y la bruja,
A su fantasma buscaron
En Cielo, tierra e infierno
Nombraron palabras extrañas
Y poderosos sortilegios
Pero el alma no hallaron.

Pero marcas en sus cuerpos
Fueron apareciendo
Teameoo podría ser
O quizás el demonio
Que para llevarles al infierno
Quería hacerles perecer.

Finalmente, con desespero,
Primero el bardo
Y quedando los últimos
Los valientes soldados
Seguido por el mago
Sus cuellos se rebanaron

Muertos estaban
Y sus ojos se abrieron
Pues lo que en sueño moría
Entre zarzas envenenadas
Estaban todos
Mientras nacía el día.

Vieron allí
Entre afilados espinos
La bruja, los otros
Mantenidos vivos
Desde tiempos antiguos
Por zarzales malignos.

-Que esto es cosa de magia
Que es cosa de hechicería
Anwynn el mago cantaba
De duendes, de hadas
De seres de sangre fría
Sin vacas acaba el día.

Neasán O'dorne
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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty Baldr y Daina. Dos historias del frío norte.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:51 pm









En una noche muy fría en el invierno noruego. La ciudad de Nidaros acoge la corte y tropa del rey Inge II. Inge es el líder y caudillo de los birkebeiner, una de las más poderosas facciones en la guerra civil de los temibles noruegos. Y hay un gran revuelo por la corte. La casa grande y ovalada que servía como sede de la corte y punto de reunión de los jarl y los comandantes de los birkebeiner está llena de gente y, entre ellos, hay un chiquillo de cinco años. Su nombre es Baldr y esta es su historia.


Baldr es hijo de uno de los comandantes del rey Inge, uno de los de su mayor confianza, y su nombre es Ulf Svenson. Ulf está presente, como el resto de los caudillos y jefes guerreros así como muchos curiosos, entre los que está Baldr. Si bien el chiquillo no comprende muy bien el motivo del revuelo, es conciente de que no es el sitio donde debe de estar un niño, de modo que se esconde entre unos barriles.


La causa del alboroto es la llegada de dos guerreros desde las lejanas tierras del sur, y que llevan a un diminuto niño, casi un bebé con ellos. Estos guerreros presentan al rey Inge el chiquillo y le explican que su nombre es Haakon, su madre es una campesina llamada Inga de Vateig, también una birkebeiner que afirma que fue concebido por el rey Haakon II. El rey Haakon había fallecido de manera súbita pero varios birkebeiner habían reconocido al niño como hijo del rey. Pero la facción opuesta, los bagler, habían decidido acabar con la supuesta descendencia del rey Haakon, de modo que mandaron matarle en Varteig, que era una zona controlada por ellos. Un grupo de birkebeiner tomaron al niño y escaparon de allí con sus esquís, en busca de la protección del rey Inge. Torstein Skevla y Skjervald Skrukkaeran los dos únicos guerreros que habían sobrevivido al viaje, puesto que los bolger habían mandado a un poderoso brujo tras su pista y les lanzó la tormenta que casi acaba con todos. Inge decide ponerle bajo su protección y encarga a Ulf Svenson su cuidado y educación, junto con un sacerdote.



Aquella fue la primera vez que Baldr Ulfson vería a Haakon Haakonson, futuro rey de Noruega.

Aunque eran mayores que Haakon, los hijos de Ulf trataron al potencial monarca como a un hermano más, el benjamín de la familia. Crecieron y se educaron juntos aunque los hijos de Sven tenían una educación mucho más guerrera y Haakon aprendía de las leyes, de la fe cristiana y de las sutilezas de la política con sus maestros. Con todo, Baldr se siente atraído por las Antiguas Tradiciones, siempre misteriosas y oscuras y por las leyendas de los antiguos héroes que aún se cantan en las salas de los pueblos de Noruega.


La guerra prosigue y, finalmente, los birkerbeiner se imponen poco a poco a los bolger. El hijo legítimo del rey Inge reclama para sí mismo el trono y la madre de Haakon, que ahora ha viajado sola hasta Nidaros con sus hijas mayores y que vive en el hogar de Ulf, tiene que someterse al Juicio de Dios para demostrar la legitimidad de su hijo portando en sus manos desnudas hierros candentes sin quemarse la piel. Aquella era la muestra necesaria para muchos de los birkebeiner que se comenzaron a volcar hacia Haakon cuando Inge murió y él tomó el trono con sólo trece años. Era el año de Nuestro Señor de 1217.



Pero otros aún reclaman el trono para sí. El hijo de Inge no es el único. Otros desobedecen la decisión del rey que había adoptado a Haakon como su sobrino o su hijo ilegítimo, así que el asunto aún no se dirime.


Haakon y Baldr, que se han criado como hermanos, ven un distanciamiento en su amistad desde el momento en el que Haakon accede al trono. Ya no es un simple muchacho sino un rey, mientras que el otro no es más que el hijo de un hersar de poco rango. Mientras tanto, Baldr tiene su primer amor de juventud. El muchacho, ya todo un mozo grande y de rubia cabellera, diestro con las armas se enamora de Sirka, la hija mayor de Inga y hermana de Haakon. Sin embargo, el muchacho-rey, debido a que considera que debe dar ejemplo de firmeza y como no quiere que su hermana se case con un comandante menor sino que espera poderla casar con algunos de los otros pretendientes al trono y así atarlos a su causa, les prohíbe públicamente su relación e, incluso que se vean.


Sin embargo, ambos jóvenes ardientes siguen encontrándose a escondidas, en una vieja torre en un acantilado del fiordo.


Por desgracia, esto llegará a oídos del rey, quien ordena que se dé ejemplo mandando a sus guardias a traer encadenados a ambos. De esa manera mostrará al pueblo que no tolerará que nadie, ni su hermanastra ni el hijo del hombre que le cuidó y crió, osen desobedecerle.


Los guardias llegan al viejo torreón para castigar a ambos muchachos, pero Sirka, avisada por su doncella, pone en fuga a su amante, el valiente Baldr. El chico se niega a irse, diciendo que se batirá con los hombres y rogándole que, si no, ella huya con él, para escapar y casarse. Ella se niega, ordenándole su marcha bajo pena de retirarle su favor. Sin embargo los soldados les alcanzan antes de que puedan escapar. Matan a la doncella y, acto seguido se lanzan contra los jóvenes. Baldr mata a uno de ellos y Sirka toma la espada del caido para hacer costado a su amado. Juntos luchan pero el número de los soldados es muy superior. Para evitar que Baldr caiga en manos de su hermano Haakón, Sirka le empuja en el acantilado, lanzándole al mar, más allá del alcance de los guerdias que acaban por matarla al negarse a rendirse y luchar hasta el último aliento.



Baldr sobrevive a la caida al mar y consigue escapar y llegar a la aldea de su padre. Ulf reúne a su gente y les avisa de que ha llegado la orden de captura del rey sobre su hijo menor y de la muerte de Sirka. Si es capturado vivo, Baldr será ejecutado de manera pública. Pero Ulf no quiere ver morir a su hijo, quien llora destrozado la pérdida de su amada. No puede concebir que el chico que ha criado entre sus propios cachorros pueda volverse tan cruel y le ordena que escape del país, que vaya al exilio y que no regrese jamás. Cuarenta hombres de la aldea deciden unirse a Baldr en su exilio. Es el año 1218.

Baldr y su hueste se encaminan a las montañas y entran en Suecia para, luego, dirigirse al sur, en busca de fortuna. Oye de la ciudad de Marmö, en la que hay una importante población comercial. Al saber que muchos barcos se ofrecen allí para conseguir soldados que los guarden de los piratas, comprende que es una buena oportunidad.


Y es en Marmö donde conoce a Gordakus de Hamburgo quien representa a una flota de naves del sur. Gordakus le convence de que se enrole con ellos y que sean parte de la guardia de la flota. Se dedican al comercio, pero también es el hogar de unos eruditos. Y él acepta. Los navíos tienen nombres de antiguos dioses nórdicos, lo que es de agrado de la hueste de Baldr.



Baldr no tarda en descubrir que sus nuevos patrones son, en realidad, brujos y hechiceros en el momento en el que son atacados en el Mar del Norte por un grupo de barcos piratas. La demostración de poder inmenso y cruel causa honda impresión en todos los noruegos que se reúnen en secreto para plantearse si continuar con aquellas gentes tenía sentido y necesidad. Finalmente deciden quedarse y, con el tiempo, ganarse fama y poder y, tal vez, regresar a Noruega a vengarse de Haakon. Sin embargo, a Baldr le sigue sangrando el alma por la pérdida de su amada.





Daina nació en una aldea báltica de lituanos cerca de Birsen. Su padre era un noble caballero de la guarnición de Ascheraden, una de las principales plazas fuertes de los Caballeros Livonios de la Espada. Esta orden de monjes-soldados de origen alemán intentaba subyugar a las paganas tribus bálticas con sus cruzadas y sus guerras contra los cristianos ortodoxos del este que eran rusos. Los bálticos, siempre rebeldes y guerreros, luchaban e intentaban continuar sus vidas en las pantanosas tierras de sus antepasados mientras que los germánicos cruzados mezclaban evangelización y golpes de espada a partes iguales.



Otto de Naumburg era un joven y atractivo caballero de la orden y, durante una de las patrullas de su tropa, se enamoró de una joven lituana, semi-pagana. No tardaría mucho en llegarle la noticia de que ésta había dado a luz a una muchacha. Como no era una mujer bautizada formalmente, sus superiores se negaron a autorizar un matrimonio, aunque sí le permitieron ir a por ella y por la pequeña y llevarlas hasta la aldea junto al castillo y proporcionarle allí un hogar.


El caballero Otto procuró bautizar a su hija y educarla en el culto cristiano. Por su parte, su madre se negaba a aceptar el bautismo aunque reprimía públicamente sus prácticas paganas. Así pues, creció Daina, con la belleza y rebeldía de su madre. Daina visitaba muchas aldeas y territorios acompañando a su padre, quien intentaba darle aquella formación, para hacer de ella una digna hija de un caballero, pero la muchacha se limitaba a aprender las partes menos femeninas del asunto, como el rastreo, la búsqueda de refugio o de comida y agua potable en los pantanos. Por supuesto, no tuvo más remedio que aprender a coser y, de esa manera, ayudar a su madre por un lado y contentar a su padre por otro. Otto no era un mal hombre, pero ante la fija y severa mirada de sus cercanos y siempre atentos superiores, no le quedaba otro remedio que mostrarse inflexible con su amante y su hija.


La gota que colmó el vaso fue cuando permitieron a Otto casarse con su madre para que, acto seguido pudiese desposar a su hermosa hija con otro caballero, danés, que era aliado de los caballeros livonios de la espada.

Daina escapó.


Primero vagó por los pantanos hasta comenzar a ganarse la vida como guía y rastreadora de los viajeros de la zona. Conducía por caminos seguros a las caravanas en la ruta de la comercial ciudad de Novgorod y, luego, viajaba con otras hacia el oeste, con el mismo trabajo.



Cuando Dewydd ex Micelanea, el mago galés de la alianza marina de Auriga Maris llegó a Gdansk y buscó un guía que pudiese llevarle a Novgorod, Daina fue la recomendación más general por los comerciantes de allí. Dewydd no tuvo problema en aceptarla, pese a ser una mujer joven. Y comenzó el viaje por los fríos pantanos. Daina, con ojo astuto, esquivaba tanto a bandidos y partidas de caza de bálticos como a patrullas de caballeros y cruzados daneses. Parecía a gusto al ver que los miembros del grupo de Dewydd eran paganos y no aquellos fanáticos religiosos y fue la primera semilla para la confianza entre ella y el galés. Pronto la confianza dio lugar a la amistad y, sin poderlo evitar, al amor. En el viaje de vuelta, Daina le pidió a Dewydd si podría continuar con él en sus viajes, allá donde fuera y el mago asintió, pidiéndole poco después en matrimonio.
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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty La Cruzada de los Niños. (Pars Prima)

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:52 pm





La ciudad de Marsella es muy grande y habitada. Está en la costa sur del Reino de Francia y es uno de principales puertos del Mediterráneo. Dicen que la fundaron los griegos comerciantes hace muchos siglos, antes de los tiempos de Nuestro Señor.


A su puerto llegaron, a mediados del verano del año de Nuestro Señor de 1223 dos de las naves de la Flota de Auriga Maris. Una era el Wulfzee, veloz y ágil, con sus piratas daneses. Otro era el Odín, una nave muy grande, una de las más altas que han visto los mares del mundo desde el tiempo de los romanos.


En el Odín iba el mago Samael ex Miscelanea de bronceada piel y cabellos oscuros, así como Gordakus de Hamburgo, el astuto comerciante. También iba a bordo Baldr Ulfson, de Nidaros, con su guardia noruega. Y el capitán del Wulzee era Knut Nudos, el pirata. La Flota se dirigía a aquel puerto porque su mercado era muy importante y Gordakus iba a hacer negocios. También Samael desembarcó presto y se dirigió a la judería, puesto que era un hebreo y quería parlamentar con los de su raza.


Sin embargo, poco después de echar amarres, las cadenas del puerto se cerraron y cuatro galeras se posicionaron en la boca del puerto. Baldr y Nudos fueron a buscar al comisario del puerto para que les diese explicaciones, si bien no le encontraron y su hija les dijo que estaba fuera de la ciudad, donde había sido llamado.


El danés y el noruego alto de dorada cabellera acudieron también fuera de la ciudad, para ver qué sucedía y allí encontraron un inmenso campamento de muchos miles de personas, más allá de las murallas de Marsella. En la tienda central, hallaron al comisario así como a otros representantes de la ciudad parlamentando con un hombre viejo vestido de cruzado con un niño a su lado. Preguntaron y las explicaciones fueron prontas. El cruzado se llamaba Étienne y el niño François, que debía rondar la docena de veranos. Étienne era el líder de aquella inmensa turba y decía que era una cruzada que, ordenada por Dios y Nuestro Señor Jesucristo, debía acudir a Tierra Santa donde liberaría Jerusalem y los Santos Lugares del yugo de los infieles.



Sin embargo, Baldr era un soldado veterano y Nudos un hombre de mundo. Ambos comprendieron que aquel hombre no tenía la razón en su sitio. Vestía ropas raídas y antiguas y la cruzada estaba integrada mayormente por niños, jóvenes imberbes, pastores, mendigos y pobres y muy pocos hombres de armas.


François el niño habló con los dos nórdicos y pareció que había buen diálogo entre ellos. Pero Étienne dejó claras sus condiciones. Reclamaban todos los barcos del puerto de la ciudad para usarlos de transporte a Tierra Santa. Eso incluía los barcos de Auriga Maris allí anclados. La ciudad, temerosa ante tan grande turba, abrió sus puertas y cerró el puerto para evitar que los barcos huyesen dejando a Marsella a merced de la ira de la grande multitud.



Los dos nórdicos regresaron a sus barcos preocupados y se reunieron en consejo de guerra, armando a la marinería al completo y preparando sus guardias y piratas a la vez que apartando los barcos varias varas del propio puerto. Pero faltaban Gordakus a quien no pudieron encontrar y Samael el Mago. Parte de los cruzados fueron entrando a la ciudad hasta que el propio François y Étienne se personaron en el puerto ante los nerviosos nórdicos. François habló con Baldr Ulfson y Knut Nudos, quienes, en ausencia del mago y del mercader y dada la urgencia de la situación, habían tomado el mando de los barcos. François habló con ellos y todos escucharon sus palabras. Los dos guerreros intentaron decirle que aquello era un absurdo y que la cruzada debía volver a sus casas. Pero el muchacho no parecía entender sus palabras hasta que Nudos le desafió a ir andando hasta Jerusalén. Acto seguido, el niño comenzó a caminar sobre las aguas como Jesús en el Mar de Galilea. La multitud estalló en fervor y, cuando el niño les hizo el gesto de que le siguiesen, muchos saltaron al agua, pero pocos sabían nadar y menos caminar como Nuestro Señor. Al hundirse uno de los jóvenes cruzados, Knut saltó en su busca y lo subió a la cubierta, aparentemente muerto. El niño François subió también y, con un gesto, le hizo regresar a la vida. Sin embargo, Knut dijo después que el joven sólo estaba inconciente y que el muchacho practicaba algún tipo de magia. Fuera como fuere, los portentos habían convencido a sus seguidores y a muchos de la ciudad, que empezó a ser patrullada por piquetes de cruzados, algunos de los cuales llevaban un dibujo en un trozo de tela pegado al pecho, para simbolizar el milagro del joven François. El chico y Étienne se marcharon al campamento, si bien, François se despidito con afecto a los nórdicos ante los ojos de todos los que allí estaban



No tardaron en montar una capilla improvisada en el propio puerto.


Sin embargo, las multitudes y las chusmas pronto decidieron que era hora de actuar contra aquello que ellos llamaban los infieles, y, como los sarracenos se encontraban a muchísimas leguas allende el mar, echaron manos de los judíos de Marsella. Una turba fue en busca de la judería que se cerró a cal y canto. Pese a ello, los exaltados cristianos prendieron fuego a varias casas. Preocupados por la seguridad de Samael el Mago, Baldr y Knut tomaron una treintena de hombres fuertemente armados y acudieron a la judería. El juez de paz, un hombre de ley de la ciudad intentaba evitar que la turba entrase en la judería para que no hubiese una matanza, por lo que temía que si permitía abrir las puertas de la judería para que entrasen los nórdicos, la turba aprovechase para entrar a hierro y fuego.


El de Nidaros de dorada cabellera le amenazó, diciendo que si alguien llegaba a tocar un pelo de Samael, haría que sus hombres masacrasen a la turba sin contemplación y convenció al juez para que les dejasen entrar saltando unas azoteas. Así los dos nórdicos, el juez y una escolta armada entraron en la judería hasta la casa que los judíos llaman sinagoga y que es su templo. Allí se habían refugiado los judíos y el juez habló con ellos para preguntar por Samael. Allí estaba el mago, pero estaba inconciente y magullado porque había recibido una paliza de la turba y sólo la intervención de un buen cristiano había evitado que le colgasen. Baldr y Knut estaban muy enfadados, advirtiendo al juez de las consecuencias de aquello, así que tomaron al mago para marchar por el mismo camino. Pero en honor a la buena voluntad del hombre que había ayudado a Samael, Baldr le extendió su protección para salir de allí y refugiarse con ellos en el Odín hasta que la locura aquella pasase y el hombre aceptó. Su nombre era Louis Épervier y era de una ciudad del sur del Reino de Francia.



Cuando quisieron volver por el mismo camino, encontraron que la turba ocupaba aquella calle, así que Baldr hizo venir a sus hombres allí y limpiaron el callejón de chusma para poder hacer descender en una parihuela a Samael y a Louis y regresaron al barco.


Aquella noche, la cosa empezó a ser tensa. Los cruzados vagaban por la ciudad y, preocupados por la ausencia de Gordakus de Hamburgo, los hombres del Norte comenzaron su búsqueda por la ciudad, yendo a varios sitios como la lonja. Finalmente supieron que estaba en una posada de la ciudad, pero se encontraron con que en la entrada un grupo pequeño de hombres vestidos de manera similar a monjes pero con armaduras debajo, luchaba contra muchos de los cruzados armados que se lanzaban sobre ellos. Cuando los del Norte intentaron ayudarles, los hombres se dispersaron y escoltaron a uno unas calles y, antes de desaparecer, el extraño soldado les preguntó donde podría encontrarlos y ellos le dijeron el nombre de su barco. Luego el soldado desapareció en los callejones.


El fuertemente armado grupo de nórdicos volvió a la calle de la posada y más cruzados y mendigos de aquella turba se habían reunido allí, atendiendo a sus hombres. Después de un momento de tensión en el que pareció que los nórdicos despedazarían a los cruzados por impedirles pasar hasta la posada, uno de los jóvenes pareció reconocer a Baldr y a Knut Nudos, así que les franquearon rápidamente paso. Dentro de la posada hallaron a Gordakus, enfermo de borrachera y a la posadera, que exigía el pago de los daños causados. Tomaron al comerciante germano y lo devolvieron al barco.


La noche pasó, y Gordakus seguía enfermo por la resaca. Samael continuaba convaleciente de sus heridas y los nórdicos mantenían el mando tan bien como podían dado que no sabían de cosas de cruzadas ni de milagros. Knut el danés aún adoraba a los Antiguos Dioses y no creía en milagros de Nuestro Señor y Baldr, buen cristiano no era hombre de letras, sino de armas y diferenciaba entre lo que se le debe dar a Dios y lo que se le debe dar al César.



A primera hora les llegó un paquete con una bandera cruzada que Étienne quería que enarbolasen en el Odín porque aquella sería la nave insignia de los cruzados. Balder la izó para evitar un aumento del conflicto. También les llegó una carta para Gordakus, pero como éste seguía enfermo, atendieron a la petición personalmente con la ayuda del señor Louis, que les ayudaba con la lengua y les auxiliaba con las costumbres de la ciudad. El remitente era un hombre llamado Renoir. Era un comerciante muy importante y su casa contenía lujos y un mapa del Mediterráneo con pequeños barquitos tallados sobre él. Según Renoir, la situación del puerto cerrado le estaba arruinando a él y a los otros comerciantes de Marsella. Pero había pensado un plan y era aceptar embarcar a la cruzada para, luego, venderles como esclavos a los sarracenos del Norte de África. Aquello horrorizó a los tres hombres pero como Renoir les amenazó de que si Gordakus no colaboraba con él o si le delataba, haría que no pudiese comerciar en toda aquella costa del Mediterráneo entre el sur de Francia y el norte de Italia, optaron por decirle que aquel tema era demasiado serio como para hablar por Gordakus y le pidieron tiempo.


Volvieron a los barcos y la multitud crecía en el puerto. Los nórdicos estaban nerviosos y preocupados viendo como había cada vez más chusma cruzada en el puerto. La noche anterior, la turba había saqueado almacenes de la ciudad, para alimentarse puesto que estaban raquíticos y para armarse. Eran más de quince mil y la ciudad tenía pánico. La tensión se respiraba cuando llegó una procesión de gentes de todos tipos siguiendo al palio, bajo el cual, para sorpresa de todos, no sólo estaba el obispo de la ciudad, sino también François el niño y Étienne, el viejo cruzado.


François pidió subir al barco, a lo que Baldr accedió y tuvieron que ayudar a más de uno que saltó al agua hasta que, viendo que muchos no sabían nadar, el de Noruega le dijo al niño que pidiese que no saltasen al agua. A una palabra suya, los más fieles de sus seguidores, crearon una cadena humana en el puerto para evitar más accidentes. Comenzó la misa. El obispo, extrañamente, se saltó el sermón y aquello contrarió al chiquillo quien no tardó en hacerse amigo del hijo de Samael el Mago. Baldr y Knut intentaron hacerle entender que aquellas tragedias como la de Samael era lo que pasaban pero François sólo entendía que los judíos habían crucificado a Cristo Nuestro Señor. Terminó la misa y la multitud pidió un nuevo milagro. Tras pedir que no le siguiesen y después de rezar un rato, el chiquillo saltó al agua del puerto, hundiéndose como plomo. Pasó largo rato, más de media hora y sólo entonces François salió, cuando otros se habrían ahogado muchas veces en aquel tiempo. La multitud, enfervorecida, marchó en procesión tras él y Étienne. Louís, que había hablado con François les dijo que las palabras de François sobre fe eran heréticas, de libros que no están en el Canon de Nuestra Santa Madre la Iglesia y, según el muchacho, se las había enseñado Étienne quien le había criado en una hermita pues era huérfano.


Esa tarde llegó un enviado de Génova en una hermosa galera de oro y ébano. Como acudieron a su paso los de Auriga Maris, les pidieron que les informasen y, luego, que les acompañasen ante los líderes cruzados. Así pues, los del Norete volvieron a la tienda de Étienn, quien les recibió. Los genoveses ofrecieron su flota para llevar a los cruzados a Tierra Santa a cambio de oro. Pero Étienne los despidió de mala manera. Al salir, los hombres vieron a uno de los monjes de la noche anterior ir hacia la tienda de François y Étienne, pero como no sabían qué significaba, siguieron su camino al puerto. De regreso, los genoveses solicitaron dejar un embajador a bordo del Odín, para hacer de enlace, después de que los del Norte les explicasen qué estaba sucediendo y les pidiesen que mandasen una armada en ayuda de la ciudad.



Los genoveses marcharon, salvo su embajador, pero no tardó en llegar noticia al puerto de que habían asesinado a François. Baldr y Knut, con una pesada y numerosa escolta regresaron al campamento, donde rápidamente les dejaron pasar con sólo reconocerles. Allí hablaron con Étienne y supieron que François vivía. Pero frente a la entrada habían empalado a un hombre que reconocieron como al encapuchado que habían visto cuando partieron poco antes. Por lo visto, armado con una espada, el hombre intentó matar a Étienne, pero el chiquillo se puso en medio y la espada se rompió como caña seca al tocarle y, luego, los guardias le mataron. El crío estaba asustado, pero sano y salvo. Ahora la turba estaba furiosa e intentaron de nuevo entrar en la judería.


Knut, Baldr y Louís volvieron a los barcos. Samael y Gordakus seguían incapacitados y los nórdicos estaban preocupados y temían que aquello acabase en terrible tragedia.



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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty La Cruzada de los Niños (Pars Secunda)

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:52 pm



En el campamento, Étienne culpó a los genoveses del intento de asesinato y una furiosa turba de más de un millar de cruzados fueron al puerto para intentar llegar al Odín y ponerle las manos encima al embajador genovés allí refugiado. Los nórdicos, sabiendo que no podrían frenarles, decidieron ser misericordes. Hablaron con el hombre, que, aterrorizado, pedía clemencia. Ellos sabían que era inocente pero la turba no iba a entrar en razón. Balrd le dio la oportunidad de darle confesión cristiana y matarle el mismo en vez de que le despedazasen los exaltados. Así pues, tras acabar rápidamente con su vida, lanzó la cabeza del pobre hombre a los cruzados que estaban sedientos d sangre.

Aquella misma noche, hubo alborotos por la ciudad. Por lo visto, la tensión iba en aumento y las calles eran patrulladas por cruzados armados, que ahora parecían menos infantiles y más peligrosos.

Por la mañana del lunes, día de mercado, Baldr, Nudos y Louis fueron a ver al obispo a la catedral y encontraron muchos cuerpos de gentes por las calles, sin siquiera recoger. Casi no había transeúntes y no se había hecho mercado. La catedral y el palacio episcopal estaban custodiados por hombres armados, de modo que tuvieron que dejar las armas y asistieron a misa en la nave de la gran catedral. En la basílica había muchos miembros del clero, monjes y monjas y caballeros de alguna orden religiosa. El obispo, tras hacer la misa, les recibió en audiencia. Para extrañeza de los visitantes, le preguntó su nombre al Louis para, luego, apuntarlo en un libro. Sólo se dirigió al noble noruego, ignorando todo el rato a los otros. Hablaron y el obispo les dijo que la iglesia no tenía una postura oficial sobre los sucesos acaecidos y que estaban meditando sobre ellos. No sacaron mucho en claro, pero después, en audiencia privada con Baldr le comunicó que la Iglesia deseaba que la cruzada llegase a Tierra Santa, pero no sus líderes, a los que quería muertos.



Mientras Baldr hablaba con el Obispo, Nudos y Louis intentaban sonsacar información de los sacerdotes, pero fue con un monje llamado Cucufato con quien tuvieron más suerte. No les dijo qué significaba el libro, pero sí que era mejor no figurar en él.

Volvieron y fueron a buscar a Renoir el mercader, puesto que iban a aceptar el trato aunque con la intención de salvar a los cruzados de la esclavitud, al menos aquellos que estuviesen en sus barcos. Pero Renoir no estaba y su criado les tendió hospitalidad generosa. Aunque regresaron al barco, todos notaban como la tensión subía. Era difícil saber que hacer hasta que les llegó un mensaje que les citaba en un callejón al que les guió Louis. Allí les esperaba uno de aquellos monjes armados misteriosos quien les pidió que le acompañasen a una casa. Allí, en una casucha, estaban los otros monjes armados y una mujer. El líder dijo llamarse Charles y les dijeron que eran cátaros. Sabían quien era el niño François, puesto que era el hijo de aquella mujer, y, además, un perfecti. Los cátaros son una herejía del sur de Francia y norte de Italia muy peligrosa y, que se dice, relacionada con brujerías. Los perfecti son personas con ciertas capacidades extraordinarias que ellos consideran santos. Por lo visto, Étienne, después de regresar de la fallida Cuarta Cruzada, con un grupo de cruzados se dedicó a masacrar a estos cátaros. En una de las correrías encontró a François y se lo llevó. Charles pidió que les ayudasen a recuperar al muchacho para volver a su hogar con su madre. Los nórdicos estaban de acuerdo, y sabían que François sólo era un símbolo para Étienne, quien lo manipulaba para llevar a cabo su cruzada personal.

Así pues, marcharon de nuevo, habiendo descubierto muchas más cosas ahora y encajando las piezas de aquel complejo panorama. Pese a que volvieron a casa de Renoir, éste seguía ausente y ellos disfrutaron de nuevo de la hospitalidad de su casa con la conciencia tranquila al saber que Renoir era un hombre malvado capaz de comerciar con esclavos cristianos.

Cuando ya todos dormían, sucedió algo de nuevo sobrenatural. Toda la ciudad, el campamento cruzado y también a los nórdicos de Auriga Maris. Todos tuvieron el mismo sueño de terror en el que veían aparecer una figura de miedo en la tienda de François y llevárselo. Baldr, Nudos y Louis corrieron con una escolta al campamento para confirmar que, en efecto, aquel sueño había sido real y que había desaparecido. En la tienda había un olor como de incienso, pero ninguna huella de François. Con las manos vacías y muy preocupados, los de Auriga Maris regresaron al barco con una espada que Étienne le dio a Knut para ayudarles a encontrar al muchacho.


La mañana siguiente, el norte de la ciudad amaneció en llamas. Habiendo incluso registrado sus propios barcos en busca de François, fueron al campamento una vez más los tres hombres y su escolta, sólo deteniéndose para recoger las cosas de Louis y ayudar a personas que iban huyendo de aquella zona de Marsella. Hablaban de una plaga de ratas y de una lluvia de fuego cuando, para sorpresa de todos, una extraña ratas intentó atacarles mientras Baldr acudía al auxilio de una mujer en una casa en llamas. Al golpear Knut a la rata, ésta, estalló en llamas. Así fue que las ratas extrañas estaban llevando el fuego contra las gentes.

Fuera, descubrieron que el campamento también recibido daños pero los cruzados, viendo que al matar las ratas, explotaban, se limitaban a expulsarlas con escobas y palas. Misteriosamente, cuando Knut las tocaba con la espada, las ratas se desinflaban hasta sólo ser pellejos mustios.

Étienne les dijo que las ratas provenían del bosque y que era un castigo por la desaparición de François por alguna fuerza diabólica. De modo que, tras consultar con Samael, fueron al bosque en busca del origen de las ratas de fuego mientras Knut iba a hablar de nuevo con el monje Cucufato en busca de pistas.


Baldr, Louis y el hijo de Samael el Mago, Joshua, encontraron un pueblo de elfos y duendes, similar a una ciudad en miniatura. El rey de estos elfos les dijo que exigía que los cruzados dejasen de cazar en su bosque y que no tocasen las campanas y los de Auriga Maris consiguieron una tregua de dos días. De manera que, ahora con los ataques detenidos y los fuegos controlados, volvieron al Odin, donde Gordakus se encontraba ya mejor. Le contaron lo que había pasado y tomó el mando de la situación.

Gordakus comenzó una ronda de visitas, a Étienne, al comisario del puerto y jefe de la guardia, a los cátaros y al obispo, pero no descubrieron nada nuevo. Renoir, el malvado comerciante habló con Gordakus y le pasó una factura para cobrarse la hospitalidad que había dado a los miembros de Auriga Maris, demostrando que era un usurero y amenazando a Gordakus. Pero el de Hamburgo es valiente y se negó a aceptar su juego.

Al día siguiente, comenzaron a rastrear una pista después de que visitasen de nuevo a Étienne. Uno de los guarias de la noche en la tienda cuando François había sido secuestrado, había escuchado la frase: “Ven aquí, hijo de una apestosa hez”. Louis el erudito y Samael el Mago coincidieron en que era una frase que usan los ángeles cuando se presentan a alguien de manera enfadada. Por tanto, entre eso y el extraño olor que habían notado, decidieron buscar quién podría saber de magia y brujería en Marsella. Hablaron con el obispo pero nada sacaron en claro, ni tampoco el jefe de la guardia. Con inciensos trabajaba sólo Renoir, pero su mayor comprador era el obispado, para usos litúrgicos y, muy en menor medida, algunos nobles. Sin embargo supieron que el monje Cucufato era un boticario conocido, así que decidieron emborracharle y sacarle información. Cucufato, una vez embriagado con brandy les contó que los caballeros de la Orden de San Eustaquio, una orden de caballería menor que vivía en la ciudad, solía hacerle encargos extraños y confusos. Le sacaron el nombre del maestre y su dirección y, luego prepararon a la hueste para ir en su busca.



El maestre vivía en una casa grande de dos plantas. Les recibió con cortesía, pero cuando le comenzaron a preguntar, rápidamente calló en mentiras que Gordakus cazó al vuelo. Tras amenazarle e insistirle mucho, les contó de una habitación secreta, bajo juramento de que no contasen lo que allí verían. En aquella habitación encontraron libros de artes oscuras y un tarro misterioso en el que se hallaba un gran corazón que latía por sí mismo. Todos se preocuparon por aquella brujería y avisaron a Samael, al que llevaron en una silla fuertemente escoltado. Se quedaron los libros pero Samael les avisó que aquel objeto guardaba en su interior cual prisión el corazón de un demonio. El Maestre les dijo que no podía contarles nada bajo juramento, pero que eran los guardianes de aquel corazón malvado y que se produciría un desastre si lo robaban. Los de Auriga Maris aceptaron guardar el secreto, pero a cambio de información. ¿Quién más sabía de artes mágicas en Marsella? El Maestre les dio un nombre: el rabino de la Judería.

Con una pesada escolta, fueron a la judería, pero tuvieron que llamar al Juez de Paz para poder hablar con el rabino, dado que la judería seguía cerrada a cal y canto. El rabino les recibió, dejando sus armas con sus hombres custodiando la entrada de la judería. Negó reconocer nada, pero Gordakus de Hamburgo se dio cuenta que mentía. Knut le preguntó si había secuestrado a François, y volvió a mentir negándolo. Entonces Baldr comprendió que había secuestrado al niño porque el rabino pensaba que, así, evitaría una masacre de los judíos de Marsella si conseguía que la cruzada se disolviese al desaparecer su símbolo. Finalmente, el rabino lo reconoció. Había mandado un espíritu en busca de François y estaba allí sano y salvo y se los entregó sin oposición. Los de Auriga Maris, que comprendían los motivos del rabino, le aseguraron que nadie sabría lo del secuestro. Ahora con François en su custodia, regresaron al barco y comenzaron a tramar un plan para acabar con aquella situación.

De noche fueron a avisar al jefe del puerto y al obispo. A la mañana siguiente acababa la tregua del rey de los elfos, quien había dejado una rata de fuego para hacer de enlace con los de Auriga Maris, escondida en el puerto. También hablaron con François, contándole la verdad sobre su pasado, mientras, llamaron a la madre quien se presentó a él.

El obispo aceptó el plan y comenzó a moverse a primera hora del alba.

Las puertas de la ciudad se cerraron. Baldr, con el caballo de Knut, anduvo hasta Étienne y le ordenó que disolviese la cruzada. Étienne se negó y Baldr volvió a la ciudad. Allí, en las almenas, se habían reunido la guardia de la ciudad, la soldadesca de las galeras, los caballeros de San Eustaquio, una pequeña milicia de voluntarios así como los piratas de Knut Nudos – que había sido nombrado jefe provisional de la guardia- y la hueste de Baldr. Eran unos pocos cientos, mientras que fuera había más de quince mil cruzados. Hicieron tocar las tromperas y los cuernos de los nórdicos y los cruzados escucharon como el Obispo les bendecía para acto seguido decirle que aquella bendición era lo único sagrado que había habido en aquella cruzada desde el momento que comenzó. Desautorizó a los líderes de la cruzada y les conminó a volver a sus casas. Las campanas sonaron, rompiendo la tregua con los elfos del bosque. Una flecha salió de entre los cruzados y alcanzó al obispo, cuando Étienne lanzó a sus turbas contra las murallas de la ciudad.



Baldr lanzó su jabalina con portentosa fuerza alcanzando a Étienne pero no murió. Soldados y nórdicos se enfrentaron a los cruzados, quienes les lanzaban piedras, flechas y ratas de fuego que habían capturado. Gordakus regresó al Odín para pedir la intervención de François para evitar la matanza. En aquellos momentos llegó la armada de Génova pero se negó a auxiliar a la ciudad si no se confirmaba un pago en oro.

Knut fue avisado de que la Puerta de Santa Margarita había caído y los cruzados estaban entrando de modo que fue allí con sus arrojados piratas y se lanzaron en una carga heroica para detenerles, mientras Knut se enfrentaba al propio Étienne. La lucha se alargó varias horas. Étienne fue derrotado en combate singular contra Knut, quien le hizo prisionero pero casi todos sus hombres habían caído y los cruzados entraban libremente en la ciudad.

La parte de la muralla de Baldr aguantaba gracia a la ferocidad de los hombres del norte, y, de repente, una figura apareció en la espalda del noruego, quien, raudo, le asestó un hachazo que podría haber partido un árbol de un solo tajo. Pero quien había aparecido allí era François, de manera milagrosa, tan milagrosa como la herida que sólo le había penetrado unos dedos en el abdomen en vez de partirle en dos por la fuerte del alto caudillo noruego.



Baldr, apenado y asustado por haber herido al santo muchacho, le cogió y le sacó de la almena entre sus brazos y le pidió perdón. La herida, como por arte de magia, se cerró. El de Nidaros le explicó que aquel horror era lo que estaba haciendo la cruzada. Que muchos estaban muriendo y que él podría detenerlo. Protegido por el escudo de Baldr, François subió a la almena y, con una voz que se escuchó en toda la ciudad, ordenó que cesase la lucha y se volviesen a sus casas. Luego, bajó y curó a Étienne de todas sus heridas.

Regresaron a los barcos. La batalla había finalizado. Marsella se había salvado. El campamento cruzado ardía por la magia de los elfos y sus ratas de fuego. Los cruzados se disolvían por los caminos. El obispo había muerto.

Gordakus se marchó unos días y regresó en breve con el Odín lleno de comida para vender a la hambrienta ciudad, con astuta acción de mercader. Renoir, arrogantemente, le echó en cara que le había estropeado el negocio, y le amenazó, de modo que Baldr fue a reclamar el pago al obispado, tal y como había acordado con el Obispo.

Para sorpresa de todos, mientras llegaba un sucesor nombrado por el Santo Padre, el custodio del obispado era el monje Cucufato. Baldr pidió lo siguiente: que el nombre de Louis Épervier fuese borrado del libro, alo que Cucufato aceptó presto y denunció a Renoir por sus crímenes. Había planeado vender a miles de cristianos a los sarracenos como esclavos, y le entregó uno de los libros que habían encontrado en la casa del Maestre diciendo que lo había encontrado en casa de Renoir, quien estaba detrás de los sucesos sobrenaturales que habían pasado aquellos días allí. Cucufato les dijo que Renoir sería apresado y que parte de sus posesiones serían entregadas a Auriga Maris como recompensa.

Los de Auriga Maris aceptaron llevar a los cátaros a una ciudad más segura. François les dijo que había hablado con su madre y con Étienne. Se iban a retirar a una ermita, solos, donde purgar sus culpas y separarse de aquel mundo de crueldad y violencia.


Gordakus hizo grandes beneficios. Baldr había perdido hombres, pero Knut Nudos, que había perdido a casi todos sus hombres, Cucufato le compensó con plata. Louis se quedó con ellos, al menos, de momento dado que les había sido muy útil y colaborador. Así pues, salvada la ciudad y los dos barcos de Auriga Maris, partieron en cuanto pudieron de allí, para continuar con sus viajes.

Queden ellos bien y nosotros también.


Sven Svenson de Nidaros. Skald y lugarteniente de Balrd Ulfson
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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty Los Mercere.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:53 pm




El Njord partió con el deshielo hacia el sur y, después de pasar brevemente por Riga para comprar víveres, se dirigió hacia el sur, para entrar en el río que llaman Nemunas llevando a bordo a los magos Pèrle ex Flambeau y a Dewydd ex Miscelanea y a la mujer llamada Lucrecia.

El río Nemunas cruza las tierras de aquellos pueblos que llaman lituanos. Sus riveras son hermosas y ricas, sus bosques frondosos y llenos de vida y sus aguas contienen muchos peces. Las tierras que se dicen civilizadas pronto quedaron atrás, al entrar en el territorio de los pueblos de aquella tierra que se niegan a aceptar tanto el cristianismo como el vasallaje de los otros pueblos, en especial de los germanos y de los caballeros de Livonia. Los lituanos son baltos, que es una raza de hombres altos, rubios y de ojos claros. Si bien se les ve gente sencilla y humilde, también parecen arrojados e irreductibles en su orgullo. No vacilan en enfrentarse a los ejércitos de los caballeros que temen penetras en los bosques donde viven estas naciones, los escalvianos, los lituanos y los yotvingianos por las riveras del Nemura.

Muchos hombres, mujeres y niños acudían a los márgenes del río para observar el avance del Njord. Daina, la esposa de Daina a veces hablaba a gritos con ellos y los del lugar parecían divertidos al ver los colores del estandarte de Auriga Maris, tan distinto a los de los caballeros que intentan azotar siempre sus tierras. En ocasiones se detenían, para comprar carne fresca de caza a los baltos y Daina les contó que los de allí decían que jamás se había visto barco tan grande en el Nemunas. Por lo visto, pronto corrió la voz entre los paganos quienes, aunque no dejaban de vigilar al Njord, parecían no verles como una amenaza.

Finalmente, el Njord dejó atrás las tierras de los paganos baltos y llegó a la de los rusos. Los rusos son también de tez muy clara y rosada y de ojos muy redondos y son fieles a la iglesia de los ortodoxos, que es una iglesia crestiana de oriente que no obedece las palabras del obispo de Roma. Los rusos cultivaban sus cambos con sus túnicas cortas y blancas y saludaban al Njord a medida que pasaba por las aldeas. Los rusos se dividen en principados y en una república, la de Novgorod y son una nación muy extensa. El principado que bordeaba a los lituanos era el de Polotsk y el Njord echó el ancla en un pueblo con una fortaleza llamado Goroden. Acordadas las tasas para permanecer allí, los magos con un grupo de soldados, de custi personales y la esposa de Dewydd, comenzaron su viaje de dos semanas en carro hacia la ciudad de Kiev.

Unos días después de comenzar, manteniendo unos pantanos que alcanzaban el horizonte a su derecha y unas larguísimas llanuras a su izquierda, los magos de Auriga Maris se encontraron, de súbito, en un cruce de caminos pero habiendo perdido a casi toda su escolta y a Lucrecia. En el cruce había un poste y bajo él, un hombre. Tras unos primeros y tímidos intentos de comunicación, resultó que aquel hombre era un mago de la Orden de Hermes, Luca de Mercere, quien se había detenido allí para descansar. Se habló brevemente, pero cuando intentaron continuar el camino, a las pocas varas de distancia del poste aparecían de nuevo de cara a éste pero desde la dirección contraria. Probaron y volvieron a probar varias cosas, pero nada parecía funcionar, de hecho, incluso la magia estaba allí amortiguada si no era con un hechizo de gran poder. Luca, que también había llegado allí de casualidad, resultó que tampoco sabía lo que pasaba.

Llegó un campesino, quien, para sorpresa de los de Auriga Maris, era italiano, como Luca, que era de Roma. El campesino portaba nabos y era mal hablado y grosero. Cuando se alejó del grupo, pasole lo mismo que a los magos y sus acompañantes. Pese a primero culparles a ellos, el tipo fue calmado por Luca, quien descubrió que, en compañía de aquel hombre, la distancia a la que se alejaban del cruce era mayor. Luego llegó un anciano, también italiano. Saludó a los presentes y siguió su camino, pero sí salió de la zona pese a estar Luca con él.

Luca hizo volver al viejo, quien decía ir a la boda de no se sabe qué pariente. Por lo visto, en su compañía, casi todos podían salir de allí, de aquel sitio que mágicamente estaba manteniéndoles encerrados. Pèrle y Luca hablaron con el anciano y, por lo visto, descubrieron gracias a él que allí había estado José de Arimatea, un hombre santo crestiano. En aquel punto, el de Arimatea se había quedado perdido o indeciso, y aquello había causado algún tipo de magia en el lugar. Muchos tendían a perderse por allí, por ese motivo el viejo les dijo que tenían que rezar. Sin embargo, el problema seguía persistiendo. El viejo aceptó rezar por ellos y en su nombre a cambio de la promesa de una peregrinación a una iglesia de Inglaterra, donde está enterrado aquel santón. De esa manera y gracias a su rezo, los magos y el resto del grupo pudieron abandonar aquel cruce.

Pero la mayor sorpresa se la daría precisamente Luca ex Mercere, quien descubrió que no estaba en verdad en Italia, sino en las llanuras de las Rusias y en mi doscientos veintitrés u no en mil doscientos veinte, como él pensaba. Había perdido dos años y recorrido miles de leguas en lo que a él se le habían antojado unas horas. Pidió acompañar a los miembros de Auriga Maris hasta la alianza a la que se dirigían, puesto que se trataba de la Casa Mercere del Tribunal de Novgorod.

De esa manera, y reencontrando a Lucrecia y su escolta, continuaron hacia Kiev.


Kiev es una ciudad muy grande y exótica. Las campanas resuenan en el cielo y los cantos de los coros llenan las iglesias y las embarradas calles están flanqueadas por extrañas casas de orientales tallas de madera y chillones colores en las paredes. Es la capital de un principado otrora inmenso y poderoso, pero ahora, ante sus murallas de madera, se agolpaban miles de refugiados del este y del sur, temerosos de la llegada de unos peligrosísimos bárbaros: los mongoles.

Los mongoles provienen del lejano Este. Son bárbaros y crueles, según cuentan. Terribles en la guerra, a lomo de sus corceles, matan y queman todo lo que se cruza en su camino conquistador. En los últimos años habían estado avanzando veloces por las lejanas estepas de las Rusias y Asia sin oposición verdadera e invencibles. Iba a haber una batalla al sur, y los ejércitos de los príncipes rusos habían reunido sus ejércitos para enfrentarse a los mongoles que habían arrasado a los polovtsi y que estaban a punto de tener a las ciudades a su merced. Las gentes huían temerosas de las iras de los mongoles y de sus terribles ejércitos y buscaban refugio en las poderosas defensas de ciudades grandes como Kiev.

En Kiev dejaron el carro y sus libros, al cuidado de unos guardias. Contrataron a un guía para ir hacia los pantanos, donde estaba la Casa Mercere de Novgorod llamada Priper Maior. Al noroeste de Kiev, comenzaban los pantanos, los cuales eran extensos como un país. El primer día avanzaron mucho y se les antojó sencillo. El segundo fue mucho más complicado y, el tercero Pèrle vio, a lo lejos, una formación rocosa y se dirigieron hacia allí, pues coincidía con las indicaciones que tenían. Sin embargo, ahora, el camino era terrible y les costaba mucho avanzar. El barro les impregnaba las ropas y la humedad se cebaba en ellos. Pese a que los calores no eran fuertes, el cielo siempre parecía neblinoso y los mosquitos les atacaban, malsanos.

El cuarto día, al levantarse, tuvieron una desagradable sorpresa, al descubrir que su guía, traidor, les había abandonado en la noche. Ahora estaban solos en un pantano terrible cuyas marismas amenazaban con tragarles a cada paso. Faltaban diez leguas para llegar y no les quedó más remedio que recurrir a la magia. No era tanto problema en tanto en cuanto no habían visto a nadie en aquellas marismas desde hacía días pero sí por el poder que representaba desplegar. De los tres, Dewydd era el más adecuado, dado que el Flambeau es experto en luz y el Mercere carece de magia. Dewydd comenzó a lanzar hechizo tras hechizo, creando una infinidad de pasarelas y puentes de madera por las que iban avanzando en línea recta, mucho más seguro que intentar cruzar los pantanos. Era tanta la magia que tenía que lanzarse que recorrieron las diez leguas a golpe de hechizo, dejando a Dewydd ligeramente cansado por el esfuerzo. Llegaron por fin a una serie de construcciones de piedra y madera, grandes, unidas por porches y pasarelas que les aislaba de la humedad del suelo, pese a que estaban en un lugar que, sin duda, era mucho más seco que lo que les rodeaba. Al volver la vista atrás, pudieron ver la recta pista de madera creada por el galés.

Fueron recibidos por un hombre a quienes se presentaron. Luego, Luca fue conducido a un lugar concreto, los acompañantes de los magos de Auriga Maris a otro y Pèrle y Dewydd siguieron al hombre a unas estancias donde les dieron comida, agua, pan y queso y donde pudieron asearse. Un hermoso joven les hacía de criado y les condujo luego a la reunión con sus anfitriones.

En una sala se reunieron con Vitrium ex Mercere, un mago de venerable barba que antaño debió ser un hombre fuerte y hermoso y con otro llamado Vladimir, también de Mercere.

Pèrle se dirigió a ellos, y les explicó el motivo de su visita. Habiendo sido Auriga Maris conciente de que habían incurrido en el error de hacer labores más propias de los Mercere y con la clara y sincera intención de reparar aquel error fruto de la inexperiencia de los jóvenes magos que mal intención ninguna tenían, habían recorrido todas aquellas leguas desde el lejano Báltico para poder hacer las paces con la noble Casa de los Boinas Rojas (las cuales portaban ambos Mercere).

Vitrium escribió esto en un documento que firmó y que Pèrle selló en reconocimiento de Auriga Maris. Luego Vitrium les mostró una carta de la alianza de Val de L’Orde donde contaban que Auriga Maris había llevado una caja para ellos. Pèrle, muy juiciosamente, les explicó que ellos no sabían que aquello también era labor de la Casa Mercere y que si lo habían hecho había sido, en exclusiva, para ayudar a aquella alianza que decía que tenía problemas con la Casa Mercere y que les urgía mandar aquel objeto a Tierra Santa.

Luego, Vitrium, les explicó qué habían pensado para saldar aquel conflicto. Sugirió que Auriga Maris, quien era poseedora de grandes barcos, quizás la flota de mayores barcos de toda la cristiandad hiciese algunas labores para la Casa Mercere, en esencia, el transporte de algunas mercancías grandes y pesadas que era lento y peligroso hacer viajar por tierra y que no representaba ningún problema de cara a los grandes bajeles de Auriga Maris. Pèrle aceptó esto, a sabiendas de lo importante que resultaba llegar a un buen acuerdo con la influyente Casa Mercere y, además, siendo una buena oportunidad de visitar diferentes alianzas de Europa con la garantía de estar colaborando con tal importante Casa. Así, saldaban el conflicto a la vez que encontraban nuevas oportunidades de aumentar el prestigio e influencia de Auriga Maris.

Así que, de esa manera fue el viaje del Njord, con los magos Pèrle y Dewydd desde los mares helados del norte del Báltico hasta las infinitas marismas del corazón de las Rusias a la Casa Mercere de Novgorod, Priper Maior.


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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty Lucrecia y los Mongoles.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:53 pm





Esta historia es la de una amenaza terrible que acecha a las puertas de Europa y el homenaje a una amiga que viajó con Auriga Maris y que ha dejado de caminar por este mundo.

Después de partir de la Casa Mercere de Priper Maior, los magos regresaron a Kiev el diez de junio, en cuyas murallas se agolpaban refugiados del sur. El humor era bueno cuando regresaron a la posada donde habían dejado las pertenencias y libros custodiados por cinco grogs. Pero nada más llegar, los grogs de la turba salieron al encuentro de los magos y se echaron a sus pies, temblorosos. Contaron que, la noche anterior, alguien había entrado en la habitación donde dormían y custodiaban los libros y les había robado varias pertenencias, entre ellas, los libros. El soldado que había quedado haciendo guardia, se había dormido y, al descubrir lo sucedido, había huido, temeroso de la ira de los magos.

En la taberna había mucho alboroto. Otros clientes estaban discutiendo con el dueño, quien negaba poder hacer nada al respecto. Con la ayuda de Daina, la esposa de Dewydd ex Miscelanea y con otro extranjero, polaco de Cracovia, allí hospedado llamado Daniel Prowklaw, hablaron con el tabernero. Pronto quedó claro que aquella noche habían sido asaltadas varias alcobas. Él lo atribuía a los refugiados que, desesperados, se agolpaban ante las murallas de Kiev. Pero Luca ex Mercere y Pèrle ex Flambeau no tardaron en descubrir que sabía más que eso. Tras amenazarle e insistirle, los magos supieron que había un hombre en la ciudad que hacía de intermediario entre una especie de cofradía de ladrones local para poder vender los objetos robados al público. Les dio la dirección y fueron al lugar. Daina y Lucrecia fueron al lugar, que resultó ser un almacén y tienda con multitud de artículos. Con sus artes de mujer, Lucrecia obtuvo mucha información del dependiente, un viejo lujurioso delgado de larga barba blanca que babeaba ante los encantos de la italiana. Había vendido los libros y las joyas propiedad de Prowklaw a un hombre de una ciudad del sur, un noble emparentado con el gobernante de Peresyoslav. Luca, por su parte, buscó mercenarios, pero descubrió que todos habían ido hacia el sur, alistados en un gran ejército. Y Pèrle compró un obsequio para Dewydd en gesto de amistad, cosa que fue del agrado del galés y Daniel Prowklaw pidió unirse al grupo para recuperar también sus objetos.

Con aquella información y agenciándose un carro grande y bastante exótico, los magos se pusieron camino hacia el sur. Tanto aquel mismo día como la mañana siguiente, se encontraron con muchas gentes, varios miles de personas que iban hacia el norte. Refugiados de una guerra parecían. Pero su número decreció hasta desaparecer a lo largo del segundo día de viaje. Finalmente encontraron la ciudad de Peresyoslav, considerablemente más pequeña que Kiev, con altas murallas de madera y fuertes puertas. Era el trece de junio.

Las puertas estaban cerradas, pero Daina y Prowklaw convencieron a los guardias de que no eran mongoles y de que les dejasen pasar. Así pues, se encontraron en una ciudad cuasi-vacía en la que lo que quedaba de población se encontraba en el centro de la población, rezando en una iglesia ortodoxa crestiana. Los magos se dirigieron a una fortaleza que llamaban los rusos “kremlim” y en la cual parecía vivir el noble.

Después de hablar con los guardias de la entrada, se les franqueó el paso hasta la presencia del duque Alexandr Eudovki, primo del Príncipe Mstislav Romanovitch de Peresyoslav. El duque Alexandr resultó ser un hombre de lo más agradable que estaba muy fascinado por lo que él llamaba “occidente”. Tenía una amplia colección de objetos y tapices dispares provenientes de lugares tan lejanos como Irlanda o los reinos cristianos de Hispania e incluso de las misteriosas tierras de Persia y Arabia.Los magos, a través de Daniel y de Daina le explicaron lo sucedido. El hombre de la tienda había vendido al duque los objetos robados. El duque, fascinado por los libros en latín y por las joyas occidentales, había comprado inocentemente las mercancías, ignorando que habían sido sustraídas a sus verdaderos propietarios. Cuando los magos describieron sus libros con detalle, incluyendo los ex libris de la alianza así como las joyas de Daniel, el noble comprendió que se había cometido una injusticia terrible y devolvió honorablemente las cosas a sus legítimos propietarios además de ofrecerles su hospitalidad. El palacio estaba lleno de pasillos y habitaciones en sitios inesperados. La decoración, recargada y exótica parecía intentar compensar con colores chillones la falta de gusto de aquellas gentes.

Después de asearse con la ayuda de los siervos del palacio, los magos y su séquito fueron presentados ante la familia real del Principado y sus consejeros, con quienes cenaron. Los magos no usaron los nombres de sus casas, sino de sus tierras de origen para ocultar cualquier relación con la Orden de Hermes. Si bien la comida fue generosa, también era un derroche de fascinante trabajo, como un faisán que, al ser trinchado, dejó salir innumerables gorrioncitos. La cena fue agradable, si bien, los nobles no prestaron mucha atención a sus invitados, dado que la mayoría no hablaba ruso.

La cena fue interrumpida cuando unos soldados trajeron un mensaje a los aristócratas. Daina y Daniel tradujeron lo que escuchaban. Un ejército de mongoles había llegado y estaba sitiando la ciudad. Junto con los príncipes, los magos y sus acompañantes subieron a una de las torres del kremlim y vieron un inmenso ejército de jinetes acampados a los alrededores de la ciudad. Eran al menos treinta mil soldados mongoles. El duque Alexandr y un hombre de ojos rasgados de la raza que los rusos llaman polovtsianos les explicaron a los magos y a sus acompañantes lo que había pasado.

Subotai y un ejército de mongoles había llegado a Rusia y había aplastado a los polovtsianos. Éstos eran anteriormente unos nómadas enemigos de los rusos pero corrieron a avisar a sus antiguos enemigos de que una amenaza peor se acercaba. Las huestes de los mongoles, innumerables y fieras. Los rusos reunieron un ejército inmenso de unos cien mil hombres al mando de Mstislav Mstislavich y se encontraron con los embajadores de los mongoles. Pero en vez de tratarles con honor, los rusos les asesinaron de forma cruel. Los mongoles decidieron limpiar aquella horrible afrenta con la sangre de los rusos y se enfrentaron al sur de Peresyoslav, en el Río Kalka, a finales de Mayo. Los rusos fueron exterminados y los mongoles sólo perdieron un puñado de hombres en el combate. Ahora, sin ejércitos que defendiesen las ciudades rusas, los mongoles tenían a su merced todos los principados. Y aquel era el ejército que estaba ante las puertas de una ciudad que sólo estaba defendida por setecientos soldados.

Así pues, y mientras los rusos veían que la ruina de la venganza mongola estaba a punto de caer sobre ellos, los magos trazaron un plan para ponerse a salvo y no involucrarse en aquel asunto mundano. Convencieron al Príncipe que irían a tratar una tregua con los mongoles y Pèrle y Dewydd se colocaron en el interior del carro, mientras que los otros, sin el Don, con sus mejores galas, dirían que eran una delegación de un reino de occidente que nada tenía que ver ni con rusos, ni con mongoles ni con aquella guerra. Salieron de la ciudad cerrándose de manera ominosa las murallas detrás de ellos. No tardaron en ir a su encuentro los mongoles mientras se acercaban al campamento. Uno de los mongoles, su capitán, parloteaba algo de ruso y Lucrecia le convenció que debían ir ante sus líderes para presentarles sus respetos y no matarles allí. Así que fueron hechos prisioneros de malas maneras y llevados al centro del campamento mongol.

Los mongoles son gente fea y de corta estatura que montan caballos pequeños con tanta naturalidad como un hombre de verdad camina sobre la tierra. Tienen el cabello negro y grasiento y la barba es rala en sus caras. Los ojos, pequeños y rasgados, brillan crueles y ladran un idioma espantoso. Sus ropas y sombreros son de pieles de bestias y armaduras dispares. Arcos y espadas curvadas así como lanzas y escudos llevan con fiereza. Trataban a sus caballos con el mismo amor que una madre a un hijo, lavándolos y cepillándolos.


De malas maneras, los miembros de Auriga Maris, Daniel Prowklaw y sus criados fueron llevados al interior de una gran tienda redonda de pieles cuya entrada estaba flanqueada por largas picas en las que había ensartadas cabezas de hombres muertos. Los tambores resonaban salvajes como en un ritual cruel y bárbaro cuando les obligaron arrodillarse ante los “orloks” Subotai y Djebe, los generales mongoles. Lucrecia, quien debía hacerse pasar por la emisaria principal, hizo una reverencia cortés y galante. Sin embargo, aquellos bárbaros sin dios la arrastraron fuera y regresaron con su cabeza en un cesto, para horror de los presentes. Los mongoles no tenían clemencia.

Fue Luca quien habló con los generales ahora. Les convenció de que venían de un reino occidental lejano, un país pobre que dependía de ejércitos de mercenarios llamado “Italia”. Los generales parecieron creerse la historia pero llamaron a unos chamanes para consultarles algo. Por lo visto algo de los chamanes intentó cruzar la parma de los magos presentes, siendo rechazado, lo que llamó la atención de los brujos bárbaros.

Hablaron largamente con los generales y vinieron más chamanes. Mientras los generales se retiraban y a los demás los sacaban, los chamanes rodearon a Pèrle y a Dewydd y comenzaron a entonar canciones salvajes mientras golpeaban tambores. Los chamanes portaban ropas de colores chillones y dispares hechos con trozos de telas y cuero, olían muy mal, como los otros mongoles, pero tenían un brillo inteligente en sus ojos y sus caras estaban llenas de cicatrices antiguas.

Estuvieron así varias horas hasta que se detuvieron. Volvieron los generales y les hicieron regresar a los otros prisioneros mientras los chamanes hablaban con los orlok. Después, aquel al que llaman Subotai, que era un hombre fuerte, de espaldas anchas, ya mayor, rondando los cuarenta o cincuenta años, les habló directamente a los magos. Pèrle fue quien contestó a sus preguntas. Según sus chamanes, Pèrle y Dewydd tenían unas señales en sus espíritus que les diferenciaban de los otros presentes. Según los chamanes, los espíritus les habían dicho que eran hombres santos. Quería saber si, en efecto, eran hombres santos de los reinos occidentales. El Maestro Pèrle le respondió que, en efecto, eran distintos y que eran considerados como chamanes entre sus iguales. Entonces, Subotai le habló a Luca diciendo estas palabras: “Ve a tu reino de Italia y dile a tu rey que pronto se arrodillará ante Genghis Khan, rey de los mongoles, emperador de Catay y Amo del Mundo bajo el Cielo Azul. Ahora marchaos con ese mensaje. Los mongoles no matan hombres santos si éstos no empuñan sus espadas contra los mongoles.”

Tras aquello, fueron llevados al carro y escoltados hasta muchas leguas lejos del campamento, donde los mongoles les abandonaron. Aunque estaban contentos por haber escapado de tan inmenso peligro, sus almas estaban tristes por la cruel e innecesaria muerte de Lucrecia. Nada pudo hacerse para evitarlo. Con miles de fieros guerreros mongoles rodeándoles, los dos magos sólo hubiesen conseguido que todo el grupo, incluidos ellos fuesen hechos pedazos por los bárbaros, pese a que los Flambeau son temibles en la batalla y que la furia celta corría por las sangres del otro. La Orden necesitaba saber por sus labios la amenaza de aquella temible raza bárbara, así como los misteriosos poderes espirituales que decían tener aquellos chamanes paganos. Lucrecia no volvería, pero ellos sí debían trasmitir la información y hacer que su noble sacrificio significase algo más que un estéril asesinato.

Tras volver a Kiev, se pusieron camino al norte, hasta Goroden, donde subieron a bordo del Njord y marcharon río abajo para, luego, remontar el río Neva, el lago Ladoga y el río Vóljov hasta Novgorod, donde le contaron todo lo sucedido a la alianza de allí, sede del Tribunal.

La guerra es cruel. Puede ser justificada, comprendida y practicada. Pero no existe dios en la tierra, los cielos o los infiernos que pueda hacerla menos cruel. La sangre de los inocentes cae por los filos de las espadas de los verdugos en nombre de mil motivos que van desde la ambición y las riquezas hasta la defensa de sus dioses y de sus lugares sagrados. Pero, pese a todas las cosas, sigue siendo cruel. La Alianza de Auriga Maris ha perdido a una amiga en manos de los salvajes mongoles. Lucrecia ya no mostrará sus encantos con galante educación ni caminará por este mundo con sofisticada cortesía. Quieran los dioses que, en su próxima vida, sea más feliz.


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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty Londres y Cornualles: Enfermedades y magos.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Oct 05, 2010 4:54 pm








El Njord salió de la Alianza de de los Tres Lagos, la Sede del Tribunal de Novgorod después de avisar de la amenaza mundana para el Tribunal que representaban los mongoles y volvió por los ríos y lagos hasta llegar al mar Báltico y, de allí, se puso rumbo hacia Occidente, dado que el Njord debía entregar una misiva de parte de Samael ex Miscelanea para un mago de la ciudad de Londres, en Inglaterra. Lo sucedido en el lejano oriente con los mongoles y la muerte de Lucrecia se antojaba como algo bastante menos amenazador en el otoñal Londres.


Londres, la ciudad inglesa cuyo puente sobre el Támesis sostiene muchas casas con la firmeza de la tierra firme- había sido visitada anteriormente por Auriga Maris en más de una ocasión y les era un poco familiar. Después de visitar una taberna donde se lavaron las manos –observando la extraña tradición inglesa- y después comieron y fueron al barrio de Aldersgate para entregar la misiva de Samael para un mago de Londres. Este mago, de nombre Camillus ex Tremere y era el único mago de una alianza singular, puesto que era una alianza de un solo “sigil”, el suyo.

Pèrle, Dewydd y el sodalis Luca ex Mercere fueron a la casa de Camillus, cuya puerta estaba marcada con el símbolo de sanctum. Les recibió un hombre grande de aspecto aguerrido y larga barba. Este hombre, con pesada cota de malla y espada, llamado Little William ex Mercere, estaba como invitado de Camillus, quien se encontraba ausente en aquel momento, por lo que Little William hizo pasar a los tres magos a una casa anexa que se usaba para recibir visitas pero no les ofreció agua para lavarse las manos. Poco después llegó el tal Camillus ex Tremere, quien se presentó a los magos. Luca le entregó la carta de Samael, la cual leyó allí mismo. Después comenzó una conversación a la mitad de la cual, Dewydd se marchó enojado por haberse sentido insultado repetidamente tanto en referencia a su país como a su Casa. Pèrle ofreció la posibilidad de intercambiar las fuentes de vis y Camillus pidió que regresasen al día siguiente porque quería meditar la oferta. También supieron de sitios donde comprar libros y bienes adecuados para las artes de los magos y acordaron regresar al día siguiente.


Por la tarde, y después de recoger a Dewydd de nuevo, fuerona la tienda de un hombre llamado Ramonus en Cripplegate. La tienda estaba llena de objetos, y Dewydd se percató de la presencia de una planta que su maestro solía usar. Al señalarla, Luca notó que contenía vis por peso de dos peones de la Forma Corpus. El dueño de la tienda, un anciano de nombre Ramonus acordó la venta de la planta, llamada Conium junto con un palo por una libra de plata. A requerimiento del Maestro Pèrle, quien buscaba libros para la biblioteca de Auriga Maris, sólo encontró un libro de escasa calidad y peor contenido sobre ocultismo. Cuando preguntó por mejores libros sobre saberes y conocimientos y después de nombrar a Camillus, el anciano Ramonus les recomendó que fuesen a hablar con un tal Isaac de Norwich. Fueron a este lugar y allí hablaron con el hombre, cuyas vestimentas negras se asemejaban a las de Camillus y que tenía el aspecto de ser judío y vivía junto a una sinagoga. Este judío habló con ellos pero los libros que poseía ni estaban en venta ni estaban en lengua comprensible, puesto que todos eran hebreos. Marcharon los magos con poco más que decepción.

Al día siguiente volvieron a hablar con Camillus y Little William. Fueron Pèrle y Luca, dado que Dewydd se negó a volver a ser insultado y se fue a pasear por la ciudad y a estudiar.


Camillus respondió a las ofertas de Pèrle con las siguientes propuestas: De la fuente de Tierra Santa que poseía Auriga Maris aceptaba el cambio por una fuente de la Técnica Rego de catorce peones anuales en la Isla de Man, en el Mar de Irlanda y con la condición de que recogiesen a un mago llamado Arash ex Criamon en Tierra Santa y le diesen hospitalidad dos estaciones y le llevasen a Londres en el verano de 1225. Pèrle lo aceptó bajo acuerdo de que debía refrendarse esta transacción en el Concilio de Auriga Maris. También recomendó a Pèrle que hablase con su filius, un mago llamado Tillus ex Tremere quien estaba en Cornualles en la alianza del Verde Valle Siempreverde, quien podría estar interesado en el intercambio de la fuente de Creo. Después se intercambiaron cartas para Samael, para Arash y para Tillus con la mediación de Luca ex Mercere antes de despedirse.

Después de estos acuerdos, los magos se fueron y, una vez reunidos de nuevo con Dewydd, se dirigieron a pie hasta Westminster río arriba por las bulliciosas calles de Londres, donde habían acordado ir por el asunto del cruce de caminos que les había pasado en Novgorod y donde habían encontrado a Luca ex Mercere perdido. Ante la sorpresa de todos, en la iglesia grande de Westmister que está junto al palacio del rey Enrique, el tercero de su nombre, descubrieron que, uno de los monjes era idéntico al hombre que habían visto en el cruce como blasfemo vendedor de nabos. Sin embargo, este misterioso gemelo había estado en la abadía desde niño y era inglés, sin siquiera hablar italiano o haber estado jamás en Italia o Novgorod. Aunque ignorantes del significado de aquello, los magos no quisieron darle mayor importancia. Dewydd pidió permiso a Pèrle para poder ocuparse de un asunto personal al sur de Londres y marchó con su custos Aeron hasta el día siguiente, cuando partieron de la ciudad de Londres de nuevo.


Cinco días más tarde en el lado norte de Cornualles, los magos y su escolta así como su escriba, un enfermizo hombre llamado desembarcaron y fueron hacia alianza del Verde Valle Siempreverde llamada en la lengua de allí Gwyrdd’bant Bytholwyrdd. Cornualles es un país pobre, muy húmedo y con semejanzas a Gales, aunque con menos colinas. Las nieblas se arremolinan diariamente en los pastos entre torrentes y riachuelos que cruzan pantanos y páramos y que descubren la presencia de alineamientos de misteriosas piedras movidas aquí en tiempos de Merlín y los gigantes y esta es la tierra también del reino de Tintagel, donde vivía el padre del rey Arturo, Uther Pendragón.

Los de Cornualles hablan una lengua parecida al galés, así que con la ayuda de Dewydd encontraron la alianza de Gwyrdd’bant Bytholwyrdd. Para su extrañeza, y dado que Pèrle sabía que aquella era una antiquísima alianza que debía de encontrarse en invierno, sólo vieron media docena de chozas y algunos rebaños de ovejas. Les recibió un hombre que se presentó como Tillus ex Tremere. A los ojos de los magos, Tillus no parecía mantener una amable relación con su pater y estaba acompañado por un topo quien fue presentado como “Topus” ex Bjornaer, a quien se refería con el apelativo cariñoso de “Topillus”.


Tillus les explicó que la alianza de Gwyrdd’bant Bytholwyrdd realmente hacía dos siglos que no existía y que ellos habían reclamado el lugar como refundación de la alianza. Habían avanzado en sus estudios del lugar con muy poco éxito, puesto que la alianza estaba bajo tierra. Tenían datos y noticias de varias fuentes de vis y de posesiones varias de la alianza pero poco más. Fue decepcionante para los de Auriga Maris, quienes pensaban que podrían conseguir un intercambio de la fuente de las islas Feroe. Sin embargo, Pèrle, con atención, pensó que aquello podría ser de mayor provecho incluso para Auriga Maris dado que varios magos estaban dedicados a la exploración y el descubrimiento de nuevas posesiones, fuentes de vis y riquezas mágicas para Auriga Maris. Por este motivo comentó que hablaría con el Concilio de Auriga Maris para proponer una colaboración con Gwyrdd’bant Bytholwyrdd y para avanzar en las excavaciones de la reclamada alianza a cambio de compensación y beneficio de lo descubierto.


El Tremere estuvo de acuerdo pero solicitó ayuda con una de las posesiones de la alianza a casi medio día de camino al noroeste, donde estaban las casas de los grogs de la antigua alianza pero que en estos momentos se encontraban infectadas de duendes. Pèrle y Dewydd aceptaron ir a hablar con los duendes para encontrar la manera de que éstos regresasen las posesiones a los magos de manera amistosa y se pusieron en camino al día siguiente con un grog de Gwyrdd’bant Bytholwyrdd como guía.

El camino era recto y, extrañamente, bajo la tierra, Luca descubrió que la vía tesaba hecha de un material firme y oscuro y recorría casi recto aquella inhabitada tierra. Siguieron caminando por los húmedos y siniestros páramos de Cornualles hasta que el grog, casi al anochecer y bajo la lluvia, reconoció que se había perdido aunque no entendía como era posible esto, dado que él era natural de la región. Encontraron unas ruinas de una vieja aldea y intentaron entrar en busca de refugio. Nada más acercarse a las ruinas, casi todos los del grupo parecían haberse resfriado, salvo Dewydd, quien confesó haberse sentido extrañamente bien después de un escalofrío. La lluvia siguió, pero los magos notaron que los campos que rodeaban las ruinas parecían especialmente estériles y muertos pese a los lustros de abandono. Inspeccionaron el lugar, encontrando una casa mas grande en el centro de la aldea en cuyo alrededor, como si de un círculo se tratase, hubiese un círculo de esterilidad. La puerta, tirada en el suelo y podrida tenía un casi invisible signo de sanctum y, aunque dudaron sobre si seguir adelante o marcharse, dado que no había nade allí y que el lugar parecía abandonado por completo hacía un eón, avanzaron. No parecía haber más peligro allí que el hecho de que la casi podrida cabaña se les cayese sobre sus cabezas.


En efecto, en la cabaña no había nada, salvo los restos de lo que, algún día, mucho tiempo atrás, fuese un laboratorio que había sido saqueado. Los magos intentaron saber a quien perteneció aquel abandonado lugar, pero comenzaron a sentirse mal. Unos puntos de luz intentaron atacar a Pèrle de manera súbita y el Flambeau ordenó la retirada a Dewydd y a los demás, en especial, para proteger a Luca, puesto que este Mercere carecía de magia. Con su sacrificio personal, Pèrle quedó en retaguardia, para proteger el repliegue de los magos, el escriba y los grogs. Mientras se intentaban marchar, los magos fueron atacados por seres y muertos caminantes, con el aspecto de espíritus y llenos de llagas. Ambos comenzaron a enfermar con fuerza, cayendo Luca con fuertes convulsiones cuando un espíritu entró en su cuerpo. Estos seres se asemejaban grandemente a los espiritus del Miedo que habían visto en la Isla tres inviernos atrás.

Pèrle les alcanzó y, los espíritus intentaron atacarles de nuevo, contando después el Flambeau como había sido ocupado su cuerpo por un malvado espíritu que le hizo enfermar tras escapar de innumerables espíritus y como una sombra intentó atacarle. En su defensa, Pèrle hirió a la sombra que estaba en el interior de la vieja cabaña quien susurró que se aquel era su sanctum antes de desvanecerse entre la oscuridad del lugar. Pèrle, sabiamente, se marchó, para evitar un conflicto con un mago y se refugiaron a una distancia prudencial de la aldea en ruinas.


A la mañana siguiente, todo el grupo continuaba enfermo, pero fueron al sitio de nuevo para, su sorpresa, descubrir que la casa que la noche anterior era una ruina, ahora estaba en plenas condiciones, pero con señales de que había sido reconstruida. Ahora sí tenía un símbolo de sanctum visible y por la ventana vieron libros y todo en pleno uso, con el nombre de Martina ex Miscelanea pero sin encontrarla a ella ni saber de su presencia.

Como estaban fuertemente enfermos, regresaron a Gwyrdd’bant Bytholwyrdd y hablaron con los dos magos de allí. Ahora estos se preocuparon mucho, dado que dijeron que la tal Martina ex Miscelanea había sido una maestra de espíritus que vivió en Gwyrdd’bant Bytholwyrdd doscientos años antes y que, quizás, aquello significaba que seguía viva. Lo peor fue descubrir que los dos magos les habían mentido. La alianza aún no estaba oficialmente reclamada, puesto que el Tribunal de Stonehege aún no se había reunido y confirmado aquella reclamación. Además, si aquella maga aún vivía, podría reclamar toda la alianza con legitimidad delante del Tribunal. Por otro lado, aquella no era la zona a la que tendrían que haber llegado los miembros de Auriga Maris, quienes habían perdido su camino y Tillus nada les había avisado tampoco de la existencia de aquel otro sitio. Para colmo de los problemas, había tenido que usar la magia en su defensa contra alguien que, ahora podría resultar sen una maga de la Orden de Hermes (aunque esta en ningún momento se presentó como tal y atacó a los magos de Auriga Maris y a Luca, así como a su escolta). Volvieron al lugar, para intentar hablar con la maga pero la casa y todo el lugar volvía a estar en ruinas y completamente abandonado. Por más que buscaron, no encontraron huellas ni rastro de que hubiese vivido nadie allí en siglos.


Pèrle y Dewydd se enfadaron mucho con los de Gwyrdd’bant Bytholwyrdd y el galés, lleno de ira, advirtió a Tillus y Topus que les habían puesto en peligro grandemente ocultando toda aquella información y mintiéndoles sobre la reclamación de la alianza, puesto que los de Auriga Maris pensaban que todo aquello era legítimo y conforme a las leyes de la Orden de Hermes y que no había ningún mago de la antigua alianza aún viviendo en aquellas tierras. Regresaron al barco diciendo que volverían en el siguiente año para saber qué respuesta había tenido Gwyrdd’bant Bytholwyrdd sobre estos hechos y de la posibilidad de que aquella maga tuviese más de doscientos años de vida. Se fueron a devolver los libros prestados a Newloth y, después, pusieron proa al Este para regresar a la Isla.

Pero la enfermedad se cebó en ellos. Luca y Dewydd y los demás se fueron recuperando con la ayuda del doctor, pero el tratamiento del Maestro Pèrle fue mucho más complicado, pues úlceras y llagas contagiosas le perjudicaron de manera grave. Incluso cuando curó, las lesiones que había tenido le causaron secuelas serias. Tuvieron que detenerse en Crintera donde los magos de allí les ayudaron con un hechizo para restaurar el cuerpo gastando para ello gran cantidad de vis Corpus.


Finalmente, regresaron a la Isla antes de que el mar se helase a su alrededor como en cada invierno.


Dewydd ab Glydwr ex Miscelanea. Cronista.
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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty En Islandia. Pars Prima: desapariciones.

Missatge  dewydd ex miscelanea Dv Oct 08, 2010 2:25 am



En el barco cuyo nombre es Týr, los magos de Auriga Maris, sus acompañantes y su tripulación viajaban por el Mar del Norte. Ofelia de la Casa de Bjornaer, que se transforma en una orca, Anwynn de la Casa de los Merinita, cuyo saber y sangre son de los duendes, y el nórdico Ingvar, Señor de la Tormenta y Conde de las Mareas. Con ellos iban Muh el navegante, Taomeoo el iluminado, Skady el Sucio y Néasan O’Doorne, el bardo irlandés


En la casa de la maestra de Ofelia, un nuevo hombre se unió al grupo. Un galés llamado Saith Benish, explorador y guerrero de dos hachas que guió a los miembros de Auriga Maris para encontrar un rebaño de vacas de los duendes a lo largo de las costas escocesas.

Después y ya con intención de regresar al hogar, el Týr puso proa hacia el este, para ir a Noruega y, de allí, al Báltico. Cuando cruzaban el oscuro y profundo mar, una negra ave se posó una noche en la cubierta. Los magos hablaron con ella y se transformó, oh, prodigio, en una mujer que dijo lo siguiente:


La hora se acerca

Temed a los hijos de los hermanos

En la sombra del pico

Yace la Entrada.

Luego, alzó el vuelo en forma de ave, pero el viento tormentoso la arrastró y Ofelia saltó al oscuro mar para rescatarla. La llevaron a bordo y comenzaron a cuidar de la inconciente criatura. Sin embargo los hados se pusieron en su contra y una tormenta terrible en el Mar del Norte les anduvo empujando varios días. Ola tras ola, viento y borrasca y poderosas corrientes fueron empujando al Týr contra su voluntad y pese al esfuerzo de magos hacia el noroeste, casi hasta el límite del Mundo. Y no fue hasta el quinto día, que no vieron de nuevo costa. Pero era costa malvada, puesto que causó un grave daño en el casco de tan inmensa nave que tuvieron que varar en una playa de piedra y arena negra guiados por una hoguera en la alta costa.


Los hombres de la tripulación comenzaron a trabajar afanosamente en las reparaciones y a achicar el agua, pero el maestro carpintero dijo que se tardarían días en reparar aquel gran agujero si querían lanzarse de nuevo a enfrentarse al malvado mar.

Era de noche, así que se envió una misión de exploración de aquella tierra lejana y fría en la que estaban encabezada por Anwynn. Encontraron una casa y hablaron con un hombre que en ella había y éste les contó que se encontraban en Islandia aunque hacía tanto frío que parecía la Hiperbórea. Continuaron por el peligroso sendero plagado de hielo y de fuertes vientos que podrían arrastrar a un hombre contra las crueles piedras del abismo marino muy abajo hasta llegar a una aldea. En la aldea hablaron en una iglesia el bardo y aquel al que llaman “doctor feérico”, Taumeoo el Iluminado. Les contó que estaban en una península de Islandia, un reino muy al norte del mundo y que aquella aldea se llamaba Rif. Rif no contaba más que con media docena de casas y el sacerdote les pidió que hablasen con otro hombre, que hablaba la lengua de los normandos puesto que era leñador y que podría ayudarles con el problema del barco.

El leñador se llamaba John Ljotorffson y fue fácil hablar en una lengua civilizada con él. Anwynn envió a un marinero a buscar a Ingvar, pues siendo un rudo nórdico, sin duda podría hacerse entender con aquellas sencillas y atrasadas gentes. Ljotorffson les informó de que eran caminos muy peligrosos aquellos de la zona y que anduvieran con cuidado además de que, allí, las horas de luz no llegaban a una cuarta parte del día. Como era tarde y nada más se podía hacer, volvieron al barco, pero el hombre a quien habían enviado a por Ingvar, no había llegado al Týr. Se montó una expedición de búsqueda encabezada por el señor Beith, mientras otros cuidaban del aún inconciente ave, pero no hubo resultado en las búsquedas.


Al día siguiente se volvió a buscar al desaparecido mientras que Anwynn el mago y un grupo de hombres iban a hablar con Ljotorfsson y otros leñadores de la zona que talaban árboles. Luego de acordar su ayuda, inspeccionaron el lugar en el que habían visto una hoguera en la noche, pero sólo encontraron unas viejas ruinas de la que debió ser una iglesia con una hoguera en su interior. Para su extrañeza, una lengua de tierra parecía haber causado aquel fuego en la vieja iglesia, pero no había rastro del hombre.


Siguieron buscando y supieron de una mujer en la aldea, de nombre Johanna Sigurgarotir. Esta hermosa mujer de claros cabellos y hermosos ojos decía ser profetisa y poseía el Don de las Lenguas, puesto que hablaba tanto galés como latín, nórdico como inglés, gaélico o la palabrería de los infieles. Ella les habló de la leyenda de la Gryla.

Según esta mujer, ella era la reencarnación de una antigua profetisa de aquella isla, llamada Vigdis Finnbogadottir, una sacerdotisa de la diosa de los vikingos llamada Freya y que había vivido doscientos años antes. En aquella tierra de Islandia, un hombre llamado Elvyn Ljotolfsson que era un bersekr hijo de un troll y su hueste de hombres-lobo malditos llegó con las dos hijas del rey Herrtrygg de Rus, Bekkhild Cabellos de Oro y Brynhild la de los Grandes Pechos, las cuales, había secuestrado. Tras ellos, llegó un barco vikingo, con dos héroes y su hueste. Se llamaban Egil Skallagrimsson y Starkad el Maldito y su hueste de valientes vikingos. Se enfrentaron en las playas y los valles, en las montañas y en los hielos, en el mar y el los volcanes hasta que dieron muerte a todos, incluso a Elvyn, pero éste antes escondió en una cueva en el monte Snaefellsjökull, que es un volcán penetrando en la Tierra del Reino de los Hielos a las hijas del rey. Allí fueron Egil y Starkad a enfrentarse con él para rescatar a las bellas hijas con la ayuda de la sacerdotisa Vigdis quien les guió a aquel lugar. Lucharon durante muchos días con los monstruos del inframundo, legiones de monstruos hasta que llegaron a la tierra de los Landvaettir donde celebraban la boda estos seres que querían casar a las bellas hijas del rey de Rus con sus reyes, Skorr y Frosti. El héroe y su acompañante se presentaron ante los landvaettir como grandes dignatarios del Rey, enviados para asistir a las celebraciones nupciales, y comieron con ellos, aunque sin probar la bebida. Esperaron a que sus anfitriones estuvieran todos bebidos, y muchos de ellos durmiendo ya, para levantarse y, sacando sus armas escondidas, matarles a todos sin piedad. Sólamente uno de ellos, que no había confiado en la palabra de Egil, logró escapar de la matanza, pues no había bebido tampoco ni un vaso. Gryla, pues así se llamaba el último de los Landvaettir, prometió antes de desaparecer en las entrañas del monte, que se vengaría de todos aquellos que tanto dolor habían causado a su estirpe, así como a todos los que merodearan pos sus dominios. Pero la liberación de las bellas hermanas tuvo alto precio, puesto que Stark cayó muerto en los brazos de Egil, su amigo. Como sabía que éste tenía una maldición, Egil ordenó a los suyos que excavaran agujero en el suelo y le metiesen a él con el cuerpo de Stark y un caballo. Tres días y tres noches después, Egil salió del agujero, habiendo derrotado a la maldición de Stark, quien se había levantado de entre los muertos como un ser malvado. Ahora que su cuerpo había sido liberado, se le celebró un funeral vikingo.

La hermosísima joven había narrado aquella historia y los magos sospecharon que hubiese detrás de la desaparición del marinero algo más que una corriente de viento y un acantilado.


Los magos comenzaron a explorar de nuevo, mientras buscaban al hombre. Pero en un momento dado, el mago al que llaman Ingvar el Señor de la Tormenta, que era grande como montaña y cuya atronadora voz no tenía igual salvo en su temible arma, el Palo-con-piedra, también desapareció en el camino de Rif.


Ahora los del Njord estaban preocupados. Grande y peligrosa debía ser la cuestión y algo más que una racha de viento como para hacer desaparecer a tan poderoso mago. Sin duda, las sospechas de los magos estaban siendo confirmadas.

Un día subieron al Snaeffeljökkul, pero las heladas faldas de la empinada montaña les combatió hasta el extremo de que Anwynn tuvo que replegarse y que Néasan el bardo casi muere precipitándose por aquellas pendientes y sólo las rápidas manos del misterioso galés, el señor Benish evitaron el desastre. Sólo Teameoo el Iluminado, quien no ve en su cabeza peligros o amenazas, con agilidad propia de un gato, escaló las rocas de la montaña hasta regresar con unos huesos que decía, pertenecían a Stark, el héroe. Aquello interesó al Maestro Anwynn, puesto que su linaje sabe mucho de huesos, que organizaron mejor expedición otro día y subieron. Los peligros fueron grandes y los riesgos terribles. Uno de los marineros se rompió una pierna, puesto que la montaña no era clemente y la nieve y el hielo eran traidores. Al herido, con otro hombre ayudándole le mandaron de nuevo al barco, pero el resto llegó con grande dificultad hasta una cueva. Allí vieron un túnel y, de éste a una sala con un agujero en el techo. Después de hacer que Teameoo explorase el lugar, subieron hasta una caverna de hielo que daba a otro túnel, el cual salía al exterior, donde había una escalera de hielo. La subieron hasta encontrar un portal con runas grabadas en la piedra con las letras de los elfos según dijeron Teameoo y el sabio Anwynn. En aquel sitio había grande sonido, de trabajos y esfuerzos puesto que seres a los que se llama “enanos” se afanaban laboriosamente en trabajar innumerables objetos en sus forjas, yunques y talleres. Uno de los enanos les saludó y les habló con cortés acento que cada uno escuchaba en su idioma natal. Les ofreció sus objetos a cambio de nobles pagos. Olaffur Grumsonn se llamaba el enano y Teaumeoo pidió una diadema, la cual pagó con un apretón de manos. El señor Banish solicitó un hacha y se la dieron a cambio de su sonrisa. El custos del Maestro Anwynn, de nombre Cadell ab Erklewff, pidió una espada y se la concedió, a cambio de sus mirada. Néasan el bardo, vio un laúd hermoso que había trabajado uno de los enanos llamado Loddson quien le dijo que su precio era su lengua. El bardo dijo que su lengua la necesitaba para cantar, pero el enano le dijo que podría cantar, que no iba a ser un problema así que aceptó. Luego el mago Anwynn eligió un hermoso broche, lo que pareció extrañar a los enanos quienes dijeron que aquel había sido el último trabajo de Frosti, el rey de los trasgos. Se la vendieron a cambio de sus pasos. Pero también les explicaron que el lugar donde vivía Gryla estaba al otro lado de la montaña, en una cueva que daba al Reino del Hielo, así que el mago y sus acompañantes, partieron con sus obsequios, pero sin estar seguros del precio pagado.

(CONTINUABIT...)
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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty En Islandia. (Pars Secunda: La Gryla)

Missatge  dewydd ex miscelanea Dj Oct 14, 2010 2:25 pm





Dado que los de Auriga Maris se habían percatado que, durante uno de los días, no habían estado ninguno de los lugareños salvo el cura, indagaron, descubriendo que habían marchado a una aldea vecina para una festividad pagana. Y esto era porque los de Rif y la zona, después del incendio de la iglesia por culpa del volcán, pensaron que los dioses antiguos habían enviado una señal y habían abandonado los brazos de Nuestra Santa Madre la Iglesia para regresar a las tradiciones de la Antigua Religión. El astuto Anwynn y sus seguidores, después de convencer a Johanna de que al día siguiente les acompañase hasta donde estaba la cueva de Gryla, fueron al pueblo de al lado y allí consiguieron enterarse del lugar donde se habían reunido los paganos. Se trataba de la hacienda de un señor de la zona que criaba caballos pequeños como ponis.


Allí intentaron sonsacar al hombre si era el lugar donde se había hecho el ritual pagano con poco éxito aunque dio explicaciones a todas las desapariciones de los últimos veinte años: un asunto de celos, la alocada hija de un lugareño y una extraña pareja de ingleses de aspecto raro. Pero Anwynn usó su magia haciendo creer al hombre que Néasan era su mejor amigo, de modo que le contó que, en efecto, allí habían celebrado el Alfablöt, aquella festividad pagana y que las orquestaba Johanna. También les contó que había algunos de Rif que eran extraños y se mantenían apartados en las propias celebraciones, dos familias, los Jondolsonn, los Asgridsonn y el hombre que vieron cuando llegaron a la isla: Immir Bjorson, cuya hija había desaparecido también.

Ahora y sabiendo aquello, Anwynn y el resto del grupo fueron a hablar con Immir Bjorson. El mago uso discretamente de nuevo su magia. Luego, el bardo tocó una melodía para enternecer el corazón del anciano quien, influenciado por los arcanos secretos de Anwynn explicó que él creía realmente en la existencia de Gryla y que él y aquellas otras dos familias que había mencionado el hacendado, eran más fieles a la Antigua Religión que el resto, y que creían con verdadera fe. Cuando el bardo le presionó más, Immir contó que, un día, él y su amigo Asgridson habían encontrado la cueva del Reino del Hielo y que iban allí a rezar. El mago y los demás sospecharon de inmediato que, aquel hecho podría haber sido el desencadenante de los sucesos y el retorno de aquel ser al mundo de los mortales.


Esa noche fueron a descansar, pero se levantaron prestos para preparar la incursión a la guarida de Gryla. Recogieron a Immir y, luego a Johanna y comenzaron la subida al Snaeffellsjökull esos islandeses además del Mago Anwynn, dos de sus custi, el señor Banish, Taumeoo el doctor feérico, Skadi el Sucio con su gran hacha y Néasan, el bardo de Connaught. Anduvieron por los oscuros senderos de la montaña elevándose para alcanzar pronto las nieves. Luego, el camino siguió, más suave la pendiente que en el lado contrario por el que habían ascendido hasta aquella cueva en la que encontraron a los enanos. El Maestro Anwynn tuvo algún problema, sobre todo cuando Skady el Sucio, cuyas luces eran escasas, saltó sobre él con la idea de protegerle de un resbalón que había sufrido, causándole mayores daños. Sin embargo, el resto del camino fue tranquilo, aunque siniestramente acompañado de un gemido de mujer que parecía venir con el viento.


Por fin alcanzaron una cueva y comenzaron a adentrarse. Estaba hecha de hielo, cayendo estalactitas del mismo frío material que el que crecía en paredes y suelos. El grupo anduvo con cuidado y fue adentrándose pasando entre túneles y salas dejando en el primero a Immir, quien dijo tener gran miedo. Su horror fue grande cuando comenzaron a encontrar cadáveres. Primero el de un hombre desconocido, con muchos dedos de hielo creciendo a su alrededor, cubriéndole con una eterna y conservadora mortaja de frío. Era de ropajes muy antiguos y debía llevar mucho muerto. Siguieron su exploración y encontraron dos más en otra sala a quienes Johanna reconoció como dos lugareños desaparecidos: David Oddsonn y Arnit Sigfurson. Para su sorpresa, encontraron a dos personas, también muertas y cubiertas de hielo que portaban un objeto mágico. Por desgracia, hacía mucho que estaban muertos y nada se podía hacer por ellos. En su deambular llegaron de nuevo a la cueva de la entrada donde Immir ya no estaba y supusieron que había huido.


Siguieron explorando y encontraron más cuerpos. El primer marinero desaparecido, Portof Portoffson, de la hueste de Skadi quien no se libró de los celosos registros y saqueos de su patrón nórdico. Pero el peor descubrimiento fue en del la hija de Immir, a quien encontraron en las mismcas condiciones, pero presentaba una herida en su estómago. La chiquilla había sido asesinada… y todos supusieron pronto quien era el brutal criminal: su padre, quien sin duda, la habría sacrificado sus brutales y malvados dioses personificados en la Gryla. Y no fue el único crimen cuyo resto encontraron, puesto que el congelado cuerpo de Arni Sigffunsonn había sido apuñalado por la espalda.


De súbito, Johanna entró en un trance y comenzó a caminar por los túneles con clara visión, como si supiese a donde se dirigía y, después de mucho caminar por aquel congelado y siniestro laberinto helado, alcanzaron una grandiosa caverna llena de lo que parecían muebles y enseres de hielo, rotos y diseminados por el suelo. Al otro lado, un hombre embuchado en una capa oscura con un sombrero de ala ancha les esperaba. Skadi el Sucio corrió hacia él gritando “maestro”, pero la figura habló en nórdico, exhortándoles a detenerse y vieron que no se trataba de Ingvar, Señor de las Tormentas, sino de Immir, quien portaba grande hacha de malévolo aspecto.

Le exigieron que revelase la ubicación de los secuestrados y que pagase por sus terribles crímenes. Él respondió que Ingvar les podría ser devuelto, pero que, a cambio, quería un sacrificio humano a la Gryla, y que debía ser voluntario. Taumeoo se ofreció voluntario, mientras el señor Banish trazaba extraños círculos protectores en torno de Anwynn y los demás. Como no aceptaban las condiciones de Immir, este comenzó a caminar hacia ellos blandiendo su hacha mientras que una terrible figura fantasmal entró volando por uno de los túneles y, dando vueltas en torno a ellos, hizo caso omiso de las palabras de Anwynn, en las que la conminaba a rendirse y plegarse a la voluntad de los de Auriga Maris. Johanna cayó desmallada cuando la malvada criatura se posó frente a ellos, adquiriendo las formas de una anciana viejísima y malvada de ojos crueles y brillantes como fuego fatuo. Comenzó a emitir un grito que hizo que los custi de Anwynn escapasen como perseguidos por el propio diablo, Skady se echó al suelo, llorando de miedo mientras que un aturdido señor Banish necesitó de toda la fuerza que pudo reunir para poder entrar en el círculo. Anwynn intentó lanzar su magia repetidamente sobre ella, incluso lanzándole parte del techo encima, pero la malvada bruja sólo gritaba más y más. Con valor nacido en la desesperación, fue el bardo, no diestro en armas quien asestó certero golpe a Gryla, causando que de su cuerpo saliese polvo y piel correosa. A partir de entonces, los otros comenzaron a contraatacar, pese a que la bruja parecía inmortal. Anwynn, astuto y recordando las palabras de la niña de la aldea cercana a Rif, se hizo invisible a él y, luego a Taumeoo, para evitar que la Gryla les alcanzase. Tanto daño le hicieron, destrozando su malvado y huesudo cuerpo, que volvió a asumir la forma de sombra y a escapar del salón de hielo, dejando a su seguidor allí, frente a los de Auriga Maris sedientos de venganza.

Alzando la cabeza al techo de hielo, Immir gritó:

“Maldito seas, Odín. Todo lo que he sacrificado por ti y, ¿me lo pagas de esta manera?” Luego, lleno de ira, se lanzó contra el grupo, entrando en liza. Y fue de nuevo el afortunado golpe de Néasan de Connaught el que atravesó la garganta del hombre dejándolo muerto. Pero el daño estaba hecho. El propio señor Banish había caído fruto de una furia sangrienta que no distinguía a amigos de enemigos y golpeó al irlandés con su hacha, haciéndole grave herida… pero lo peor estaba por llegar puesto que el cadáver inerte de Immir se alzó como un hombre-lobo gigantesco, armado con el hacha. Débilmente, por su herida, Néasan recordó lo que Johanna les había contado y se dio cuenta de algo que dijo a los otros. Aquella no era el hacha de Starkad, que debería haber estado entre aquellos huesos encontrados en la otra cueva sino la de Elvin, quien él y los suyos eran “malditos de Odín”. Sin embargo, la maldición fue para el grupo, puesto que el monstruoso y diabólico ser demostró ser duro y terrible pese a recibir los ataques de Skady, del señor Banish y del zaherido irlandés.

Los combates siguieron. El maestro Anwynn lanzaba inmensos bloques de hielo sobre el ser mientras que los demás luchaban y el irlandés se retiraba, demasiado herido y exhausto como para seguir con aquella lucha. La mujer islandesa, que se había puesto a rezar, se desmayó y el monstruo recibía heridas terribles y sangrientas que habrían matado a un hombre normal, pero éste seguía levantándose hasta que, finalmente, cayó muerto. El señor Banish fue reducido entre Skady y Taumeoo, para evitar que se hicese daño o hiciese mal a alguno de los presentes. Se tranquilizó y recobró la calma. El techo, el suelo y las paredes de la cueva temblaban después de las descargas mágicas del Merinita, y comenzaron a replegarse, llevándose con ellos el cuerpo de la desmallada mujer, los restos del licántropo y el hacha.

Salieron al exterior, donde se reunieron con los custi de Anwynn, que les esperaban fuera. Como aún no habían encontrado a Ingvar, el doctor feérico y Anwynn regresaron dentro y, después, volvieron a salir, con el mago nórdico, finalmente rescatado y a salvo. Finalmente, el doctor feérico volvió a intentar rescatar a alguien más, pero no quedaba nadie, de modo que comenzaron a regresar. Para sorpresa de todos, Taumeoo resultó ser un oso cuando Anwynn le devolvió la visibilidad y, en el descenso, perdieron a uno de los hombres en el descenso, pero llegaron finalmente a la aldea.

El irlandés le explicó a la mujer que la maldición había sido destruida y que debía estar tranquila ya, pero atenta a aquellas malvadas cosas, para que no volviese a suceder.


Al día siguiente, mientras finalizaban las reparaciones, Anwynn y Taumeoo fueron a la cueva donde habían visto a los enanos, pero allí ya no había más que una oquedad y depositaron en ella y con respeto, el hacha maldita. Mientras, Ingvar y Ofelia marcharon a buscar unos restos mágicos de vis Terram en uno de los acantilados y, ya finalizadas las reparaciones, partieron de la fría tierra de Islandia.


Los días transcurrieron tranquilos, salvo por algunos incidentes en el viaje de regreso. Anwynn comenzó a despistarse en sus caminos por el barco, Taumeoo resultó tener una descomunal fuerza en su mano derecha al matar una vaca con una suave caricia, por lo que tuvo que ser recluido en su camarote. Néasan estaba inquieto y nervioso y fue descubierto mintiendo constantemente. De hecho, el bardo irlandés escapó del barco en uno de los puertos por los que pasaron una vez en la tierra civilizadas mientras que Taumeoo negaba a todos el que fuese un oso.

Con aquellas extrañas aventuras, experiencias y sucesos, los miembros del barco Týr de Auriga Maris, llegaron al Báltico, a su última etapa del camino a la Isla.


Anwynn ex Merinita y Néasan O'doorne.

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La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empty Re: La Crónica de Auriga Maris

Missatge  dewydd ex miscelanea Ds Oct 30, 2010 3:47 pm

Auriga Maris, el Príncipe Iván y el Pájaro de Fuego.




La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 F

Después de pasar por Riga, el Týr se puso rumbo al norte, hacia la isla. Las aguas eran calmas y no estaba siendo un otoño especialmente frío, por lo que la travesía era suave.

Se dio en caso que, al llegar a las cercanías de las islas que bordean la costa sur de Finlandia, vieron un fuego recorrer el cielo y penetrar en una de las islas, como si de un ave ardiendo se tratase. Y justo antes de investigar el asunto, vieron otra figura aparecer en el occidente. Para su asombra, a medida que se acercaba, la figura voladora resultó ser un muchacho de ricos ropajes orientales con arco y espada de pie sobre una alfombra voladora, un objeto maravilloso de verdad.

El joven saludó y se presentó a los magos cono Ivan Tsarevich, hijo de Natasha Trenza de Oro, Príncipe del un reino ruso que llamo “Del Lago Blanco”, muy al Este. Pidió su hospitalidad y se reunieron con él en la sala que el Týr suele tener acondicionada para estos menesteres. Iván les explicó que había llegado allí persiguiendo a un ser al que llamó El Pájaro de Fuego. Esta criatura llevaba tres años comiendo durante muchos días de un árbol de oro del jardín de su padre, el Rey. Durante los últimos años, sus hermanos mayores, Alexei y Sergei habían intentado capturar la criatura, pero habían desaparecido durante su persecución. Él era la última esperanza para su padre, puesto que el árbol de oro era la principal fuente de riqueza de su reino y, si el pájaro devoraba sus frutos, la hambruna y la ruina iban a caer sobre ellos. Les mostró una pluma, bellísima y como si estuviese echa de llamas. Era cuando había conseguido cazar de la criatura. Les pedía ayuda a ellos porque, según un ser llamado Baba Yagá, quien es una poderosa criatura de Rusia, ellos eran magos y podrían serle de crucial auxilio en la captura del pájaro de fuego. Los magos le preguntaron si le importaba lo que hicieran con el misterioso pájaro, y él respondió que le daba igual, mientras que éste no regresara a comerse la fruta de oro de su reino.

Los magos pidieron un pago, y se acordó que fuese la espada de Ivan, llamada Kladenetz. De ese modo, con una barca, acudieron a la orilla los magos Ofelia de Bjornaer y Anwynn ex Merinita, sus grogs y el doctor feérico, Taumeoo.

El bosque era muy espeso y oscuro, y se hizo mucho más complicado a medida que iban caminando. Pasaron horas y horas siguiendo adentrándose en aquella espesa selva septentrional hasta que llegaron a una laguna donde sólo había una pequeña parte flotando en la que se veía plantas verdes con flores. Cuando uno de los grogs iba a cogerlas, se detuvo avisado por Anwynn, puesto que aquella cosa solía ser una trampa. Así fue, pues pronto escucharon risas que se burlaban de ellos. En un árbol cercano vieron unas mujeres desnudas con los ojos muy abiertos, la piel clara y morada y el pelo húmedo, unos seres conocidos como Rusalka mientras que, de la propia agua, se asomaba un hombre muy viejo, con la piel hinchada, cabellos raído y piel verdusca y fría tal y como si fuese un cadáver. Era un ser llamado vodyanoi.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 I

Hablaron con ellos, pero sus intenciones no parecían de confianza, puesto que parecían pretender atraer a alguien al agua para, seguramente, ahogarle. Sin embargo, Anwynn convenció a una de las rusalka para que les guiase por el pantano en la dirección que había seguido el Pájaro de Fuego. El precio fue un beso de aquellos labios fríos y muertos. Luego, la rusalka se metió en uno de los charcos del pantano, hudiéndose como un cadáver en sus profundidades.

Delante de ellos había un lago, y en este lago unas nutrias nadaban y jugaban mientras pescaban. Los de Auriga Maris hablaron con ellas y les contaron que habían visto al Pájaro de fuego cruzar el lago en una dirección. No parecía ser peligroso, però sí la única zona que había para cruzar, dado que, a los lados, sólo se veían acantilados. La única precaución que parecía contar las nutrias era que no anduviesen cerca del légamo del fondo del lago. Ofelia se transformó en orca y los otros, cuyos cuerpos fueron aligerados, cruzaron sobre las tranquilas aguas hasta llegar al otro lado. Anwynn dio la voz de alarma a la espalda de Ofelia, pero ésta nada vio, y nada les sucedió allí.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Fa

Aquella zona era un bosque de altos árboles otoñales, cuyas hojas caídas alfombraban todo el suelo. Escucharon un fuerte ruido y un aullido inhumano mientras que algo se acercaba a ellos. Fuese lo que fuese una criatura inmensa se acercaba, arrancando árboles a su paso como si fuese simple hierba. Los de Auriga Maris se prepararon y un ser muy grande se les apareció ante ellos. Hablaron y les dijo que era un guardián del bosque, un leshy. Les contó que había visto al Pájaro de Fuego y que les guiaría, pero antes, adoptó un aspecto mucho más pequeño, como el de una persona. Les guió hasta un pinto del bosque profundo donde, sin más, desapareció, abandonándoles, perdidos en medio del bosque, con sólo las carcajadas del travieso leshy como compañía.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 T

Por suerte, supieron encontrar de nuevo el camino y alcanzaron un campo de habas. Allí había unas mujeres hablando, con azadas y aperos de labranza. Se trataba de las poleviky. Era un campo de habas inmenso y los seres femeninos no se extrañaron de su presencia. Luego de hablar con ellas, les convencieron para que les dejasen cruzar el campo y les aconsejaron que hablasen con los sídhe del otro lado. A cambio, Anwynn tuvo que yacer con ellas.



Al otro lado del gran campo de habas, un hermoso bosque se extendía entre turbulentos y bellos riachuelos. En no de estos encontraron a dos sídhe, hermosas y de noble aspecto. Les hablaron y, parecieron reconocer a Anwynn, negándose a hablar con él. Les explicaron que el Pájaro de Fuego era propiedad de un troll hechicero muy poderoso que vivía en un castillo y que les ayudarían a capturarle si, a cambio, les conseguían una espada que estaba sobre una columna de fuego allí cerca. De manera que los de Auriga Maris fueron allí a por la espada.



La columna de fuego se alzaba rugiente con un diámetro de ocho pasos y más de cien de altura. Ofelia hizo magia y transformó los brazos de Taumeoo en alas mientras que hacían más resistente al fuego, y subió sobre la columna, donde recuperó la espada y descendió, con algún problema. Sin embargo la tragedia se tejería cuando, al devolverle la forma original a los brazos del doctor feérico, el ala izquierda se transformó en piedra y se cayó, desprendiéndose de su cuerpo y quedando manco Taumeoo. Por suerte para él, no sintió dolor, y Ofelia prometió ayudarle cuando estuviese en su mano, a recuperar su brazo.



Regresaron con las sídhe, las cuales, procedieron a un pequeño ritual entre ellas, en la que una parecía nombrar dama a la otra y, luego, le dijeron a los de Auriga Maris que el Pájaro de Fuego era la mascota de aquel troll, llamado Dumbal. Dumbal era muy poderoso y peligroso y usaba los huevos del pájaro para hacer terribles fuegos, como los de la columna, lo que les hizo pensar que podría tratarse de vis, por lo que se plantearon cómo capturarle. Las sídhe les dijeron que podían dormir al troll, pero que, si intentaban cazar al Pájaro de Fuego, deberían tener cuidado, puesto que era capaz de huir a Arcadia en un pestañeo y que sólo el hierro impedía aquella huida. Las poleviky, en cuyas azadas habían visto hierro parecían ser la respuesta a aquel problema, y éstas aceptaron crear para ellos una jaula de hierro a cambio de una de las espadas de los grogs y una de sus cotas de malla. Así pues, armados con la jaula, entraron en el castillo del troll, que permanecía con la puerta abierta. El troll dormía, tal y como habían prometido las sídhe y, aunque vieron todo tipo de objetos maravillosos y tesoros, no tocaron nada, puesto que les habían advertido que, si tocaban cualquier cosa, salvo capturar al pájaro, el troll despertaría y les devoraría.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 S

Fue el Príncipe Ivan quien se encargó de capturar al Pájaro, usando la pluma hermosa que de él tenía. El ave, majestuosa y flameante como una bella hoguera emplumada, salió de su jaula de oro y entró en la de hierro tras la pluma y, una vez dentro, cerró la trampa, capturando a la maravillosa ave. También vieron a dos cerditos dormidos. Cuando, a sugerencia de los magos, Ivan pronunció los nombres de los dos cerditos, éstos les respondieron. Eran pues, sus hermanos, transformados en cerditos. Ivan les dijo que les siguieran y, sin tocar nada más, se marcharon del castillo. Las sídhe llamaron a unos lobos grises grande como bueyes y estos les dijeron que les llevarían volando por encima de todas aquellas misteriosas tierras, sin duda, un poderoso regio feérico hasta llegar al barco. Atravesaron el bosque, el campo de habas, la oscura floresta, el pantano malvado y la enmarañada selva hasta el mar. Misteriosamente, se llegaron a ver a sí mismos entrar en el bosque a la vez que salían de él y los lobos les dejaron sanos y salvos en el Týr.



Ivan Tsarevich les dio las gracias y les entregó la espada Kladenets, que es poderosa en el ataque y protege del fuego. Luego, subió con sus hermanos en la alfombra y marchó de allí volando en compañía del líder de los lobos grises hacia el este.



Por suerte, el barco, sin más incidentes, marchó hacia el norte y llegó a la Isla sanos y salvos con la espada y una nueva fuente de vis Ignem.


Anwynn ex Merinita.


La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Fir
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Missatge  dewydd ex miscelanea Ds Oct 30, 2010 3:49 pm

Violencia en el Njord.




La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 R

Esta es la tenebrosa historia de los sucesos a bordo del Njord en su viaje de regreso a la Isla, provenientes de Gran Bretaña.



Los ánimos en la nave, habían ido creciendo los últimos días. Había una tensión en el aire que se podía haber cortado con un cuchillo fácilmente y tanto la tripulación, los magos y el resto de los miembros de la nave, estaban tensos como la cuerda de un laúd.



Sin embargo aquella tensión llegó a su cenit en un momento en cual se estaban reuniendo los magos para comer junto con su nueva invitada, la señora Ignota de Lux Veritas. Esta mujer había subido a bordo en Gales, cuando se la presentaron a los magos sus sodales y aliados de Newloth. Ignota, una mujer que, una vez debió ser joven, tenía el rostro desfigurado de manera terrible y era ciega. Explicó que conocía peféctamente a Eudoxia ex Guernicus, la Quaesitor que había causado tantos problemas con su inquisitiva e injusta actitud hacia Auriga Maris por aquel asunto de William ex Bonisagus y el Espejo diabólico que había atrapado su alma. Ignota explicó que era enemiga de Eudoxia y que sentía un gran odio hacia aquella mujer, por lo que se ofrecía a ayudar a Auriga Maris por si ésta intentaba de nuevo perjudicarles. Pèrle le ofreció su protección y comenzó a viajar en el Njord. Ya en aquellos momentos había una cierta tensión entre el Flambeay y su amigo Dewydd ex Miscelanea. Pero aquella tensión fue in crescendo hasta que…



Ya en alta mar, camino de la Europa continental, reunidos en la sala de reuniones esperando la comida y a la esposa de Dewydd, el capitán del barco intentaba explicarles que había habido problemas serios entre la tripulación las últimas semanas. Los dos magos respondieron de mala manera y el capitán fue grosero e impertinente. Dewydd culpó a Pèrle de su falta de competencia a la hora de imponer la disciplina y comenzaron un mutuo lanzamiento de amenazas e insultos e incluso se retaron a certamen. El capitán, que había salido porque había escuchado discusiones, anduvo de nuevo a la cubierta, y volvió exclamando que habían colgado y asesinado a un marinero. Los magos salieron a cubierta y cuando uno de los marineros se mostró hostil con Dewydd éste le lanzó un hechizo, con tan mala fortuna que las consecuencias de éste afectaron a Pèrle, lanzándolo al mar. La discordia y el caos se habían adueñado del Njord, y, pese a su evidente demencia, Dewydd creó una soga que lanzó a Pèrle para que no se ahogase y éste regresó a bordo.



Había peleas y discusiones en toda la nave y ni marineros, ni turba ni oficiales respondían a órdenes. Pèrle y Dewydd volvieron a entrar en discusión diciéndose cosas terriblemente feas y acabaron en un Certamen que fue arduo y complejo para ambos hasta que el galés se derrumbó por la presión y cayó inconciente. Como había sido un Certamen de Perdo Animal, Pèrle destruyó las botas de Dewydd, dejándole inconciente y descalzo en la cubierta y se marchó a su sancta. Sin embargo, ni sus propios grogs parecían hacerle caso.




Varias horas después, Dewydd recuperó la conciencia. Su esposa y la esposa del segundo oficial de a bordo le habían recogido y llevado a su sanctum, pero fue a hablar con el capitán en su camarote cuando, para su horror, encontró a éste y al primer oficial, asesinados. Pese a su enfado e ira, no pudo más que ir a hablar con Pèrle quien le recibió con sus habituales excelentes galas. El galés y el Flambeau hablaron sobre la situación, y ambos comprendieron que algo extraño estaba pasando. Y, cuando salieron a cubierta, escucharon el grito de Ignota. Fueron bajo cubierta, esta vez a la zona de invitados y oficiales y encontraron que dos marineros habían intentado violar a ignota y a la niña que ésta usaba como guía. Por suerte, el escriba había oído los gritos y evitado una tragedia aún mayor. Preocupado por su esposa, Dewydd corrió a su sanctum, pero, para su fortuna, Daina estaba tranquilamente hablando con la esposa del segundo oficial, ajenas a todo aquel desastre. Por desgracia, los grogs de Dewydd y de Pèrle estaban gravemente heridos. Dewydd pidió que las mujeres les atendiesen y, en ese momento, se dio cuenta que no habían visto a Luca ex Mercere hacía horas. Temiendo por su seguridad y, como no respondía a las llamadas a la puerta de su sanctum, Dewydd, bajo el riesgo de su propia seguridad, entró y encontró a Luca en unas pésimas condiciones, como si un hacha le hubiese rajado todo el pecho. Pèrle llegó, se había retrasado al descubrir que alguien había saqueado su sanctum- y comprendieron que el asunto era terriblemente grave y que estaba escapando a su control completamente.




Regresaron a cubierta, y encontraron al segundo oficial – ahora capitán del Njord por defecto- poniendo orden a golpes con inmensa fuerza. Además, había lanzado los cuerpos de los muertos por la borda. A diferencia de los demás, este tipo parecía bastante sereno, pero poseído por una gran fuerza y crueldad. Decidieron hablar con la tripulación. Los reunieron en cubierta y Pèrle habló con ellos, pero varios estaban cada vez más tensos y enfadados hasta que notó que uno de los marineros se disponía a apuñalar a otro. Dewydd intentó detenerle, pero fue tarde y se cometió otro asesinato. Pèrle brilló con su magia como el propio sol. El “capitán” les habló y los marineros se calmaron un poco. Mientras, Pèrle fue a investigar los camarotes de los oficiales, pues ya comenzaba a sospechar del segundo oficial-, pero descubrió un inmenso incendio allí, que tuvo que apagar con su magia y este fuego fue de origen sobrenatural.



Pèrle tomó las riendas de la situación. Investigaron el origen de aquellos sucesos. Descubrieron que el “capitán” había subido a bordo en Hamburgo, en Primavera y había contraido matrimonio en Londres y, a partir de ese momento, fue cuando la tensión se había apoderado del barco. No fue difícil pensar que toda aquella ira y violencia tenía un origen malvado y que, quizás, un demonio estaba detrás de aquel asunto. Con la ayuda de Ignota, investigaron a la esposa, quien parecía ajena a aquel asunto. Pero Dewydd pensó un plan. Si había un demonio en el Njord, sin duda, sería resistente a un hechizo menor, y decidieron prepararse para investigar a todos los marineros de manera sutil. Primero hablaron con el traductor. Mientras Pèrle hablaba, Dewydd, sin palabras ni gestos, le cambiana los ojos de color al otro, así veían si un hechizo menor tenía efecto. Funcionó, ergo, no era quien buscaban.



El siguiente fue el “capitán”. Pèrle hablaba con él y Dewydd lanzó su hechizo, pero no funcionó. Volvió a repetirlo, y tampoco funcionó. El galés se puso muy nervioso y dio la alarma, pero el hombre, con una fuerza sobrehumana, le dio tal golpe que estuvo a punto de matarle. Pèrle le atravesó con su Lanza de Luz, pero el hombre no cayó muerto, sino que le golpeó horriblemente también a él. Luego, intentó rematarle, pero el Flambeau le esquivó mientras el herido Dewydd le intentaba golpear con su espada para separarle de Pèrle. Finalmente, el galés le encerró en un círculo de zarzas y el Pèrle le ramató. Pero donde había estado el “segundo oficial”, sólo quedaban unas piedras negras.



Estaba claro que aquel hombre era el origen de aquel mal, y que había enloquecido a los tripulantes del Njord, enfrentándoles a unos contra otros.



Volvieron a investigar a la esposa, por si podía aportar alguna pista, pero Daina e Ignota comprendieron que aquella pobre mujer, era ajena a la naturaleza malévola de su esposo y decidieron dejarla a bordo, puesto que el médico, el doctor D’Entry, era uno de los fallecidos y ella tenía dotes para la cura de las heridas.



Después de aquel asunto y aunque aún podía sentirse aquella ira en el aire, llegaron a Hamburgo, donde contrataron marineros antes de dirigirse a Malmö, donde contrataron más nórdicos para el Njord en substitución de las bajas tenidas. Los heridos, fallecieron irremediablemente, puesto que sus heridas estaban infectadas y sus cuerpos presentaron inmediatos signos de corrupción nada más morir. Este fue el destino de Luca ex Mercere, por quien nada pudieron hacer, desgraciadamente.



Pèrle y Dewydd hablaron sobre el incidente, ambos con gran preocupación. Una fuerza malvada, sin duda, diabólica, había intentado sembrar la discordia entre ellos y en la tripulación. Por fortuna, el orgullo es el origen del mal, pero también su punto débil y fuese quien fuese el ser infernal que estuviese detrás de todo aquello, había subestimado tanto la lealtad como la confianza y unidad de los magos frente al Gran Enemigo.




Y, además, ahora Auriga Maris estaba alertada de que las fuerzas oscuras tramaban algo contra ellos y permanecerían alerta.



Por suerte, el Njord llegó a la Isla antes de que las nieves cerrasen el mar si mayores percances.

Dewydd ab Glydwr ex Miscelanea. Cronista.
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Missatge  dewydd ex miscelanea Ds Oct 30, 2010 3:50 pm

Bergen, Hondelu y la Cruzada sueca.








La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Zombis+de+Hondelu

Faltaba menos de un mes para el final del otoño cuando el Odín y el Wulfzee llegaron a la ciudad de Bergen con la intención de conseguir reemplazar a los marineros y soldados perdidos en Marsella.

Mientras Baldr se quedaba en el interior del Odín porque, como exiliado de aquel reino, si ponía un pie en tierra, podrían capturarle y decapitarle, los demás buscaban los hombres para contratarlos, Louis Épelvier se marchó a ofrecer sus servicios al rey de Noruega, puesto que Bergen es la capital del reino y el señor Louis se dedicaba a la adivinación del futuro de los nobles y aristócratas de Europa. Samael y Knut se dedicaron a indagar por la ciudad, dado que el puerto parecía no tener ni marineros ni hombres de armas para contratar. Un judío que comerciaba en la ciudad les informó de que un abad del norte, había pagado una leva con varios barcos y muchos soldados. Por lo visto, según este judío, se preparaba una guerra privada en el norte de Noruega.

Por su parte, Louis se metió en un problema al tener audiencia con el rey. Haakon Haakonsson, un rey joven y muy celoso, preguntó a Louis por su futuro, concretamente, por si el Papa le iba a reconocer como rey de Noruega, dado que era un bastardo. Si bien Louis le dijo que sí, no pudo precisar y al pedir más tiempo, le metió en una celda para que “dispusiese de todo el tiempo que necesitase.

Samael y Knut regresaron al Odín con la intención de marchar cuando recibieron una visita del Jefe de la Guardia del rey. Haakon había indagado y descubierto que Louis había llegado en aquel barco y enviado a recabar informes. Cuando Samael ex Miscelanea reconoció que Louis era un tipo con ciertas aptitudes, el oficial se lo llevó a presencia del rey.

Haakon no fue demasiado amable, puesto que, después de preguntarle si conocía las habilidades de adivinar el futuro del señor Épelvier, le interrogó si él también podía hacer portentos. Samael, al responder afirmativamente, le metió en la misma celda que a Louis “para que se ayudasen mutuamente a descubrir el futuro del rey”.

Knut fue a hablar con el rey, para interceder por ellos, pero Samael y Louis ya habían trazado un plan para salir de allí y pidieron audiencia con el rey.

Haakon les recibió y Louis le dijo que, para demostrarle habilidades, le contaría algo de su pasado que sólo Haakon supiese. Pero Haakon mandó que preparasen a Samael para ser descuartizado por cuatro caballos, a modo de “motivación” para Louis. Así que, haciendo preguntas y con los cálculos, el señor Épelvier adivinó el primer regalo que le hizo su tutor, un medallón del Martillo de Thor. Aquello agradó a Haakon, quien repitió su pregunta inicial. Louis le reveló que el reconocimiento Papal, tardaría en llegar, pero que él no lo necesitaba si era capaz de conseguir el respaldo de los nobles y de la Iglesia de Noruega. A Haakon le resultó de agrado, puesto que ordenó que les liberasen y le pagó una bolsa con oro al francés, dejándoles marchar.

Después de aquello, y como no habían encontrado los marineros y soldados que necesitaban, decidieron ir al norte, al fiordo de Hondelu, donde se suponía que aquel abad había reclutado a tantos hombres, para ver si podrían conseguir contratar a algunos. Hondelu estaba a varios días de navegación, al norte y resultó ser un siniestro y profundo fiordo. Pero se volvió más siniestro al descubrir las aldeas vacías, abandonadas, con algún signo de lucha menor. También descubrieron que en una de las aldeas, habían quemado a dos personas en dos estacas. Cuando interrogaron a los espíritus, se les presentó un lobo, acompañado de un muchacho que parecía ausente de sí mismo. El lobo se transformó en una anciana y les dijo que aquellos dos que habían quemado eran sus hijos. Ella había sido una bruja en aquel fiordo, proporcionando curas, medicinas, ayudas y socorriendo a los que necesitaban su auxilio hasta que llegaron los del monasterio.

El primer abad se había mostrado amable y diplomático con ella, sin molestarla, aunque convirtiendo a los lugareños a la fe de Cristo. Pero la convivencia acabó cuando el primer abad falleció y fue substituido por otro, mucho más joven, rico y ambicioso. Este nuevo abad, Raimundo, había decidido acabar con cualquier rastro de la Antigua Fe en Hondelu, intentando atraer primero a la mujer y, luego, volviendo a los lugareños contra ella. Animó a los aldeanos a quemar a los hijos de la anciana por negarse a retractarse de su fe, pero aquello sólo atrajo la ira de la bruja. Ella, con todo su poder, lanzó una maldición sobre el fiordo, haciendo que se extendiese una enfermedad que causaba que los muertos se levantasen y acudiesen a sus órdenes.

Para demostrarlo, del bosque comenzaron a salir centenares de muertos vivientes, los que habían sido los habitantes de las aldeas y granjas de Hondelu y que ahora lanzaba como venganza definitiva contra el abad.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Zombis

Los de Auriga Maris fueron hacia el monasterio, donde se entrevistaron con el abad, un joven engreído e intolerante. Le convencieron de que iban a ayudarle y solicitaron una parte de la hueste que había reunido, que eran unos trescientos hombres de armas. Los enviaron al otro lado del fiordo y regresaron al monasterio cuando los no muertos comenzaban a acercarse. Amparándose en el miedo del abad, le hicieron salir por una puerta trasera y le llevaron al linde del bosque, donde le mataron. Habiendo muerto su enemigo, la bruja dio por acabada su venganza, dejando a los muertos descansar. Pero los guerreros se dedicaron al saqueo del monasterio.

Por su parte, convenciendo a los hombres de que el abad ya no precisaba sus servicios y que ellos les ofrecían un buen trabajo, se agenciaron de los hombres que necesitaban y abandonaron aquel siniestro fiordo lo más rápido posible.

Ya con los hombres que necesitaban y realizando sus últimas escalas, el Odín y el Njord alcanzaron la Isla. Para su sorpresa, la Isla estaba vacía. Lo primero que pasó por sus mentes fueron las abandonadas aldeas de Hondelu, pero pronto descubrieron que no tenía nada que ver con aquello. El único que había quedado allí, era el sacerdote que se ocupaba de la capilla que habían construido en una isla cercana para el culto de los cristianos. El hombre les explicó que, unos meses antes, cuatro barcos llenos de soldados procedentes del Oeste llegaron a la isla y, por lo visto, se llevaron a todos, saqueando los almacenes, el ganado y a todos los habitantes de allí. La cosecha de rábanos y nabos se había perdido prácticamente en su totalidad.

Con ayuda de Louis, se dirigieron hacia el este, a la Finlandia continental, puesto que hacia allí estaban las pistas de dónde habrían llevado a los miembros de la pequeña colonia de la Isla. Se encontraron con unos nativos, que se hacen llamar los saami. Estas gentes, muy atrasadas y primitivas, que vivían en chozas de pieles y criaban renos, les contaron que habían visto a la gente de la isla. Por lo que sabían, les habían obligado a unirse a la hueste de un señor sueco que había erigido un castillo y que les causaba constantes saqueos.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Cruzado+sueco

Los de Auriga Maris fueron a hablar con el señor del Castillo. Éste, un tal Olav Sverresson, decía que, conforme a la Bula de Cruzada, aquellas tierras pertenecían al Reino de Suecia por designación papal y que todos los habitantes de aquellas tierras que reclamaba como su feudo, estaban bajo su propiedad. Como no parecía entrar en razón, los de Auriga Maris trazaron un plan. Usando su magia, Samael hizo las veces de una voz celestial, conminándoles a liberar a los cristianos que habían esclavizados, a abandonar aquellas tierras y unirse a la cruzada verdadera, en el sur. Les advirtió de que, si no pasaba, llegarían diversas señales con cada amanecer. Como no se marcharon, a la mañana siguiente, Samael hizo que un rayo destruyese el pendón del castillo. Pero no se movieron, aunque el señor del castillo se acercó hasta la playa donde estaba el Odín y aceptó devolverle a los raptados, a los que dejó en libertad. Al segundo día hizo que la nieve que caía, se convirtiese en sangre, con lo que amaneció toda la nieve complétamente roja y siguió nevando sangre una hora, haciendo cundir el pánico a la hueste del señor. Aquella tarde hubo movimiento en el castillo y, poco después, llegaron el lugarteniente del señor, la esposa de éste y el capellán del castillo diciendo que, después de las señales celestiales que habían visto, marchaban de inmediato de allí. Contaron que, por negarse a permitirlo, habían tenido que matar al noble sueco y pagaron al Wulfzee para que les acercase al sur, a una de las colonias suecas a un par de días de camino en la costa finlandesa.

Los de Auriga Maris limpiaron el castillo y dejaron en el Baldr con parte de sus hombres y, con sus almacenes y colonos recuperados además de un botín considerable.
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Missatge  dewydd ex miscelanea Ds Oct 30, 2010 3:54 pm

Alberto de Riga y Tarbatu.






La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Bisbe+de+riga


Llegó de nuevo la primavera y, con ella, el deshielo del Golfo de Botnia, donde está la Isla de Auriga Maris. El nuevo año traía consigo novedades entre los magos. Samael ben Leví y Dewydd ahora habían sido nombrados magos de Pleno Derecho por los magos Fundadores.

Mientras que el Týr y el Njord ponían proa hacia occidente después de recoger víveres en Riga, pero el Odín y el Wulfzee se mantuvieron allí para asistir a una entrevista que habían acordado el año anterior con el Obispo Alberto de Riga. La ciudad estaba atestada de soldados y de caballeros de la Hermandad Livonia de la Espada.


El Obispo les recibió con prontitud y en la reunión les hizo una propuesta. Al parecer, Su Ilustrísima había hecho acuerdos con otros príncipes y con los burgueses de varias ciudades para la constitución de una serie de gremios de mercaderes en estas ciudades y asociarlos en un consorcio común. Este gremio, o hansa, como lo llamó Su Ilustrísima se beneficiaría de tasas más favorables, derechos en los puertos así como la financiación por parte del Obispo de instalaciones portuarias y almacenes para ayudar a la puesta en marcha de este consorcio de mercaderes. Él, por su parte, se iba a beneficiar de los impuestos indirectos de la mejora del comercio, mientras que los mercaderes saldrían beneficiados por las facilidades que iban a obtener en aquellas ciudades que se adhiriesen al acuerdo comercial.

Sin embargo, y en el caso de Auriga Maris, Su Ilustrísima quería una excepción en concreto. Sabía – sin duda, gracias a espías- que Auriga Maris no tenía óbice a trabajar y contratar paganos y, según dijo, los bálticos paganos del sur conocían esta reputación de Auriga Maris, de mercaderes no alineados con la Cruzada. Por eso y dado que los Caballeros Livonios de la Espada parecían preferír el uso de la fuerza al diálogo y el Obispo no podía recurrir a ellos para mediar con los paganos, quería que Auriga Maris le hiciese de intermediarios a la vez que realizaban sus actividades comerciales. Y como muestra de esto, Su Ilustrísima comenzó ofreciendo una misión muy concreta.
La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Pressa+de+castell

A lo largo del invierno, los livonios y otros pueblos, se habían alzado en armas, arrebatando dos fortalezas a los caballeros. Si bien éstos habían conseguido recuperar Fellin, una había permanecido en manos del enemigo, Tarbatu. Por lo visto, un ruso con setecientos mercenarios, había tomado la fortaleza y se había hecho fuerte allí. El Obispo quería que se hiciese una oferta en su nombre para que la abandonase.

Por la noche, cenaron juntos. Además de Su Ilustrísima, estaban presentes más personas de la Corte episcopal. El hermano del Obispo, la amante oficial de Su Ilustrísima, el Maestre de la Orden Livonia, Henri de Livonia - el cronista de la Cruzada- y dos caballeros castellanos, de la Orden de Calatrava, provenientes de Iberia. La cena transcurrió sin novedad.

Auriga Maris reflexionó sobre este asunto. Samael ex Miscelanea, Gordakus, Knut y Louís Épervier pensaron en sacar beneficio de ello, además de no hablar en nombre del Obispo para, de esa manera, ser mejor recibidos por aquel ruso y aceptaron. A la mañana siguiente, cuando quisieron aceptar la oferta, el monje llamado Henri de Livonia, el Cronista de Su Ilustrísima. Había recibido la orden del Obispo para que les acompañase, dado que quería tener a alguien de confianza en el mensaje. Sin embargo, aquello preocupó a los de Auriga Maris, no sólo porque su plan incluía que el soborno tuviese una parte de beneficio directo para ellos, sino que pensaban en la posiblidad de recurrir a lo sobrenatural si fuere necesario y con un hombre del Obispo entre ellos, sería imposible. Fueron a hablar con el Obispo y éste les explicó que había recibido informes extraños. Por lo visto, después de tomar Fellin, el ejército cruzado había ido a asaltar Tarbatu, pero, a los cinco días de asedio, el ejército se replegó y se escucharon todo tipo de rumores de sucesos sobrenaturales malvados. Y necesitaba que se le confirmasen o negasen aquellos rumores. Por fin consiguieron convencer que tenía personas de especial capacidad para temas así y con suficiente erudición, y Alberto retiró a Henri de Livonia de la expedición.

Después de cargar un par de carros y unas mulas, el Odín puso rumbo a Pernau, donde se quedó Samael a bordo del Odín y el resto desembarcó y se pusieron en camino con la escolta de Baldr y su hueste bajo la bandera verde de Auriga Maris. Al día siguiente llegaron a la fortaleza de Fellin, donde les recibió el capitán Gunter de Fellin un joven noble de aspecto agradable y actitud afable. Allí, para poder adentrarse en territorio no controlado por los caballeros y entenderse con los nativos livonios, contrataron a un guía que solía trabajar para los caballeros, un ruso llamado Tio Vanya, quien, acompañado por su hermano y un lobo, les hizo de guía. Knut se quedó todo el tiempo dentro del carro, pues los bosques grandes como los que recorrían le producían gran temor.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Tio+Vania

Siguieron hacia el este y en el camino encontraron a un grupo de livonios de aspecto salvaje. Exigían un pago, cosa que Gordakus aceptó, para evitar un combate y derramamiento de sangre. Y, por lo visto, los livonios se dieron por satisfechos, marchándose, aunque enviando a uno de ellos por el mismo camino que el grupo seguía, hacia Tarbatu.

Tarbatu resultó ser una fortaleza con el clásico aspecto de los castillos alemanes, y fueron interceptados por unos jinetes rusos. Tío Vania habló con ellos y acordaron una entrevista con Vyachko, el líder de los rusos que tenían la fortaleza, pero para su sorpresa, la entrada del castillo estaba flanqueada por gente empalada, caballeros y soldados germanos. Con desprecio al peligro, Knut, Louis, y Gordakus le piieron a Baldr que esperase fuera con su hueste y que, si al día siguiente no tenían noticias de ellos, se regresasen al Odín. Así que sólo estos tres y el guía ruso entraron al interior de Tarbatu.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Castell+de+tarbatu


Vyachko les recibió en una de las dos torres. Estaba rodeado por una gran cantidad de mercenarios, de aspecto cruel, más parecidos a bandidos que a soldados y llevaba un casco con una máscara de acero bruñido que le tapaba toda la cara, a forma de faz y sólo con los huecos de los ojos. Habló con voz profunda, preguntándoles el motivo de su visita y ofreciéndoles hospitalidad. Gordakus explicó que representaban a un consorcio comercial y que querían comprarle la fortaleza a cambio de plata. Le dijo que la guerra era mala para los negocios y que con aquella plata podría marcharse a conseguir más fortuna, pero en otro sitio. Vyachko respondió que aquella era ahora su fortaleza, que era el Príncipe de Tarbatu y que estaba dispuesto a empalar a todos los alemanes hasta expulsarlos de Terra Mariana, y que pondría la cabeza de Alberto de Riga en un cesto. Tras aquel gesto, les mostró en un cesto real, la cabeza del anterior comandante de Tarbatu, semi-descompuesta y comida por los gusanos.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Empalat

Gordakus, aunque impresionado por tamaño horror inhumano, le dijo si podrían volver a hablar al día siguiente, y Vyachko asintió, ofreciéndoles una planta de la otra torre, comida, bebida y hospitalidad para aquella noche.

Tras avisar a Baldr de que pasarían la noche allí, fueron a descansar. Así que, a la mañana siguiente volvieron a hablar. Vyachko, con la misma máscara cubriéndole la cara rechazó las ofertas y acuerdos solicitados por Gordakus y los demás y, de repente, hizo que prendiesen al señor Épervier. Unos soldados retuvieron a Knut mientras Gordakus quedaba atrás. Vyachko se acercó al señor Épervier y le miró a los ojos, pero algo sucedió, pues retiró la mirada con gesto de dolor. Aquello, fuese lo que fuese, le enfureció más, colocando su mano sobre el pecho del joven francés, lo que le causó un escalofrío. Luego repitió la operación con Knut y, por último, con Gordakus, a quien, además, y sin motivo aparente, le quemó el pecho… ¡con su propia mano! Como si ésta fuera un hierro al rojo. Luego les echó del castillo, bajo la amenaza de que les mataría si regresaban y con el mensaje a Alberto de Riga de que le mataría con sus propias manos.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Vyachko

Regresaron con Baldr, a quien tuvieron que ordenar el repliegue, pues insistía en asaltar aquella fortaleza sólo con sus hombres. Volvieron a Fellin, donde el joven capitán les volvió a dar refugio. Por lo visto, Herr Gunter von Fellin estaba al tanto de los pormenores de la misión. Allí ofrecieron a Tio Vania trabajo en Auriga Maris y aceptó, quedándose con ellos como explorador y guía. Luego, regresaron al Odín.


En el Odín, Samael no tardó en descubrir que lo que Vyachko había hecho al tocarles era algo similar a una maldición de origen diabólico, provocando con ello la atención de los demonios sobre los tres hombres. Les habló de exorcizarles de aquella magia satánica, pero iba a requerir tiempo y estudio por parte del mago judío. El señor Épervier explicó que había podido ver que, bajo la máscara, Vyachko tenía la cara quemada por completo, así como la propia mano.

Regresaron a Riga y hablaron con Su Ilustrísima. Le explicaron lo sucedido, incluido lo de aquella quemadura hecha con las manos. El Obispo parecía escéptico, pero a la vez, parecía confirmar los rumores escuchados a los soldados de la Orden Livonia. Dio un pago extra a Gordakus en reparación por aquella horrible marca y marcharon. Después, el Odín puso proa a Occidente, para visitar los principales puertos europeos antes de llegar a Marsella.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Vaixell+1

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Missatge  dewydd ex miscelanea Dt Nov 02, 2010 8:10 pm

Mistridge





La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Port




El Odín, con su escolta, el Wulfzee y el Estrella de Orleans, pusieron proa a Occidente. Gordakus anduvo recuperándose unos días de la herida del pecho y prosiguieron con sus negocios en los principales mercados del Norte de Europa. Como habían decidido llegar hasta Marsella, no se anduvieron con milongas y sólo se detuvieron en los principales puertos: Stettin, Rostock, Lübeck, Hamburgo, etc. Luego, sin problemas con los moros, cruzaron el estrecho de Gibraltar y después de más de dos meses de viajes, llegaron a Marsella a finales de la Primavera.


Mientras se dirigía el señor Épervier a Italia a buscar a Francisco de Asís para pedirle que le limpiase de la mácula de la malvada maldición de Vyachko, Baldr recibió los honores como caballero de San Eustaquio, iniciándose en esta reducida orden militar así como un látigo que sería azote de los diablos del mundo. Luego, fueron a la ciudad de Narbona, en la que desembarcaron para dirigirse tierra adentro. El Maestro Samael ex Miscelanea tenía asuntos importantes que tratar dado que siendo anteriormente de este Tribunal, el Provenzal, fue cuando se le hizo una Guerra de Magos a él y a su pater por parte de Damagus ex Tytalus. Damagus mató al pater de Samael, Ibrahim ex Miscelanea. Ahora quería llevar este asunto al Tribunal por varias irregularidades, entre ellas, que Damagus llegó a bordo del mismo barco que traía la carta que declaraba la Guerra de Magos, que ésta debería haber sido entregada por un Mercere o que Samael siquiera había oído hablar de Damagus, por lo que desconocía ningún motivo por el cual debiese ser víctima de una Guerra de Magos.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Cavalller

Con la escolta de Knut y Muh así como de Sieur Baldr, su lugarteniente Sven y cinco soldados, Samael y Gordakus fueron a la alianza de Bellaquín, que estaba en un castillo, donde fueron recibidos por una amiga y sodalis de Samael, Empelata de Jerbiton. Empelata y Samael habían sido dos aprendices en aquella alianza provenzal, años atrás y su vínculo de amistad se mantenía fuerte. Empelata y él hablaron y acordaron que había una alianza poderosa en el Tribunal que, quizás, podría defender los intereses de Samael, pues el ex Miscelanea judío no era conocedor de los asuntos de la política hermética y necesitaba consejo y defensa. Aquella alianza poderosa estaba a cierta distancia de allí, a los pies de las montañas que se llaman Los Pirineos, una alta y poderosa barrera que separaba la Península Ibérica del resto del continente. El nombre de esta alianza era Mistridge.

Con el préstamo y las indicaciones de la Alianza de Bellaquín, los de Auriga Maris se pusieron camino hacia la ciudad de Foix remontando el Río Ariege y atravesando un país hermoso y fértil. Foix resultó ser una ciudad grande, de casas agolpadas a los pies de una rocosa y alta colina sobre la que había un hermoso castillo de tres torres. Ya era casi de noche cuando llegaron allí y fueron al lugar que Empelata les había indicado como punto donde les indicarían bien como llegar a la Alianza de Mistridge: la Taberna del Barril Azul.

La taberna era un sitio limpio de techos bajos atendido por un hombre llamado Etiénne. Les dio de comer pero, al poco, un joven y sus amigotes entraron, con gestos descorteses y vulgares. Cuando vieron a Samael, le escupieron, teniendo en Sieur Baldr una rápida respuesta al darle tal bofetada que salió huyendo como un niño a las faldas de su madre, no sin antes amenazar al tabernero. Knut y Sieur Baldr fueron tras ellos, pues querían evitar que aquel matón hiciese daño al tabernero como viles y cobardes ratas. Si bien éste arrogante gamberro llamado Berenguer era primo del señor de la ciudad, tenía modos de palurdo y carácter de rata. Knut y Sieur Baldr le encontraron en otra taberna y, al entrar Samael, fue insultado por su aspecto judío, aunque callaron de golpe al ver la espada del noruego salir de su vaina. Le dejaron claro al arrogante pariente del Señor de Foix que no tolerarían que abusase del tabernero y que tampoco iba a permitir insultos o agresiones a Samael. Después de aquello, y demostrando aquella chusma no era más que un montón de escoria cobarde, marcharon a descansar.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Catalunya+nord

A la mañana siguiente, tuvieron otro problema cuando unos maleducados guardias de la puerta de la ciudad osaron exigirles un pago absurdo y exagerado por salir además de no mostrar el debido respeto. Los de Auriga Maris les pusieron en su sitio y, luego, salieron de allí. Los guardias no cobraron, al menos, no en monedas.

Atravesaron el paisaje montañoso y hermoso de aquella parte de la Corona de Aragón, al pie de los Pirineos y llegaron a un pueblo llamado Cariel, pasaron por un castillo llamado Lluch d’Auverre y, luego a otro pueblo más grande, de nombre Javielle. Desde allí se veía la alta torre donde estaba Mistridge.

En Javielle pasaron la noche y les dijeron que allí, en aquella torre, había astrólogos y sabios. Si bien, a la mañana siguiente, era sábado, por lo que Samael, que es de la fe de los judíos, no podía ir a la Torre y envió a Gordakus de Hamburgo, Knut y Sieur Baldr. Después de caminar por un sendero peligroso pero bien hecho (no con manos humanas), alcanzaron la torre de Mistridge. Hablaron con su autócrata y fueron recibidos amablemente, les dieron de comer y descanso y anunciaron la llegada de Samael al día siguiente.
La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Dibujo

Así fue como, con Baldr y Knut de guías, y con el resto de la escolta, llegó Samael ex Miscelanea a la torre de la alianza de Mistridge. Esta torre se elevaba muchos pasos de altura, al menos, setenta. Era cuadrada y, en sus vértices, terribles dragones vigilaban hacia las cuatro direcciones. Mistridge se alzaba sobre un altiplano de un monte, cortado a ras por manos no mundanas y la propia torre era toda de una sola pieza, que no de partes o de mampostería, sino que parecía un gigantesco trozo de roca labrado por completo.

Samael fue recibido por un mago, de gran barba blanca y aspecto maduro, pues aparentaba unos cincuenta inviernos. Su nombre, Grimgoth ex Jerbiton. Samael y Gromgoth hablaron sobre el asunto que había traído al ex Miscelanea a Mistridge. Grimgoth pareció interesado y anduvieron hablando sobre el tema largo y tendido. A cambio de su ayuda, le pidió que Samael, al pertenecer a una alianza itinerante, le encontrase una buena alianza a su aprendiz, a punto de finalizar el periodo de aprendizaje. Curiosamente, un gran sapo se presentó en medio de la conversación y, después de preguntarle a Grimgoth quienes eran (¡pues el sapo hablaba!) le dijo que quería hablar con ellos después y se fue. Una vez acordado el asunto, parecieron ambos satisfechos, puesto que Mistridge era una alianza de mucho peso y reputación, y eso era bueno para los intereses de Samael.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Sapu

La visita al sapo fue la visita a Clavius ex Criamon, pues el sapo, de nombre Wartzle, era su familiar, que es la mascota mágica de los magos. El Criamon era robusto, de barba espesa y rizada. No hablaba él, puesto que permanecía con la mirada fija, vacía y sin pestañear, sino que lo hacía el sapo, como si hablase a través del animal. Le dijo a Samael que sabía que Auriga Maris era una alianza itinerante, así que le pidió que, si encontraba en sus viajes libros de gran calidad de sabiduría árabe o del Mundo Antiguo, que estaba interesado en comprárselos por un precio justo. Al decirle Samael que no hablaba ni leía árabe, le dijo que estaba dispuesto a enseñarle si disponía del suficiente tiempo. Después de aquello, los de Auriga Maris se retiraron y regresaron a Narbona, donde reembarcaron.La Crónica de Auriga Maris  - Página 2 Dibujot

Después de navegar y comerciar por ciudades italianas, los barcos volvieron al norte de Europa - (salvo el Estrella d'Orleans, que quedó como nave comercial en el Golfo de León con base en Marsella), en concreto a Suecia, a su capital, Uppsala, donde se entrevistaron con Knut Holmgersson, co-regente del reino, puesto que el rey, Eric XI Eriksson, tenía sólo 8 años. El co-regente recibió a Samael, pero antes había estado allí el señor Épervier, ejerciendo sus labores de adivino. Había hablado con el regente y le había augurado de tal manera que propició la llegada de Samael y facilitó el terreno para la negociación. El co-regente Holmgersson acordó la cesión de las tierras por parte de la corona en usufructo al pago de cinco libras de plata anuales que recogería un recaudador real una vez al año, en verano. Mientras, el Wulfzee se había separado de la Flota y había ido a las Feroe donde Knut recogería la Fuente de Vis de allí.


Y con aquello, el viaje finalizó de manera satisfactoria ese año.
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